Swans - Soundtracks for the Blind

Enviado por Kaleidoscope el Lun, 27/05/2019 - 06:58
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Primer Disco (Silver)
1. "Red Velvet Corridor" 3:04
2. "I Was a Prisoner in Your Skull" 6:39
3. "Helpless Child" 15:47
4. "Live Through Me" 2:32
5. "Yum-Yab Killers" 5:07
6. "The Beautiful Days" 7:49
7. "Volcano" 5:18
8. "Mellothumb" 2:46
9. "All Lined Up" 4:48
10. "Surrogate 2" 1:52
11. "How They Suffer" 5:52
12."Animus" 10:41
Segundo Disco (Copper)
1. "Red Velvet Wound" 2:02
2. "The Sound" 13:11
3. "Her Mouth Is Filled With Honey" 3:19
4. "Blood Section" 2:39
5. "Hypogirl" 2:44
6. "Minus Something" 4:14
7. "Empathy" 6:45
8. "I Love You This Much" 7:23
9. "YRP" 7:47
10. "Fan's Lament" 1:28
11. "Secret Friends" 3:08
12. "The Final Sacrifice" 10:27
13. "YRP 2" 2:09
14. "Surrogate Drone" 2:06

Disco completo

Adentrarse en las profundidades de la discografía de un grupo como Swans no es solo complicado, sino también críptico. Un grupo camaleónico que nunca dejó de mutar: empezaron como un grupo ruidoso con el legendario “Filth” siendo estandartes del surgente movimiento del “No Wave” (una especie de movimiento “anti-musical” que quería desafiar toda estructura o género preconcebido con su música) newyorkino, llegando a pasar por géneros tan variopintos como el Post-Punk, Industrial, noise, rock gótico o rock experimental y mucho más, pero al internalizar la música de Michael Gira y compañía uno se da cuenta que realmente son un grupo que va más allá de etiquetas o complacencias con respecto al público y el epítome de esto vino a ser su obra magna del 96, “Soundtracks for the Blind”, que vino a ser su canto de cisne y uno de los mayores logros de la música contemporánea.

Describir con palabras una obra como “Soundtracks for the Blind” es una tarea titánica y hasta imposible por la tónica de la obra. Es una experiencia, un viaje de sonidos, viejos recuerdos y fotografías perdidas en el tiempo que funcionan como una especie de collage que parece estar cohesionado como la historia de una vida, pero lo impresionante de este milagro musical es que, a pesar de ser una obra muy personal e íntima se adapta muy bien a cada oyente, creando una película sin imágenes en la cabeza con una habilidad que yo nunca antes había oído en ningún otro álbum.

Esta no es una obra de fácil digestión, estamos hablando de un monstruo de casi dos horas y media, pero es un trabajo que recompensa enormemente cada minuto que le inviertes y entre más se escucha más fascinante se vuelve, trayendo a la mente la pregunta de ¿Cómo fue posible esto?

Estamos ante una obra que no solo deconstruyó la definición de la música, sino que te hace cuestionar qué es música, una banda sonora que te hace cambiar incluso la percepción del mundo, que te abre los ojos y te hace ver que la música es algo que está en todas partes, en cada sonido cotidiano que aparentemente no tiene importancia, en cada soplido de viento, en cada conversación que tenemos y que solo hay que saber interpretar la música que nos brinda la vida. Obras como esta fueron las que hicieron darme cuenta que la música no se limita solo a una guitarra, bajo, batería, bajo y un teclado, que no todo se limita a un instrumento. Me da mucha rabia cuando se desprestigian ciertos géneros por no mantener una estructura convencional de hacer música (véase una banda corriente de toda la vida con instrumentistas y cantante) o que se reste el mérito de un artista porque hace música con muestras de sonido que, aparentemente, son ajenas a la música, pero señores...la música no está estancada, somos nosotros como oyentes los que nos estancamos muchas veces en el confort y con esto no quiero criticar a nadie en concreto porque cada quien es libre de pensar lo que quiera, pero pienso que la música puede ser mucho más y “Soundtracks for the Blind” es una prueba.

