Swans - The Gate

Enviado por MetalPriest el Jue, 01/10/2020 - 14:52
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Disco 1:
1. Frankie M.
2. A Little God in My Hands
3. Apost / Cloud of Unforming

Disco 2:
4. Just a Little Boy
5. Cloud of Forgetting
6. Bring the Sun / Black-Eyed Man
7. When Will I Return?
8. New Rhythm Thing
9. People Like Us
10. Red Rhythm Thing
11. Finally, Peace

¡TÚ!... ¡Sí, tú! Escúchame. Si nunca has oído a Swans y tienes curiosidad, por favor, quédate. Siéntate a leer y eventualmente a escuchar. Ponte cómodo. ¿Te sobra una hora? ¿Tal vez dos? Porque verás. Lo mismo no, ¿eh? Pero quizás… ¡quizás! Te estabas perdiendo algo gordo.

Si te gusta la música atmosférica… te interesan. Si te apasiona el Rock y sus vertientes más ambiciosas y experimentales… te interesan. Y. Por supuesto: Si te interesa sentir una sensación de trance cuasi-religioso conducido por cantos chamánicos, ritmos ritualísticos y barreras sonoras abrumadoras… Joder hermano. Entonces seguramente llego tarde porque seguro que has oído hablar seguro de Swans. Pero si no se da el caso, insisto en que te quedes y (por ejemplo) te pinches Frankie M y me sigas leyendo, PORQUE TE INTERESAN. Y, llegados a este momento, o mucho me equivoco, o ya te puedes ir figurando por donde van las coordenadas sonoras de estos tipos.

Ahora, entrando más en detalle me gustaría meteros en situación: Estamos en el momento más inspirado de la reunión de la banda: Swans acababan de cascarse el To Be Kind (2014) y poco antes los otros pepos que son The Seer (2012) y My Father Will Guide Me Up A Rope To The Sky (2010). Estaban girando en parte para promocionar y vender el To Be Kind… obvio. Pero sucede algo más. Que como llevaban haciendo desde la reunión (y desde siempre en realidad), en sus giras Swans ya te esbozan la música que va a conformar su siguiente trabajo. Y, dependiendo del estado de desarrollo del tour, puede que este factor resulte más o menos importante. El caso es que Swans estaban ya en un estado de composición muy avanzado con The Glowing Man, el álbum que para mí representa su cumbre compositiva desde su reunión. Lo que reúne este Live-album es, ni más ni menos que una recopilación de todo lo que habían tocado durante aquella gira que, eventualmente, acabaría conformando el álbum del Hombre Resplandeciente. Por supuesto, algo de To Be Kind llega a sonar, e incluso de The Seer… pero es una contribución escasa a lo que nos ofrecen Swans con este documento que se titula, lacónica y de manera bastante misteriosa, como The Gate. Salido en Octubre de 2015 bajo el propio sello de Michael Gira.

Swans siempre tuvieron unos directos igualmente importantes a sus trabajos de estudio, y ya no hablo del Live Album como tal, sino a su música EN VIVO. De hecho podría decirse que convergen de una manera muy orgánica sus canciones en vivo y en estudio. Tienden a no ser iguales y a evolucionar con el paso del tiempo, a veces incluso dan paso a canciones distintas… y a algo muy (insisto) orgánico, y auto-referencial. Pero pasa algo con este The Gate, y es que fotografía una etapa en la que ese monolito que es The Glowing Man, estaba todavía a medio-construir. Detalle que tal como está retratado sobre los márgenes de The Gate, lo convierte en un pequeño tesoro digno de coleccionismo.

Los conciertos de Swans no contienen fanfarronadas. Swans no se suben a un escenario para fanfarronear. No se enchufan los instrumentos para pedir aplausos ni por supuesto permiten al público interceder en su performance. Lo que escuchas aquí y ahora, es el directo de Swans. Tomado de cinco o seis shows distintos de dicha gira, eso sí. ¿Ya os mencioné el asunto de reunir el material tocado de The Glowing Man en ese tour, verdad? Pero no os preocupéis, que el viaje será movidito.

