
1. Ievads
2. Kad Ūsiņš jāj
3. Gada īsākā nakts
4. Nakts debesu karakungs
5. Garais dancis
6. Pērkoņkalve
7. Migla, migla, rasa, rasa
8. Čūsku sieviete
9. Caur aizsaules vārtiem
10. Tumsā un salā
Una banda honesta y dedicada a lo suyo como Skyforger es siempre algo bonito de ver. Los letones han explorado las posibilidades temáticas de la cultura báltica y son considerados figuras culturales en su propio país. El Metal también es cultura, parece.
Pērkoņkalve, o Thunderforge en inglés, fue el tercer largo de los barbudos bálticos, y Es parte de ese viaje antropológico local en el que siempre ha estado sumergido la banda. Sus dos anteriores trabajos, los más que disfrutables Kauja Pie Saules y Latviešu Strēlnieki, se habían centrado en la guerra, la batalla, la sangre y el honor en dos escenarios tan diferentes como la Edad Media y la Primera Guerra Mundial.
Temáticamente, Pērkoņkalve parece alejarse de contiendas mundanas y centrar la cosa en la íntima relación de los letones medievales con su mitología. La verdad es que la música es bastante agresiva. Yo entiendo que era una época dura y tal, y que los dioses letones eran los que corresponden a un clima miserable. Seres amenazantes y cubiertos de pieles de oso, manejando martillos y yunques, como el de la portada de Thunderforge.
El señor barbudo que le da al yunque es el dios Perkunas, que es como Thor pero pluriempleado como patrón de las cosechas, ente primordial de la creación y más cosas. En Folter Records tardaron una edición entera (y las portadas de los dos discos anteriores) en ver las esvásticas que adornaban tanto al amigo Perkunas como el logo de la banda. Se negaron a reeditar el álbum y Skyforger se metió en otro follón, y ya hartos tomaron la decisión de modificar el logo del grupo.
Thunderforge se editó en 2003, en una época en la que el Pagan Metal tenía una salud excelente y llegaba poco a poco al mainstream, a la vez que limaba un poco sus asperezas más cacharreras. El disco va en esa dirección, combinando unas guitarras con poderío absoluto y una vuelta al protagonismo de las consabidas flautas, flautines, gaitas, campanillejas, coros solemnes y todo eso tan folk, que habían dejado aparcadas en Latviešu Strēlnieki.
La producción es apropiada, quizá las guitarras van un poco exageradas, pero es lo que tiene el Pagan Metal. Pese a perder de nuevo intensidad cacharrera respecto a Latviešu Strēlnieki (que a su vez la perdía respecto a Kauja pie Saules) no es un disco suave ni tranquilo, pero sí mejor estructurado que los dos anteriores y que se dejaba influir más por el Heavy clásico pesado y la moda de lo épico. Menos cada vez por el Viking original.
Este viraje de influencias es positivo para Skyforger, que con este trabajo centraron con fortuna su forma de trabajar y se hicieron más accesibles para un mayor número de gente. La voz se fija en un gruñido aparentemente comprensible para el que entienda letón, y así la interpretación gana expresividad y saca provecho de la cancha que le dan los riffs, más melódicos y largos que de costumbre. Los pasajes folk dan la calma necesaria a la densidad del conjunto. Bueno, Pagan Metal del de toda la vida y además bien hecho.
Destacaría varias cosas. Me gusta especialmente “Gada īsākā nakts”, que en mi opinión hila el trabajo de guitarra y la voz de una forma tan expresiva como los mejores Windir, y despliega un contraste de poderío y folk muy efectivo, también en su breve sección final de coros lisérgicos que consigue no sonar a banda del mirlitón.
Para enmarcar es el cambio de tercio que presenta el disco para sus tres últimas canciones, que casi sostendrían por sí mismas toda la paraeta. Con un rollito anticristiano, que para eso es Pagan Metal. “Čūsku sieviete” es un tema oscuro y contundente, con estupendos cortes ambientales y una selección canónica de tiempos y riffs, plagada de detalles y dramatismo en la línea vocal.
Lo cierto es que el tema anterior cambia el tono del disco por completo, pero hay una nueva vuelta de tuerca Pagan en “Caur aizsaules vārtiem“, que acaricia lo Prog, con una línea vocal en ocasiones enervante y de una expresividad hiriente que se mueve entre yermos de teclado ambiental y riffs a piñón de marcha fija.
Y redondea el trío final “Tumsā un salā”, que recupera el músculo épico pagano y viene a ser el banquete de Astérix que durante un tiempo finalizaba una buena cantidad de discos Pagan Metal. Es un tema excelente, lleno de nuevo de una expresividad que no es sencillo desarrollar, con otra interpretación vocal incansable y que se mueve entre un ambiente festivo y una mal disimulada agresividad.
Hay otras cosas en el disco que en mi opinión no han envejecido muy bien. El tema título, “Pērkoņkalve”, posee partes muy cerveceras, aunque hace un uso de efectos de sonido muy apropiado. Una canción instrumental como “Garais dancis” queda simpática, aunque quizá excesivamente larga para lo simpática que es.
Tenemos también una versión etérea de “Migla, migla, rasa, rasa”, un tema al que los letones le han sacado todo el jugo que han podido. Tras los cánticos clásicos a capella, la segunda parte eléctrica-folkie no parece aportar mucho y en general la cosa se queda a los pies de la versión contenida en Zobena Dziesma, un disco puramente folk que Skyforger publicaría el mismo 2003.
Con este trabajo, Skyforger daba un paso más en su excelente carrera musical abrazando sin complejos un Pagan Metal de manual, sin extrañas fusiones ni aderezos, pero que conseguían doblegar a su antojo. Siendo la tercera temática en tres discos, la marcha de menos del sonido evita que la propuesta se estanque y permite de nuevo que los letones adapten su estilo a una interpretación personal de, en este caso, la mitología báltica.
Como he señalado hay algunos puntos que no me parece que hayan envejecido bien, pero si lo pienso no hay muchos grupos de Folk y Pagan cuyos discos de aquellos años no parezcan una feria medieval soviética. Con todo, volver a Thunderforge me ha sorprendido gratamente tras un tiempo y, aunque no es mi preferido de Skyforger, reafirma mi idea de que es uno de los lanzamientos de Pagan más interesantes y bien ejecutados de los primeros 2000. Claro que pienso eso también de los dos primeros discos de los letones. Cuatro cuernos estables para el yunque de Perkunas.
Edgars "Zirgs": Bajo, Arpa de boca, gīga, coros
Pēteris "Peter": Voz, guitarras, kokle, gaita
Edgars "Mazais": Batería, percusión
Rihards Skudrītis: Guitarras, kokle, teclado, coros