
1. Jumping Jack Flash
2. You Got me Rocking
3. It´s Only Rock and Roll
4. Tumbling Dice
5. Angie
6. Like a Rolling Stone
7. Doom and Gloom
8. Out of Control
9. Honky Tonk Women
10. You Got the Silver
11. Can´t be Seen
12. Midnight Rambler
13. Miss You
14. Gimme Shelter
15. Start me Up
16. Symphaty for the Devil
17. Brown Sugar
Bis:
18. You Can´t Always get what you Want
19. Satisfaction
En el inicio de su biografía sobre los Rolling Stones, el autor Stephen Davis relata un encuentro en una terraza en Notting Hill con una señora de mediana edad que trabajó como secretaria del quinteto durante décadas. “No existe rechazo más duro que el de los Rolling Stones”, argumenta, explicando cómo, durante una época, el círculo íntimo que capitaneaban Jagger y Richards tenía tal fuerza e influencia en el Negocio que, aquellos que osaban desairarlos eran sistemáticamente dejados al margen por los poderes fácticos de la Industria, temerosa de disgustar a sus Majestades si tendía la mano a los árboles derribados en el bosque stoniano.
El paso del tiempo ha amansado a las fieras, y aquella altivez se ha transformado en generosa grandeza sobre el escenario, en fantasía capaz de lograr que 60.000 almas bailen en un recinto deportivo en éxtasis de felicidad, y lo que antes generaba rechazo ahora crea adicción, entusiasmo desmedido pero normal, ante una nueva oportunidad de disfrutar del directo, seguramente por última vez, de la banda de Rock and Roll más grande que ha existido y existirá jamás.
Que no hay nadie que les iguale, que se les acerque siquiera, lo sabemos todos. Que Jagger es el setentón más en forma del planeta, también. Y que sólo esta banda te permite escuchar tal cantidad de clásicos seguidos en un par de horas tampoco admite discusión. Ahora, que sean capaces de superarse con cada nueva gira a estas alturas, ya no lo teníamos tan claro.
Pero es que ayer volvió a planear en el ambiente esa sensación de que algo muy grande estaba ocurriendo. No fue una velada musical más al aire libre de las varias que tenemos la suerte de disfrutar por aquí año tras año. La presencia de viejos ángeles caídos y recuperados como Mick Taylor o Bobby Fuckin´ Keys, el empuje de Richards, el placer del reencuentro con esos dos personajes inimitables e irrepetibles que son Watts y Woody, el plantel de secundarios de lujo, las sorpresas en el repertorio, los detalles, -ese Mick con su gorra de ratero o la capa de plumas de hechicero voodoo transmiten más sensaciones que el atrezzo millonario y artificioso de tantas y tantas pseudo estrellas del Rock-, el privilegio, en definitiva, de tener delante a semejante elenco de músicos, que tan pronto llenaban el espacio de vibraciones del country más arcaico como del funk más bailón, pasando por el blues patibulario, el Pop, y por supuesto el mejor Rock and Roll que puede escuchar en directo el oído humano en la actualidad, no son experiencias que se vivan muy a menudo, y quienes tuvimos la suerte de presenciarlas anoche, tardaremos a buen seguro mucho tiempo en olvidar.
“Start me Up”, “Brown Sugar”, la misma “Satisfaction”, sirvieron para abrir sus anteriores visitas en los tours de finales de los 90, de celebración del 40 aniversario, o la más reciente en 2007. La elegida anoche fue “Jumpin´Jack Flash”, estallido de violencia sonora en su día, convertida hoy en un perfecto ejercicio para abrir fuego y meternos a todos de cabeza en el universo Stone con solo unos segundos de duración, los necesarios para que el mítico riff de entrada nos erice la piel.
Con la marchosa “You Got me Rockin´”, un hit menor de los 90, llega una de las primeras novedades respecto al set list de los tours anteriores. Que yo sepa no sonaba en vivo desde los días de “Bridges to Babylon”; no será la mejor canción del mundo pero nos mantiene a todos en una nube, en la que seguiremos según van cayendo las infalibles “It´s Only Rock and Roll”, “Tumbling Dice”, como siempre con su brillante sección de vientos y su sublime estribillo lleno de vacile sureño, y otra novedad: “Angie”, el tema más popular del maravilloso y con frecuencia maltratado “Goat´s Head Soup”, en la que escuchamos los primeros sonidos acústicos de la noche.
