
1. Death Penalty (05:03)
2. R.T.V. (04:33)
3. Betrayed (03:33)
4. Nation over Nation (04:11)
5. Days of the Gun (05:32)
6. Cities in Flames (04:17)
7. Up from Zero (05:48)
8. Two-Faced (04:59)
9. Ich brauch' meinen Suff (Strassenjungs cover) (02:54)
10. Cyberworld (04:51)
11. Mainhattan (04:24)
12. Jimmy B. Bad (02:47)
La década de los 90’ fue una era oscura para el Thrash Metal. De entre las nuevas corrientes modistas y alternativas, fueron pocas las bandas elegidas para seguir enarbolando, cual olímpico, la llama del género, pues no muchas quedaron inmunes mientras se ahogaban en sus propios valles de lágrimas. A duras penas Alemania, nación con muchas de las más respetuosas y honorables bandas del universo thrasher, evitó la catástrofe. Kreator andaba en exploraciones góticas/alternativas; Sodom estaban de punk hasta el cuello; y Destruction… los de Schmier estaban más perdidos que Wally en el zoológico.
Tankard fueron diferentes a sus compañeros de armas teutones. En 1992 habían editado, por medio de Noise Records, uno de los mejores discos de su discografía, Stone Cold Sober, una de sus obras más agresivas. Dos años más tarde editarían su sexto disco de estudio, cuyo objetivo era, ni más ni menos, que aumentar las dosis de rudeza. Y vaya que lo consiguieron, pues así fue cómo nació el que es, de lejos, su álbum más serio y adulto hasta la fecha, Two-Faced.
Con éste estamos ante la emancipación de uno de los momentos más insólitos dentro de la carrera de Tankard. Se trata del episodio en que, por primera vez, Gerre y los suyos abandonarían su tono cómico y borrachuzo que tanto les caracterizó desde que editaran su demo Alcoholic Metal (1985). En Two-Faced se abandonan las juergas, la fiesta y la cerveza para ahondar en temas más acordes con los problemas que sufre nuestro mundo y su sociedad (temática por la que, en parte, nació la legendaria oleada de la Bay Area), abarcando desde el abusivo control de los medios, el dominio cibernético, la hipocresía, las guerras, el descontrol y la destrucción.
Ergo, Tankard no osará perder ese punto de acidez en sus letras. Sí, antes siempre venían aderezadas con ese toque cómico y satírico (de ahí nacen líricas para la posteridad como Tantrum, Open All Night o The Morning After), aunque también demostraron preocupación por temas más serios y oscuros, aspecto que podemos percibir en extractos de su discografía clásica como Help Yourself, Commandments o Jurisdiction.
Pero todo lo contenido en Two-Faced sería diferente. Aún así, cabe aclarar que este “cambio” en la temática tankardiana viene dado tan solo en cuanto a lírica y actitud se refiere. Musicalmente no hay cambio significativo con respecto a lo ya visto en álbumes como Chemical Invasion, The Meaning of Life o, más sobre todo, Stone Cold Sober . Es más, en su época habrán sido los más simpaticotes del cotarro, pero su música jamás estuvo tan alejada, en cuanto a rudeza, de otras propuestas como las de Kreator o Destruction (la de Sodom ya es otro nivel, hay que admitirlo).
Dicho esto, cuéntese en Two-Faced con unos Tankard que estaban en lo más alto del Thrash continental, en pleno estado de forma y decididos a dar tralla sin par.
Esto queda fuertemente argumentado desde las primeras tonadas de la jurídica Death Penalty, los Tankard tomando posesión de la pista con su característica musicalización y un Gerre de lo más fiero. Comenzamos fuerte, Metal directo a la yugular (posesión demoníaca incluida en minuto 3:13, o el efecto Sodom, como a mí me gusta denominarlo).
Más mordedores que nunca, pero véase cómo jamás perderán ese afán por las melodías pegadizas, tal y como se presencian en R.T.V. (apuntamos genuino redoble de batería por parte de Arnulf Tunn, uno de los mayores percusionistas que han pasado por Tankard), todo lo contrario que Betrayed, oscurota total, velocidad riffera anti-compasiva (prepara bien tu cuello, créeme, lo vas a necesitar).