Querría diferenciar bien los dos discos que conforman The Gate, siendo el primero más mastodóntico con piezas como Frankie M (muchísimo mejor en directo que en estudio a mi parecer), y Apost / Cloud of Unforming (que mezcla The Apostate de The Seer con lo que vendría a ser Cloud Of Unknowing). Bestiales. Ambos titanes separados por la más asequible (aunque profundamente desquiciada) A Little God in My Hands. En mi opinión esta mitad pasa volando, siendo tres/cuatro canciones de desarrollos tan cojonudos y de dimensiones tan ciclópeas, difícilmente no se pasa volando. Simplemente te dejas envolver, y si te sobra imaginación (o no andas inspirado), te figuras a Michael Gira machacando la guitarra como un chamán en trance, mientras dirige la banda y les va indicando cuando entrar, frenar, cambiar de parte… toda una interpretación. Hay conciertos enteros de dicha gira rulando por Youtube (bien grabados) que retratan muy bien la esencia, y lo que contiene también, lógicamente, este The Gate.

Luego está el CD 2, que tiene más tela que cortar. No es algo tan “homogéneo” como el primero, sino que tiene dos partes diferenciadas: La primera parte, consiste en lo esperable, que es más Swans, pero los últimos… quince minutos de cedé recuerdan a Michael Gira cuando toca en solitario. Y digo esto porque toca solo. En este apartado me gustaría destacar When Will I Return? y, como epílogo para The Gate, por supuesto, Finally, Peace. Todas las piezas acústicas son esbozos de canciones que acabarían en el disco del 2016 (huelga decirlo a estas alturas).

Por otro lado no puedo irme sin hacer mención aparte de Bring the Sun / Black-Eyed Man. Me pareció cojonuda la inclusión de Bring The Sun ya que para mí es la mejor pieza del To Be Kind y además, me gustó que (esta vez) fuese sucedida por Black-Eyed Man (también llamada más acertadamente Black Hole Man) que, por otra parte, se convertiría en cuestión de meses en The Glowing Man, la canción homónima del álbum de 2016. Me parece sensacional el escuchar de una manera más humana las canciones de dichos álbumes, y descubrir que en algunos casos incluso suenan mejor que en estudio. Como puede ser aparte del ejemplo ya antes expuesto de Frankie M, el de Just A Little Boy del To Be Kind, que es precisamente la canción que abre este CD2 de The Gate. Creo que a esta clase de canciones… les favorece el ruido del directo, el ambiente tan ceremonial y solemne, contrastando con los estallidos sonoros, propiciados por Gira (guitarra), Hahn (lap Steel guitar), Pravdica (bajo) y Westberg (guitarra).

Creo que corro el riesgo de alargarme si entro más en detalle, así que concluyo con unas últimas reflexiones. En lo que a un servidor respecta, Swans son una banda que convierte cualquier material suyo en algo deseado por parte de sus fans, sobre todo ediciones como esta, que no queda muy claro que vayan a re-lanzarse jamás. Después de todo, así se estaban costeando la grabación de ya sabéis qué disco. Sea como sea, a lo que voy es que más allá del coleccionismo es un documento cojonudo, un claro ejemplo del directo de los cisnes: hermosos, violentos y carismáticos. Para aquellos que se pregunten no solo cómo suenan Swans, sino cómo serán sus directos.

Y aun así te voy a decir otra cosa más, mi anónimo amigo: Si alguna vez cambian las cosas y por casualidades de la vida tienes posibilidades a tu alcance de verlos en directo, y a pesar de todo lo que te he contado y mostrado, estoy seguro que te sorprenderán igualmente. Porque Swans siempre sorprenden con algo.

Sobre la puntuación… Objetivamente como documento musical… me parece que podría tener algunas canciones más del To Be Kind e incluir menos canciones acústicas, aunque me parece interesante y anecdótico. Por otro lado, es un documento tremendamente impactante. Como no paro de decir: un retrato de una etapa cojonuda e irrepetible en la carrera de Swans. Llena de inspiración, magia y personalidad. Siempre la personalidad de Michael Gira y su característico canto. Y hay un track-list más que interesante que apoya esta postura. Si hablase la pasión, esto del nueve y pico no baja, porque me hace sentir cosas que la inmensa mayoría de grupos no pueden si soñar con hacer a su público, ahora bien: por tener algún criterio y objetividad, pongamos simbólicamente un 8,75 y cuatro cuernos enormes (eso sí).

Michael Gira: voz y guitarras.
Christoph Hahn: guitarra y double lap steel guitar.
Thor Harris: batería, percusión, vibraciones, clarinete, melódica, violín y Gizmos.
Christopher Pravdica: bajo y Gizmos.
Phil Puleo: batería, dulcimer apache y Gizmos.
Norman Westberg: guitarras.

Sello
Young God