Menos mal que existen músicos como Michael Gira, que le importa un bledo la opinión de los demás a la hora de componer. Hay quién dice que Swans es un proyecto demasiado auto-indulgente y auto-referente, pero si no fuera por eso nada de lo que ha hecho esta “banda” hubiese sido posible. Ojalá hubiese más músicos como Michael Gira, que poco le importa si la gente está estancada en una zona de confort o no y que siquiera le importa ser escuchado o llegar a la fama. Swans es una muestra de que cuando se hacen las cosas por el mero placer y satisfacción de hacerlas bien y con cariño todo lo demás viene solo.

Entrando más en profundidad en el contenido que esconde este larga duración uno se da cuenta que en realidad es muy fácil perderse en él e inclusive es de sencilla comprensión si se le presta atención, pero entonces ¿Por qué es tan malditamente difícil describirlo? Yo creo que es porque es como un reflejo, una proyección de una vida y entender nuestras vidas es algo que hacemos, aparentemente, con naturalidad, pero pónganse a explicar todo lo que han sentido desde su niñez hasta ahora y verán cómo se complica verbalizar todo.

La grabación de este doble CD podría catalogarse como una odisea, pero eso es sencillamente quedarse corto porque lo que sucedió aquí es un milagro, a tal punto que ni siquiera los integrantes del grupo saben cómo fue posible darle forma a este titán ciclópeo. “Sountracks for the Blind” es el resultado de material de más de una década, un conglomerado de elementos que si quiera se podían pensar en aquel momento que podían formar algo coherente, lógico o musical, es el gran cierre de la era primeriza de Swans que dio paso a un hiato de 14 años, aquí hay de todo: momentos amargos, dulces, oscuros, melancólicos, esperanzadores y alegres. El disco es absurdamente variado, pero inexplicablemente se las arregla para nunca sonar fuera de lugar o siquiera mínimamente fragmentado. Hay un cuidado y un nivel de detalle que es complicado de comprender y habrá quién tilde de pretenciosa esta obra, pero yo les pregunto a esa gente ¿Acaso el mundo de los genios no está repleto de pretensión? Cuando la pretensión está bien canalizada es que nace la osadía, la innovación y la brillantez, es cuando surge el inconformismo y la inquietud de ir a más y más, y oyendo “Soundtracks for the Blind” se percibe eso; que aun con el resultado logrado se percibe, se huele que querían ir más y más lejos.

“Red Velvet Corridor” es como la primera vez que vemos la luz, la salida de aquella cueva oscura que es el útero y el paso por el túnel de la vida que es la vagina, lo primero que se nota al escuchar las melodías que abren el álbum y leer el título de la canción es que nada es gratuito puesto al azar. Los Swans demuestran tener una elocuencia con el sonido, con las texturas y la atmósfera mucho mayor que cualquier palabra: pulsantes ondas de sonidos invaden los oídos o con ellas los primeros destellos de luz de nuestra nueva vida, pero sin ignorar la aterradora incertidumbre que significa nacer.

Con “I Was A Prisoner in Your Skull” se desnuda la verdadera tónica del álbum. Acordes abrumadores, que parecen derretir la mente al transmitir tantas cosas simultáneamente dan paso a balbuceos que simulan las mil voces que nos atormentan a diario y una batería que parece eterna sin serlo nos inducen a una sensación de vértigo inefable. Seguidamente suena una extraña y misteriosa grabación del padre de una de las integrantes de la banda, Jarboe, el cual fue un agente del FBI, donde un criminal emite un discurso que es digno de estudio:

