
1. Third World Genocide
2. Price of Freedom
3. Human Wreckage
4. Living Hell
5. Whine and Cheese
6. Defiled Innocence
7. Exoskeletal
8. Discharged Reason
9. Fractured Minds
10. The Hockey Song
11. Eroded Liberty
12. Long Haired Asshole
13. Glenn's Song
Nuclear Assault fueron de esas formaciones, que nacidas al amparo de la movida Thrasher, y altamente influenciados por el sonido de bandas como Slayer, Metallica o Anthrax (de hecho, dos de sus miembros, el vocalista y guitarra, Jeff Connelly, y el bajista Dan Lilker, habían formado parte, en sus inicios, de la banda de Scott Ian), no pudieron amarrarse a las ligas de la primera división, pero si que lograron, y sin ningún tipo de dudas, alcanzar un estatus de culto, incluso desde los primeros pasos.
La furiosa amalgama metalera, sabiamente fusionada con el punk y el hardcore (en una onda Cro-Mags, Sacred Reich o D.R.I), entregaba, en cada disco de Nuclear Assault, un material tan afilado y cortante, como devastador. Trabajos como "Game Over", el excelente "Survive", el seminal "Handle with Care" (su obra maestra) o "Something Wicked", les hicieron compartir carretera y show con bandas del nivel de Savatage, Testament, Slayer, Onslaught, Acid Reign, Overkill, King Diamond, Kreator, Voivod, Anthrax o Celtic Frost. Momentos de oro para las audiencias más hambrientas de dolor y verdades como puños.
Estaba claro que en una escena, que cada vez demandaba más mensaje e ira (y por igual), unos músicos, de lo más concienciados políticamente, y con una rabia tremenda (por el caos social, la lucha de clases, los derechos de los trabajadores, los subterfugios políticos o la autocomplacéncia de la escena Metal) tenían material, a priori, de sobras, para hacerse oir. El Thrash Metal no solo consiste en gritar y lanzar riffs asesinos, no, el género demanda, por parte de sus creadores, un afilado mensaje, que tanto atonte a base de sonido, como despierte consciencias y haga pensar, almenos mínimamente. Es como aprender, pero a base de palos. Se suele decir que la letra, con sangre entra, pues bien, el Thrash, entra en tu cabeza, nunca para que te diviertas, sinó para joderte el dia, eso sí, con un martilleo, que hace que te guste lo que aprendes. Pocos como Nuclear Assault para ejercer de profesores de sociedad.
En los inicios de los noventa, la formación se hizo añicos (ya que el género parecía no interesar a nadie) y nada más se supo de una de las bandazas más auténticas, rabiosas y entrañables que el feudo metalero nos regaló. Nada más se supo, hasta 2003, claro está. "Alive Again", un disco en directo (y de retorno) nos estampaba la furia, de la que áun hacían gala éstos americanos, y el hambre, entre los fans de la formación, se volvía a intuir. En un momento de puro revival Thrash, era imposible que no volviesen a casa, los más ruidosos y cabreados de los Thrashers. Dos años después, la banda de John Connelly ya preparaba su nueva patada en los cojones.
"Third World Genocide" es la nueva ofrenda de los Assault, y con ése titulo, era imposible el tener una portada elegante y con flores. Una ilustración, con la calavera del "Survive" (o del "Alive Again"), y en un entorno llameante, ya nos muestra por donde van los tiros: aura revival (of course) y Thrash Metal hirviente. Esperemos que no esté hervido y sin sal, pues muchos compañeretes de generación, sólo volvieron para hacer menos de lo esperado. Nuclear Assault nunca fueron una banda al uso, así que fé tenemos. Vamos a darle candela al trabajito, a ver que coño nos depara.
"Third World Genocide", el tema-título, abre el fuego del disco a base de un baile de batería y bajo, para ir entrando poco a poco en faena riffera y candente. Un cierto tufo a Megadeth, que pronto muta en los Nuclear de siempre, eso sí, con un nuevo sonido, Groovie y denso. La voz de Connelly sigue rasgada y punzante, y a pesar de que los años han hecho (bastantes) estragos en sus cuerdas vocales, aún tiene madera de metalhead cabreado. Esperaba más de un primer tema, pero aún así, tiene momentos muy logrados. El aura del grupo, almenos tal y como la recordaba, se mantiene, más o menos, igual. Bien.
"Price of Freedom", arroja mucho aire metalero fuertote, pero con mucho deje clásico de los primeros ochenta. El poso melódico tiene su punto fuerte en el solo preciosista y "bluesy" que acota el tema. Desde luego, me pega más éste "Price of Freedom" para abrir el disquito. Me ha molado, si señor. Las guitarras están algo escondidas y quizás no tienen la fuerza suficiente, pero cumplen. Una espécie de tributo a los Metal Church del "Blessing in Disguise".
"Human Wreckage", "Living Hell" (con un estilo muy a lo "Critical Mass" de su "Handle With Care", pero sin esa pegada icónica) o "Whine and Cheese" (bizarro elemento punkie, desfasado y algo innecesario) siguen acotando parte del espíritu que convirtió a la banda en una de mis predilectas de la era. Se nota a Connelly en una leve baja forma y las guitarras siguen sin volarme las pelotas, pero me siguen molando los cabrones. No lo puedo evitar, esperé largamente el regreso de los "asaltantes nucleares".
"Defiled Innocence", una de las mejores composiciones del trabajo, destapa esencias diferentes, y a veces me vienen a la mente bandas como Rage, otras Metal Church, y a veces parece que W.A.S.P naciesen Thrashers y su "Headless Children" hubiese nacido en la Bay Area. Riff machacón y bateria omnipresente. Buen trallazo, sin duda. Nuevo himno para la colección.
"Exoskeletal", "Discharged Reason", "Fractured Minds", "The Hockey Song" (en onda M.O.D, con 14 segundos de duración), "Eroded Liberty" o "Long Haired Asshole" (tema country, que corta mucho el rollo, pero te recuerda que la banda no se toma siempre en serio), recuerdan, y mucho, a los mejores momentos de sus magnos "Game Over" o "Handle with Care", pero eso hacen únicamente: recordar. Los temas tienen el mismo caminar que las composiciones fieras de 1987 o 1989, pero sin esa intensidad descarnada, que eran tan Thrash como Punk, y te jodía enterito, como un chorro de buen ácido en el ojo. Nuclear han vuelto y eso siempre hay que celebrarlo, eso sí, no han vuelto ni mejores ni más fieros. Han vuelto algo más descafeinadetes.
"Glenn's Song", cierra el trabajo con un buen subidón adrenalítico. Ya que acabamos, almenos Connelly y Lilker nos dejan con un buen sabor de boca genial. Pizza musical con elementos de White Zombie, Anthrax (los de Bush), algo de onda industrial y mucho Groovie latente. Pieza maja, realmente. Los alaridos de Connelly ya no llegan tan alto, pero ahora da más miedo. Se le ve más jodido. Buen cierre. Espero que para la próxima calienten algo mejor los motores antes del despegue. Han habido demasiadas turbulencias.
3 cuernos (medios) para éste regreso esperado, almenos por el menda. Molón, pero mejorable. Muy mejorable.
John Connelly : Voz y Guitarra
Anthony Bramante : Guitarra
Eric Burke : Guitarra
Dan Lilker : Bajo
Glenn Evans : Batería