Swans - The Seer

Enviado por MetalPriest el Lun, 01/10/2018 - 14:01
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CD 1:

1. Lunacy
2. Mother of the World
3. The Wolf
4. The Seer
5. The Seer Returns
6. 93 Ave. B Blues
7. The Daughter Brings the Water

CD 2:

1. Song for a Warrior
2. Avatar
3. A Piece of the Sky
4. The Apostate

Prosiguiendo con la intachable gesta del My Father Will Guie Me Up A Rope To The Sky (2010), Michael Gira y el resto de la banda, se metieron en el estudio un año más tarde. El camino se había re-abierto tras década y media, pero había que continuarlo, avanzar… y no se sabía exactamente hacia donde, pero sin lugar a dudas, se llegaría a un valle todavía más majestuoso y centelleante. A un lugar que… de estar narrado en las sagradas escrituras, seguramente de sus tierras manaría leche y miel.

Tras un ambicioso proceso de grabación (como de costumbre), añadiendo múltiples capas, instrumentos, sonidos y mezclas adecuadas, en el verano del 2012 salía The Seer a la luz. En la portada, un inquietante perro con sonrisa humana (el artista bromeó con Gira diciéndole que lo pintó con sus dientes), nos observa fijamente. Como el gato Cheshyre a Alicia cuando la encuentra perdida en el sendero, en Wonderland. No sabemos por qué, pero observando esta criatura parece que todo es más de lo que aparenta… y no se ustedes, pero yo siento un poder oculto tremendo en este artwork. Y cuanto más y más profundizo musicalmente en The Seer (disco sin fondo prácticamente, como casi todo lo que hacen Swans desde los noventas), más me doy cuenta de que mis corazonadas me estaban advirtiendo de algo real. The Seer es… sin duda un álbum poderoso; de momentos inolvidables… de sensaciones, de miasmas que nos retrotraen a ciertos recuerdos del pasado. Como a una infancia lejana aparentemente feliz y cálida pero con mucha oscuridad enterrada en el subconsciente. Una obra que a priori casi parece para niños debido a su sonoridad tan amable pero que… según va avanzando, demuestra que no lo es. Ni de puta coña lo es. The Seer es un álbum para mentes adultas que buscan sentir y viajar... dejarse llevar por los chamanes de lo impredecible. Lo mismo te hacen soltar lágrimas de alegría, como de amargura y ansiedad. Así son Swans. Y así es The Seer.

Es complicado condensar DOS HORAS de música, contenidas en once escasos tracks… lo mismo que enumerar constelaciones y estrellas famosas a un profano con la sola ayuda del índice señalando al cielo. Es así de problemático el asunto, pero… sí que hay cosas que decir, y aprovechando el símil con las estrellas, me gustaría traer a la memoria la opening del My Father, No Words / No Thoughts y su exquisita portada, aquel mensaje cuasi espacial, dando una sensación de infinidad, como una representación del espacio exterior ¿Me siguen? Pues creo que ese concepto, al menos musicalmente, sigue ahí en este álbum. En buena parte de la música, parece que estemos en medio del vacío más absoluto, con la imponente presencia de las estrellas, lejanas como ninguna mente es capaz de imaginar. Y para mí, la “mascota” de The Seer, simboliza eso. Porque muchos conocen su facha, pero no su trasero ni los remolinos de su lomo, como si envolviese el contenido de este sub-universo que es el álbum, musicalmente hablando… Parece que todo está dentro del animal mitológico, un poco como la teoría de que la tierra es plana y que va a los hombros de una tortuga espacial, ¿no? Menos absurdo… pero muuuucho más ambicioso.

Si tuviese que dejar todas estas pajas mentales metafóricas e interpretaciones personales (que esto parece un ensayo como los del significado del Monolito de “2001: Space Odyssey”), iría a lo más sencillo: empezar por el principio. Una de las primeras canciones de Swans que escuché (de hecho, creo que la primera), fue Lunacy, que precisamente, es la primera de este doble álbum. Si sólo pudiera describir esta obertura con una palabra, esa sería “enorme”. Muy en la onda de la comentada antes No Words / No Thoughts, solo que más brillante y dulce; llegando a ser hipnótica en cierto punto. Lunacy, al igual que el resto del artefacto, es una composición de detalles, copada de instrumentos, pinceladas y volumen. Uno de los mejores tracks de la banda (opinión de un servidor, claro). No voy a ser más concreto. Solamente escuchadla los que no la conozcáis, que sólo dura seis minutejos.

