
1. Cirrus Minor
2. The Nile Song
3. Crying Song
4. Up the Khyber
5. Green Is The Colour
6. Cymbaline
7. Party Sequence
8. Main Theme
9. Ibiza Bar
10. More Blues
11. Quicksilver
12. A Spanish Piece
13. Dramatic Theme
Una vez con Syd Barrett fuera del grupo, Pink Floyd se consagran definitivamente como el mágico cuarteto que enamoraría a sucesivas generaciones. Sin embargo, antes de que todo éso llegara, los británicos también adquirieron fama gracias a su participación musical en películas independientes de diversa índole. Éste disco es, en efecto, su segunda banda sonora, siendo The Committie la primera. El director franco-suizo Barbet Schroeder ofreció al grupo trabajar en la banda sonora de su primera película, More, estrenada en 1969, y que, a la postre, se convirtió en el tercer disco de estudio de los británicos y su primera banda sonora original.
La trama de la película, aunque no viene al caso, nos muestra las andanzas de un estudiante alemán con el nombre de Stefan quien, tras acabar sus estudios, lo manda todo al carajo y se marcha a París con un colega. Allí, se enamora perdidamente de Estela, una americana muy "ligera", y marcha con ella a Ibiza, donde ambos conviven en un ambiente paradisiaco en medio de toneladas de LSD y sexo desenfrenado. En suma, una cinta infumable producto de una época igualmente confusa.
A la hora de valorar una banda sonora original siempre tenemos el inconveniente de que, cuando la escuchamos, no estamos delante de la película que la acompaña, perdiéndose dicha efectividad. Y ésta no es ninguna excepción, aunque el buen hacer de Pink Floyd logra hacer que el resultado brille mucho más de lo esperado. Según recordaba Roger Waters, el director no quería simplemente una música de fondo que acompañase a la película: Schroeder quería que la banda sonora reflejase, exactamente, lo que estaba sucediendo en la película. Si una radio era encendida en el coche, por ejemplo, quería algo que saliera en ése momento, de inmediato, y que encajase en el contexto conjuntamente con aquello que se mostraba en pantalla.
En general, el disco está compuesto por baladas folk, lentas y psicodélicas, con mucha participación de los teclados lisérgicos de Rick Wright, que recuerdan mucho a las composiciones que desarrollaron junto a Syd Barrett en su debut. Pero también hay números instrumentales destacados que demuestran un lado inusual - y muy creativo - de los Floyd, como en la bella acústica de A Spanish Piece, protagonizada por un Gilmour eufórico a la guitarra clásica. Pero si hay algo que verdaderamente destaque dentro de este anodino conjunto musical son las piezas más duras y rockeras del disco, y posiblemente, de toda la carrera de Pink Floyd. Si señor, hablamos de los acedecianos trallazos de Ibiza Bar y Nile Song.
Poco puede decirse de Nile Song que no se haya dicho ya. Waters y Gilmour se reparten las tareas vocales a través de agresivos gritos y gruñidos en un tema, que de buenas a primeras, se presenta tan salvaje e incendiario como los éxtasis musicales de Jimi Hendrix en el escenario. Y francamente, no me extraña que esta canción sea una de las favoritas de fans y de cientos de músicos que le han rendido tributo. Allí están los mastuerzos de Canadá, Voivod, que también se adueñaron de Astronomy Domine. Y qué vamos a decir salvo que las bordaron de 'pe' a 'pa'.
Por lo demás, una banda sonora bastante irregular que, no obstante, logra brillar con fuerza gracias a los Pink Floyd más agresivos. Como en muchas otras ocasiones, sólo apto para completistas y curiosos que quieran aproximarse a otro lado de los Floyd más experimentales.
Roger Waters: Bajo, guitarra, bongos, gong, efectos diversos
David Gilmour: Voz, guitarras eléctricas, acústicas, "slide" y clásicas, bongos, efectos diversos
Richard Wright: Órganos Hammond y Farfisa, vibráfono, piano, bongos, coros
Nick Mason: Percusión, batería, bongos