
01. Memento Mori
02. Checkmate
03. Gears
04. Reality Bath
05. New Colossal Hate
06. Resurrection Man
07. Poison Dream
08. Routes
09. Bloodshot Eyes
10. On The Hook
Veinte años de experiencia, buenos álbumes (unos mejores que otros) y una habilidad envidiable a la hora de tocar en vivo le han valido a Lamb of God para convertirse en uno de los nombres propios dentro de la escena de Metal contemporáneo. Nueve discos publicados, uno de ellos (el primero), bajo el nombre de Burn The Priest, y da la sensación de que los de Richmond, Virginia, siempre logran dibujarnos una sonrisa con cada lanzamiento, aunque obviamente haya obras más logradas que otras. En su panteón personal podemos hacer mención a obras como “Ashes Of The Wake” y “Sacrament”, en los que ese Metal con mezclas de Thrash y Groove que tanto les ha caracterizado está muy presente. Tampoco me gustaría dejar de mencionar los no menos logrados “Wrath” y el curioso y thrasher “VII: Sturm Und Drang”
Pues con la nueva década de este extraño Siglo XXI iniciada el grupo ha decidido reivindicarse como potencia indiscutible dentro del Metal actual lanzando un nuevo LP titulado “Lamb Of God” porque, tal y como dice el señor Randy Blythe, “poner solo nuestro nombre es una declaración. Esto es Lamb Of God. Aquí y ahora.” El caso es que los americanos están de vuelta por la puerta grande con una formación que se ve ligeramente alterada debido a la sorprendente salida de Chris Adler, confirmada oficialmente el 19 de julio de 2019, tras estar una gran cantidad de meses de baja debido a un accidente de motocicleta que bien pudo acabar costándole la vida. De esta manera su sustituto es Art Cruz, un músico que ha demostrado galones para suplir a todo un portento de los tambores como Adler durante la gira que el año pasado desarrollo el grupo con este ya en la formación, eso sí, bajo el rol de sustituto temporal de Chris.
Con semejante panorama la banda se completa con un cuarteto clásico como el que forman Randy Blythe, una de las voces más grandes en materia de Metal Extremo, un compositor y guitarrista absolutamente grandioso como Mark Morton y esa dupla siempre demoledora que conforman John Campbell al bajo y Willie Adler (ahora solo nos queda uno de los hermanos). El concepto de solidez por encima de cualquier tipo de virtuosismo individual volverá a primar en esta obra conformada por 10 canciones llenas de ira instrumental y, también, lírica ya que la banda expresará con especial ira, en gran parte de sus letras, su malestar con la clase política actual a escala mundial.
¡Con vuestro permiso paso ya a analizar cada canción de este esperadísimo lanzamiento!
Unos arpegios de ascendencia demoniaca y/u ocultista abren el álbum y un monstruoso tema como es “Memento Mori”. Pronto aparece Randy Blythe cantando con suavidad, como un cuentacuentos diabólico, eso de “By the darkest river, beneath the leafless trees...” hasta que, tras una serie de compases, el vocalista se viene arriba y grita a los cuatro vientos “WAKE UP!!!!!” y aparece la carrocería pesada de una banda absolutamente desmadrada que nos deja sin habla entre riffs, punteos y guturales de escándalo. El puente, excelente por cierto, solo es un anticipo del sencillo pero épico estribillo que Blythe grita como si no hubiera un maldito mañana. Lamb Of God no ha perdido la mala hostia que les ha caracterizado. ¡Qué apertura señores!
Y con el segundo número, “Checkmate”, las cosas siguen su cauce. La banda vuelve a envestir con un tema que vendría a resumir las dos décadas de carrera que llevan (podría incluirse en cualquier álbum previo) con una dosis añadida de energía y ferocidad. El riff principal es contagioso, así como la impecable dupla conformada por el puente (muy Pantera) y el estribillo o la presencia destacada de un convincente Art Cruz que revienta los parches de una manera similar a la del bueno de Chris Adler, aunque este haya negado que quiera imitar su estilo de tocar. Randy sigue estando en plena forma, por si alguien tenía dudas al respecto. Este fue el primer single que pudimos escuchar de este álbum y, a mi parecer, sirvió para crear buenas expectativas.
Proseguimos nuestro viaje por la locura con “Gears”, un tema 100% Lamb Of God que avanza con solidez y esa mala hostia impregnada en una magnánima distorsión hasta su poderoso final. Los americanos han venido a comerse el mundo con esta nueva entrega. Se desató el headbang mientras escribía este párrafo, lo prometo. Impresionante el breve instrumental sobre el que el bajo toma un protagonismo sobrenatural. Eso sí, al menos tras las primeras escuchas, la considero una de las “menos sorprendentes” de todo el álbum.