Mother Of The World por contraparte, nos sale más “molesta”, alargando un riff espasmódico con baterías esquizofrénicas y jadeos inquietantes. Cuesta encariñarse de esta hija de puta pero vale la pena darle un par de oportunidades, sobre todo porque su segunda mitad lo compensa sobradamente con su excelente break. También destacaría la dupla The Seer / The Seer Returns, siendo la primera una “sinfonía” de más de media hora llena de muros sonoros, texturas, atmósferas y pasajes que se van sucediendo con escasos momentos de cordura. Para entendernos: es uno de los primeros temas kilométricos de la “nueva etapa” de Swans, que seguirían vigentes en To Be Kind y todavía más en The Glowing Man y Deliquescence. Pesadísima esta “The Seer”, como una especie de viaje (con billete sólo de ida) hacia el trance. The Seer Returns, en cambio, va más a lo simple, haciendo uso de unos riffs más marciales, que parecen caminar de regreso “al pueblo”, con cierta arrogancia y mística (residual, muy deudora de la anterior pieza). De mis favoritas del álbum, por cierto.

También hay algún track que podría “etiquetarse” directamente como noise; temas como 93 Ave. B Blues o A Piece of the Sky (esta última solo parcialmente). También hay tras canciones más intimistas como Song for a Warrior, The Wolf o The Daughter Brings the Water, las tres bastante buenas aunque me decanto por esta última por su extrema oscuridad e inquietud. Luego está la épica Avatar, que parece una cabalgata que quiere (y consigue) echarse a volar. Muy evocadora, dinámica, fresca y sobre todo delicada en ejecución e instrumentación. Bella como el vuelo de un águila. Y por quedar… sólo queda por comentar la despedida del álbum que es The Apostate, la cual me parece una especial mezcla de post-rock, noise, tribal y un no-se-qué extra que no sería capaz de definir. Aunque… claro, ese no-se-qué podría extenderse a todo el metraje del Seer y no sólo a los más de veinte minutos de The Apostate de los que ahora hablaba.

Poco queda por comentar si lo que queremos es tener una crónica legible, yo añadiría como desenlace que The Seer es, definitivamente, el perfecto asentamiento entre el My Father Will Guide Me… y el To Be Kind. Muy similar a su sucesor del 2014… y bastante lejano de lo que vendría después con The Glowing Man, salvo por contados pasajes cuyo parecido es evidente. Son dos horas de desafío para nuestros oídos. Dos horas que pueden ser de placer o tortura dependiendo del nivel de comprensión de la obra y (sobre todo) del estilo de música que ejecutan Swans. ...Ya se sabe: los cisnes… son bonitos… pero pican, y te pueden destrozar el cráneo de un solo picotazo (fuera coñas). También apuntaría a los requisitos el compromiso, porque todo buen álbum necesita su compromiso ¿no? Que se le tome en serio, que se le den oportunidades, y obviamente, que se le preste atención. No se cómo lo tratará el resto de la gente a lo largo y ancho del mundo, pero yo desde el primer día lo hice con absoluto respeto.

En mi opinión, con este trabajo Gira y cía daban otro paso hacia el progreso musical… hacia la evolución de la banda. Y el tiempo confirma que la evolución es lógica y acertada. Este coloso insobornable (y relativo, según Einstein) ha puesto a este The Seer en su lugar, y opino que sigue estando en lo alto, al igual que cuando salió (hace años ya a lo tonto). Puntuación: Cinco cuernos. Un 9.5. Swans haciéndonos alucinar: Nada nuevo bajo el Sol… ¡Gracias a Dios!

Michael Gira: voz, guitarras, armónica, casio, sonidos y producción.
Christoph Hahn: lap steel guitar, guitarra eléctrica y voces adicionales.
Thor Harris: batería, percusión, campanas, dulcémele, vibráfono, piano, clarinete y violín.
Christopher Pravdica: bajo, voces adicionales y “incredible handshake”.
Phil Puleo: batería, percusión, dulcémele y voces adicionales.
Norman Westberg: guitarra eléctrica y voces adicionales.
Bill Rieflin: piano, órgano, guitarras, batería, percusión, casio, sintetizador, bajo, voces adicionales y “bird idea”.

Músicos de Estudio:

Karen O: voz en "Song for a Warrior".
Alan Sparhawk y Mimi Parker: voces en "Lunacy".
Jarboe: coros en "The Seer Returns" y "A Piece of the Sky". Collage de voces en "A Piece of the Sky”.
Seth Olinsky, Miles Seaton, y Dana Janssen: voces lejanas en "A Piece of the Sky".
Caleb Mulkerin y Colleen Kinsella: acordeón, voces adicionales, dulcémele, guitarra, piano y otros en "The Seer Returns".
Sean Mackowiak: mandolina (eléctrico y acústico) y clarinete.
Ben Frost: sonido de fuego (acústico y sintético) en "A Piece of the Sky".
Iain Graham: gaitas en "The Seer".
Bruce Lamont: trompetas en "The Seer".
Bob Rutman: violonchelo de acero en "The Seer".
Cassis Staudt: acordeón.
Eszter Balint: violín.
Jane Scarpantoni: violonchelo.
Kevin McMahon: batería adicional en "The Seer Returns" y "Avatar", guitarras adicionales en "Song for a Warrior" y "Avatar".
Bryce Goggin: piano en "Song for a Warrior".
Stefan Rocke: contrabajo en "The Seer".

Sello
Young God