A estas alturas ya teníamos hecha de sobra una composición del lugar, y del estado de forma de los artistas. Mick pletórico, la voz genial, el carisma intacto, la intensidad inalcanzable. De Charlie y de Ron diría que menos protagonistas que de costumbre, hasta Taylor llamaría más la atención en sucesivos momentos del espectáculo, y Kiz…Bueno, Kiz, como dijo Truman Capote cuando tuvo que girar por encargo para escribir un artículo sobre la banda hace más de cuarenta años: “Qué vamos a decir de Kiz?”. Solo que dónde el remilgado autor de “In Cold Blood” encontraba motivos de queja ante el comportamiento destroyer e inadmisible de ese huracán humano pasado de revoluciones y siempre al borde del caos, nosotros hallamos asombro, estupefacción ante cada una de sus poses, esa anatomía de simio que luce desde hace años, que le hace parecer una marioneta si le ves de cerca, como me contó un amigo que presenció el show en primera fila.
Mira que habré visto vídeos del grupo tocando en directo shows completos en distintas épocas, pero ni en sus mejores tiempos, ni en el 73, 78, 82, 97-98 incluso, percibí con tanta claridad la supremacía, el liderazgo musical, la sinergia que genera y la energía que transmite esta bestia, el líder tirando incansable de todo el pelotón. Ya digo que a Ronnie le encontré especialmente discreto la mayor parte de la noche, no sé si estará siendo así cada fecha en esta gira, pero el despliegue escénico del viejo pirata, que aún conserva retazos de su imborrable aura de maldad, fue digno de situarse en la cima de lo más fabuloso que se ha visto en un concierto de Rock en este país.
Delirante el inicio de su aportación como frontman, tras las presentaciones por parte de Jagger de toda la banda, se adelantó por el pasillo central hacia las masas, con su impagable camisa verde de vuelos, dijo “Hola”, y mientras todo el mundo esperaba algún tipo de discurso se limitó a cantar “You Got the Silver” acompañado por Ron y Charlie, seguida de otro rescate del pasado, la gran “Can´t Be Seen”, uno de sus mejores temas propios, que nos teletransportó a los maravillosos días del “Steel Wheels Tour”, cuando a finales de los 80 la banda puso punto final a su periodo más oscuro, y asentó los cimientos de esta última etapa de una trayectoria que nos ha seguido haciendo tan felices.
Antes, habían sonado la anecdótica y prescindible “Doom and Gloom”, una estupenda “Out of Control”, la joya del disco de 1997, y dos de las canciones más grandes jamás escritas: El “Like a Rolling Stone” de Dylan, interpretado de forma exclusiva en Madrid, nos contó Jagger, a petición de los fans españoles en las redes sociales, y “Honky Tonk Women”, que provocó auténticos oleajes de brazos en alto dando palmas como no se han visto en ese estadio. Si hacemos caso a la versión de Tony Sánchez, el drug dealer de origen hispano que abasteció a sus Majestades en la primera etapa de su carrera, esta canción nació de una idea de piano que Mick y Keith habían soñado. Una tarde, mientras Sánchez habilitaba un local en el centro de Londres en el que pensaba abrir un club, los dos músicos comenzaron a tocar las notas del tema en el viejo piano de cola que ellos mismos habían ayudado a pintar en el garito, y de ahí salió otro de sus tesoros más legendarios.
Es la magia que se vivió anoche. Hacia 1968 estos dos tíos improvisaron un dibujo musical en un antro regentado por un camello en un sótano de Tottenham Court, en el corazón de una ciudad en que la escena musical estaba relacionada con el submundo de un hampa que tenía nombres y apellidos –y esto es algo que pueden confirmar los miembros de bandas como Pink Floyd o Led Zeppelin, que empezaban a despuntar en aquel tiempo y en aquel lugar-, y de ahí salió un temazo que anoche volvió locas de felicidad a unas masas que tienen sus propios problemas, pero que viven y se desenvuelven en un entorno y mentalidad a años luz de todo aquello.