Y hablando del bajo...¡vaya papelón de Mr. Campbell en “Reality Bath”! Canción oscura con una especie de pared de sonido elevada sobre las guitarras, creando un efecto de fiereza mayor de lo habitual, lo cual es un decir tratándose de Lamb Of God. La canción avanza sin piedad, alternando instantes de velocidad thrasher (Art vuelve a clavarlo con el doble pedal) con otros más pesados donde las guitarras de Morton y Adler golpean y frenan cuando les viene en gana. Randy está sublime cambiando de registros (me encanta esa voz grave que saca en los instantes de aparente calma) para adaptarse a lo que sus compañeros le van proponiendo. Ojo al pedazo de intermedio que tiene esta canción, en la que las pulsaciones bajan unos segundos para volver a arremeter con ira contra nosotros. Un tema diferente y, a la vez, dentro de los cánones del grupo.
Curiosamente la primera vez que escuché “New Colossal Hate” no me terminó de convencer, y eso que era seguramente el más agresivo de los cuatro singles lanzados. Pero con el tiempo le he cogido mucho cariño a este misil de Thrash Metal que sirve como bautizo de fuego para un técnico Mr. Cruz tras los parches, quien muestra su sobrada valía para continuar con el legado que inició y dejó Chris. ¿Alguien puede decirle a Randy que si sigue cantando así sus cuerdas vocales van a salir disparadas de su boca y llegar al espacio exterior? ¡Cómo ruge el león! Tema mordedor, sin ningún amago de pausa durante toda su ejecución, que gana con las escuchas. El instrumental que nace en la parte intermedia, pese a su corta duración, es un deleite para cualquier metalero.
Y se viene un serio candidato a ser el “temazo” del disco. Tuve que asegurarme de que no había puesto un disco de Sepultura al escuchar “Resurrection Man” por primera vez debido a su inicio, pero pocos segundos después volví a sentir que tras mis auriculares estaba Lamb Of God sonando. La banda saca su faceta más pesada y apuesta por agredir al oyente con unas dosis de guitarras densas, mucha distorsión, un trasfondo melódico y un sobresaliente Randy que se desgarra la voz durante todo el tema, casi sin cambiar de registro. Y cuando pensabas que la canción no podía ofrecer más...pausa y comienza de nuevo el Thrash con armonías al más puro estilo Slayer...pero la cosa no termina ahí porque Art Cruz se compenetra con sus compañeros y se marcan uno de esos breakdown que dejan sin aliento a cualquiera.
“Poison Dream” cuenta con la colaboración de Jamey Jasta de HATEBREED. Tema punzante, como la voz de Blythe que enamora desde el primer riff que se saca de la barba el monumental Mark Morton. La intervención de Jasta tarda en llegar pero termina emergiendo y haciendo una dupla de lo más convincente con Randy. Gran solo con wah de Mark para rematar otro tema jodidamente bueno. No puedo dejar de destacar los coros que aparecen durante el puente y que aportan una mala leche al conjunto que roza lo sobrenatural.
“Routes” trae Thrash Metal de la vieja escuela, con altas dosis de speed y la gloriosa participación de una leyenda del género como es Chuck Billy (Testament), quien interviene de una manera sorprendente ya que adapta su voz a una tonalidad más melódica para no chocar con los rugidos de un soberbio Blythe (¡qué buenos son!). Lamb Of God sobrepasan de manera temeraria el límite de velocidad en una canción ardiente y que será reclamada por sus fans para futuros directos (me los imagino haciendo un mosh-pit con esta pieza). Morton vuelve a marcarse un solo para enmarcar, lleno de rabia y técnica.
En “Bloodshot Eyes” la banda parece jugar al despiste introduciendo instantes de demencia sonora con otros más pesados y lentos. Blythe saca la mayor cantidad de registros posibles llegando en dos ocasiones (contadas) a un tono suave y agudo que no le recordaba antes. La canción avanza como una montaña rusa, con instantes de ascensos y descensos en lo que a velocidad se refiere, pero con la constante ira sonora que les caracteriza.
Final apoteósico es el que nos trae el quinteto con “On The Hook”, una de mis favoritas de toda la obra si me permiten el detalle. La banda suena absolutamente desmadrada, sin intención de parar por un instante y rozando, por momentos, el caos de otro clásico como “Set To Fail” o cualquiera de aquel “Wrath”. Casi al final aparecen las guitarras limpias sobre una ardiente batería hasta que, de repente...¡OTRO BREAKDOWN!. Por si fuera poco, la letra es un canto de odio hacia los Estados Unidos y la financiación que el país liderado por el degenerado Donald Trump ha realizado a países con fines bélicos. Un final a la altura de lo que estos dioses han expuesto durante tres cuartos de hora.
Lo grande de este nuevo lanzamiento de Lamb Of God es el hecho de que no tiene un maldito tema que me deje con ganas de más. Claro que hay canciones mejores que otras, pero todas convencen sin un atisbo de duda. Los americanos vuelven a sus raíces más agresivas, esas que los hicieron eternos en “Sacrament”. Disco monumental que se gana una nota elevada.
Esto es Lamb Of God, bienvenidos a la auténtica locura convertida en música.
Randy Blythe: Voz
Mark Morton: Guitarras
Willie Adler: Guitarras
John Campbell: Bajo
Art Cruz: Batería
Colaboran
Chuck Billy: Segunda voz en "Routes"
Jamie Jasta_ Segunda voz en "Poison Dream"