“Testing... one, two, three
Well... well fuck, haha
I mean, I just don't know what to say
I'm very glad to be here with you tonight
I'll be able to talk to you about some things...
That I know a great deal about
Everyone knows that you are fucked up
And everyone knows that I am fucked up
But, does everyone know
That you are more fucked up than me?
Well, I know that
And you know that
But our purpose is to tell everyone that
Take for instance the time
You went to the bathroom, to take a shower
You had soap, you had a towel, shampoo, washcloth, a brush
Everything was set
But you had to call me to come turn on the water for you
You didn't know where or how
That is one instance of how fucked up you are
A second instance of how fucked up you are:
You was going to cook you some breakfast
Well you went in there
And you put some toast in the toaster
Put a skillet on the stove, some grease in it
You got you some eggs out, some bacon
Poured you some orange juice and made you some coffee
Got some jelly and some butter, fried eggs, salt
Pepper, got the bacon on the grill...
Everything was fine -- except for one thing
You had to call me in there... to show you how to use a fork
Now a third instance, the way you're fucked up:
You got dressed, ready to go to school
Everything was fine. Went outside, got in your car
Key in the ignition
Except for one thing
You had to call me to come show you...”

El sujeto alega que aquel agente del FBI no dejaba de ser tan o más degenerado que él, que el hecho de que haya comida en su mesa implica la dependencia de la existencia de enfermos como él que hagan el “mal” cuando en realidad todos estamos corruptos, pero el verdadero mensaje está entre líneas: somos prisioneros de nuestra propia mente, muchas veces somos incapaces de ver más allá de nosotros mismos...

“Helpless Child” habla de la dependencia emocional, de la incapacidad de existir si no está esa persona de la que dependemos y que incluso esa dependencia en nuestros ojos es algo dulce, hermoso y bello, pero al final del cuento estamos siendo alimentados con gasolina para ser tristemente quedamos por dentro, como rezan las letras de la canción en la estrofa final. Es increíble la maestría de la metáfora que exhibe el grupo en las letras, pero después de todo eso no es lo más impresionante porque el dominio de la metáfora es todavía superior en lo instrumental gracias a esos ascendentes, bellos y majestuosos teclados con el contraste de la desesperada y moribunda batería de Bill Rieflen que parece ahogarse hasta la muerte sin ninguna posibilidad de salvación.

Canciones como “Yum-Yab Killers”, “Volcano” o “Hypogirl” demuestran que realmente aquí no existen los géneros, sino que prevalece el contar una historia sin hilo que puede ser interpretada a libre albedrío, pero que no por ello carece de una intensión o significado y llegar a ese punto medio es algo extremadamente difícil y que, en mi opinión, nunca se había hecho y ni se ha hecho mejor que “Soundtracks for the Blind”. Hablar del trío de canciones mencionado anteriormente que se encuentran repartidas en ambos discos, de "plata" y "cobre", implica hablar de una diversidad sonora que en un principio pudiera parecer absurda y que, de hecho, sobre el papel resulta absurda, siendo “Yum-Yab Killers” una grabación en vivo perdida de punk donde Jarboe se destroza la garganta gritando unas letras que vienen a ser una burla de los grupos de culto de rock que necesitan alimentarse de las alabanzas vacías de fanáticos que idolatran, endiosan e idealizan para seguir subsistiendo con una brillante metáfora que a simple vista parece referirse a comer bebés de una manera jocosa a la par que retorcida, mientras que canciones como “Volcano” exploran los rincones más carnales, instintivos y pasionales del humano con una especie de electrónica de baile que remite a un trance donde cada beat parece emular el pulso de un corazón, que late y late por pura inercia, como los actos impuros que realizamos que forman parte de nuestra naturaleza humana de la cual es imposible escapar, pero lo realmente impresionante es cómo logran perturbar y sonar tan aterradores con música que en otras manos o en otro contexto sería la banda sonora de una eufórica noche en una discoteca. Sin embargo, lo más sorprendente es que la cuestión termina por sonar más enferma y siniestra que la gran mayoría de grupos de metal extremo del planeta y con una voces femeninas por parte de Jarboe que suenan espeluznantemente angelicales, dando más mal cuerpo que cualquier gutural, grito o sollozo que se te ocurra. Por otra parte “Hypogirl” continúa la senda de “Yum-Yab Killers” con la enfermiza faceta desgañita gargantas de Jarboe, demostrando de una vez por todas su enorme papel en la banda, siendo prácticamente el segundo cerebro de esta travesía.