Otra muy grande, Nation over Nation, una marcada de ritmo perfecta dada por la batería en pos de favorecer la ambientación de bajo del divino Thorwarth y ese dúo de hachas brutal conformado por Katzmann y Boulgaropoulos.
En citables, como Days of the Gun, se ofrecen reliquias que, por aquel entonces, representaban toda una novedad dentro de un disco de los alemanes. Esta, en particular, se trata de una deliciosa simbiosis entre Heavy, Thrash y Blues, un temple melódico y de semblante apaciguado y calmado, así como un rol poético y narrativo por parte de Gerre.
El ambiente se torna en un sísmico meteoro al explotar Cities in Flames, apocalipsis de riffs técnicos, grandes solos y griteríos del averno a la orden del día. Una preciosidad.
Por su parte, Up from Zero ya empieza a situar las bases compositivas de la banda que ya desarrollarían con la llegada del 2000, un tempo altamente marcado por los elementos rítmicos y un estribillo exaltado.
A su vera, el track titular, Two-Faced, representa el balance perfecto entre los Tankard noventeros y los clásicos de los 80’, destreza Chemical Invasion y sórdida rudeza estilo Stone Cold Sober unidas en absoluta armonía.
¡Ja! Ya se creían que Tankard nos iban a dejar sin su simpático gusto por el gamberro Punk. En la novena pista nos tocará un cover tributo a la banda de Rock Punk Strassenjungs, paisanos de Frankfurt, precisa versión de su aclamada Ich brauch' meinen Suff, antesala perfecta para las últimas fuerzas de la armada thrasher: Cyberworld (una auténtica taladradora poseída por el poderío de las guitarras y la batería, nunca abandonando las corales melodías), y Mainhattan (irónica y cruel, lírica e instrumentalmente hablando).
“Sexo, drogas y Rock ‘n’ Roll”, es lo que dice el mítico lema. Siguiendo el dogma, Tankard pretenderá que nos vayamos a casa bien contentos (y no menos doloridos), de lo cual se encargará el tema cierre, Jimmy B. Bad, Rock ‘n’ Roll, Hard Punk y Thrash Metal de un solo manjar que se pasa en unos dos veloces minutos.
Tankard no fallan, jamás (prefiero no contar el episódico The Tankard, por razones obvias, igualmente perdonables), y en Two-Faced demostraron que no les hacía falta ser los graciosos cachondos de turno para entrar en el estrado, lanzar un Thrash bélico, crítico e intimidante para, consiguientemente, salir con todos los laureles colgados y, encima, por la puerta alta.
Discazo para el recuerdo: portadón de primera (impagable el bifacético político trajeado, igualito que el clásico villano de Batman), un sonido y una producción impecables, por aquél entonces su punto más alto desde sus comienzos en 1984, tracklist de lujo… y cómo no, la última oportunidad de escuchar a dos de los integrantes de la formación clásica, Arnulf Tunn y Axel Katzmann, dentro de la formación alemana, ya que ambos dejarían la banda, el primero de ellos en 1993 justo después de grabar la batería del presente álbum, y el segundo en 1995 debido a una fuerte artritis.
Con este CD se cierra una puerta, y otra nueva se abre… pero ese es otro cantar de nuestra historia.
Queden otorgados cuatro buenos cuernos (8/10) para uno de mis discos favoritos del Thrash Metal de los 90’, disco nacido de la sombra de los Tankard más sombríos y temibles que puedas imaginar. De Reyes de la Cerveza a Reyes del Euro-Thrash.
Pero qué grandes son.
Gerre / Voz
Frank Thorwarth / Bajo
Axel Katzmann / Guitarra, coros
Andy Boulgaropoulos / Guitarra, coros
Arnulf Tunn / Batería
*Colaboraciones*
Harris Johns / Coros
Martin Eckert / Coros
Manuela Ruszczynski / Coros