No quiero cerrar el comentario sobre “Honky Tonk…” sin resaltar la labor del barbudo Chuck Leavell, el mejor sucesor posible de nuestro añorado Ian Stewart.
Mención aparte para la larguísima versión de “Midnight Rambler”, con Mick Taylor entrando literalmente a matar con su guitarra. Al principio le confundí con Bobby Keys, hasta esta mañana no me he percatado de a quién tuve delante, pero es que el cabrón está cascadísimo. Kiz y los demás habrán llevado una vida muy chunga, pero en el físico del rubio virtuoso de las seis cuerdas que un día sustituyera a Brian Jones se ven los estragos que causan la desilusión y el descuido. La desilusión de haberse sabido rechazado, un día, y como le dijera a Stephen Davis aquella secretaria, por los Rolling Stones.
“Midnight…” sonó brutal, con la banda jugando con los tiempos, y con ello con el pálpito de nuestro corazón, tan pronto ralentizando como lanzándose a la yugular, con la armónica de Mick Jagger escupiendo fuego, y con el mejor momento, hacia el final, de un Ron Wood que de golpe acaparó para si toda la atención que parecía haber querido evitar: Se marcó un punteo en el inicio del pasillo central, con el cuerpo encorvado sobre su guitarra, que por un momento le convirtió en el mayor de los guitar heros del Heavy Metal, como si la sangre de Glen Tipton, Ted Nugent o Angus Young hubiera inundado súbitamente sus venas.
Buen rollo con el golpeo funky del bajo de Darryl Jones en “Miss You”, una canción a la que reconozco su peculiaridad pero que nunca me ha entusiasmado, y el turno para la salvaje Lisa Fischer, que se metió a toda la grada en el bolsillo con sus alaridos en “Gimme Shelter”, la que es mi canción favorita de la mayor de las bandas de Rock habidas y por haber. Para qué decir más de los sentimientos que me produjo, y mira que no fue la mejor de las versiones que he escuchado de esta verdadera obra de arte hecha música en unos cuantos minutos.
Recta final con el puro delirio de “Start me Up”, la sensación de peligro y de estar metido en un rollo de santería chunga al estilo Mickey Rourke en “El Corazón del Ángel” que genera “Sympathy for the Devil”, y la también inmortal “Brown Sugar”. Momentazo cuando la banda se colocó en torno a Keith esperando, y él con la guitarra sobre sus rodillas de septuagenario dobladas marcó el comienzo de otro riff que es parte de la historia.
Para el bis, todo un coro de elegantes damas vestidas de negro a ambos lados del escenario que se lo pasaron en grande cantando con Mick “You Can´t Always get what you Want”, y el cierre con “Satisfaction”, otra proclama nacida en un momento de desencanto juvenil hace cincuenta años, que ahora ya “solo” sirve para hacer que decenas de miles de seres se vayan a casa con una sonrisa en la cara.
No sé, supongo que debería estar triste, porque parece difícil que volvamos a verlos, pero es que en 1990 leí una carta de un lector del Popu que se lamentaba de lo mismo, así que…
…Cierro con el capítulo de las dedicatorias, y como ninguno es Portallian no podéis acusarme de nada: A mis bellas acompañantes Mar y Ana –la quinta Stone-, que avanzada la función sentían la necesidad de sentarse, pero se levantaban una y otra vez, impulsadas por el resorte mágico del Rocanrol, cada vez que volvían a sonar los acordes de las canciones. A mi viejo colega Bas, compañero de andanzas en los tiempos de formación juvenil en el Metal, a quien llevaba sin ver 23 años, y por azares del destino reencontré hace algunos días, autor de la espléndida fotografía que encabeza estas líneas. Y por encima de todo a mi amigo y hermano Lobe, que tenía entrada para el evento, y unas duras circunstancias personales le impidieron asistir, aunque le tuvimos presente.
Va por vosotros, take care of the midnight rambler, and keep on rockin´!
Mick Jagger: Voz, Armónica, Guitarra
Keith Richards: Guitarra
Ron Wood: Guitarra
Charlie Watts: Batería
Junto a todos los músicos adicionales: Mick Taylor, Bobby Keys, Chuck Leavell, Darryl Jones, Lisa Fischer, etc.