Y hablando de momentos oscuros, creo que muy poco se equipara a la sensación de vacío y desasosiego que genera la canción paradójicamente nombrada “The Beatiful Days” que viene a reflejar ese “todo está bien, es un bonito día” que nos decimos a nosotros mismos cuando las cosas están lejos de estar bien, es ese placer efímero que funciona como un parche mal puesto que no soluciona nada. Y es que si uno se mete en profundidad en la obra ve que su trasfondo es aterrador, pesimista y depresivo que no pretende pintar la vida como algo bonito de color rosa, pero tampoco lanza un mensaje vacío y nihilista que afirma que no vale la pena vivir, sino que nos demuestra que dentro de todo ese dolor, sufrimiento e incertidumbre es que nace la fascinación por la vida y que sin esa búsqueda de significado todo perdería el sentido de ser.

Llegados a este punto empieza a perder sentido la descripción detallada del álbum porque es una experiencia que cada quién debe ver, que cada quien debe interpretar porque, como lo dice su nombre: esto es una película sin imágenes donde nosotros debemos armar la trama. Como dije anteriormente, aquí hay una clara intensión, un claro mensaje mas eso no impide que la piel camaleónica de este “soundtrack” pueda cambiar a su antojo al color que le dé la gana, como una experiencia onírica a lo “Mulholland Drive”, pero llevando dicho concepto mucho más lejos, con una amplitud de miras sin paragón.

El discursito de “uno de los mejores discos de la historia” me lo ahorro, porque esto se escapa de cualquiera de esas banalidades, te hace replantearte a qué llamamos único, qué es verdaderamente único e irrepetible, porque las palabras “único e irrepetible” las usamos muchas veces sin comprender o darle el peso de su significado, pero es que en este caso particular, aun comprendiendo y dándole el peso adecuado a dichas palabras, se quedan cortas.

Son dos horas y medias que ni se sienten, que fluyen como el agua de un río y es algo que puedo afirmar con tranquilidad luego de haber escuchado el disco cientos y cientos de veces sin ningún atisbo de cansancio, sino todo lo contrario: una creciente fascinación que parece no tener final.

Las palabras no son adecuadas para explicar la banda sonora de los ciegos y esta reseña jamás hará justicia en siquiera describir lo que esconde este tesoro que cada día se encuentra más vigente, pero que quede como una muestra más de la pasión que suscitan Swans y una prueba de que la música tiene un poder incalculable que va más allá de lo concreto, de lo palpable o lo físico, cuestión por lo que la música es simplemente el arte superior por experiencia, una que es capaz de inspirar cualquier otro tipo de arte porque su inicio remonta en el primer llanto que da paso a la vida.

Porque al final este texto no deja de ser una pila de paja, pero la música ¡oh! la música es otra cosa.

Mínimo, una vez en tu vida tienes que escuchar “Soundtracks for the Blind”. Sé que no es un álbum que invite a todo el mundo por su duración y densidad, pero escucharlo, así como el sexo, es algo que se tiene que hacer antes de morir.

"Life Changing":

10.00

Michael Gira: voces, guitarras, samples, sonidos, loops, producción de todos los temas menos "Volcano"
Jarboe: voz, sonidos, loops, productora (en "Volcano")
Músicos adicionales:
Norman Westberg
Algis Kizys
Bill Rieflin
Christoph Hahn
Clinton Steele
Larry Lame
Músicos invitados:
Joe Goldring: guitarra eléctrica y bajo (en los temas 3, 5, 9, 12, 14, 19, 24 y 25)
Vudi: guitarra eléctrica y guitarra acústica (en los temas 3, 5, 9, 12, 14, 19, 24, and 25)
Larry Mullins: batería, percusiones, vibráfono (en los temas 3, 5, 9, 12, 14, 19, 24, and 25)
Cris Force: viola (en "Animus" y "YRP")
Personal adicional:
Billy Anderson: grabación y mezcla
Chris Griffin - mezcla, masterización y grabación
Martin Bisi: grabación y mezcla
Andy Ray: ingeniería de sonido en vivo de "Yum-Yab Killers", "I Love You This Much", "The Final Sacrifice" y "YRP 2"

Sello
Young God