King Crimson - In the Wake of Poseidon

Enviado por Cuericaeno el Sáb, 20/12/2008 - 17:40
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1. Peace - A Beginning (0:49)

2. Pictures Of A City incluyendo 42nd At Treadmill (8:03)

3. Cadence And Cascade (4:27)

4. In The Wake Of Poseidon incluyendo Libra's Theme (7:56)

5. Peace - A Theme (1:15)

6. Cat Food (4:54)

7. The Devil's Triangle (11:39):
a) Merday Morn
b) Hand Of Sceiron
c) Garden Of Worm

8. Peace - An End (1:53)

Siguiendo la bucólica estela de su álbum debut, King Crimson volvieron a proyectarnos otro horizonte de su mundo único, tras un cambio de plantilla en el que su líder, Robert Fripp, baja del barco al multiinstrumentista Ian McDonald y sube a bordo a Peter Giles como bajista, pasando Greg Lake a dejar el bajo para dedicarse íntegramente a la labor vocal de la que ya hizo buen uso en aquel grandioso In The Court Of The Crimson King, siendo sumado también al plantel el pianista Keith Tippett y Mel Collins para la sección de viento, que aparte de cubrir el puesto de la ya significativa flauta, Collins sería el que introdujera por primera vez el saxo en esta formación, instrumento que llegaría a ser muy importante en la banda, sobretodo para sus momentos más jazzísticos. Michael Giles seguía a la batería mientras que la labor del ya ex-miembro McDonald al melotrón la hacía suya Robert Fripp, alternándola con su natural misión de guitarrista.

Tal vaivén de músicos acabaría siendo el trasiego habitual en la carrera de esta banda, proponiéndonos esta vez entrar en medio de un más rico foso de orquesta, que nos rodearía de sinfonías de ensueño que regentan su propicio rincón entre el Cielo y el Infierno, dando vida a esa gran obra que abrió sus mágicos ’70, llamada In The Wake Of Poseidon

Como un ángel distante, a capella entra susurrante Greg Lake, trayéndonos el preludio Peace - A Beginning, un dulce cántico que tras su leve y breve esbozo de vida es aplastado por la titánica orquesta reptante de Pictures Of A City, una especie de 21st Century Schizoid Man algo menos oscuro y de dinámica más flexible, aunque no exento de una corpulencia y carácter que da respeto, donde la voz de Lake se asoma desde el interior del monstruo luciendo amplias solapas de cáusticas guitarras.

A partir del instante 3:29, la canción adopta un talante chulesco digno de destacar, abriéndose paso con un adictivo contoneo portador de una grosería y decadencia entrañables, capitaneada por una apabullante melodía de guitarra que de forma atropellada apelotona sus graves notas como si fueran bolas en un bombo de bingo, girando Fripp lentamente esa manivela imaginaria mientras el resto de instrumentos alumbran el sórdido bucle con lánguidos y agudos acentos, desembocando todo ese orquestado hervor de lodo en una estridente y vertiginosa escala que engarza corcheas de forma demencial (4:06), para luego el conjunto jugar con nosotros al escondite asomando y ocultando su música, tocando, callando y retomando con una sincronía pasmosa, como si todos los instrumentos sonaran a voluntad de una sola mente (4:25).

Tras ese cambiante escenario que visita diversos escaparates, tras esos ‘Retratos de una Ciudad’, entra el sosegado Cadence And Cascade, balada anfitriona de un ilustre invitado, Gordon Haskell, que sería la voz en este tema y posteriormente la del grupo, pudiéndolo escuchar en el siguiente trabajo de la banda, el enigmático Lizard.

Haskell pasea sereno por el vítreo jardín de arpegios, cantando con esa tesitura añeja que exhalaban los gramófonos de los años ‘30, con esa mágica línea de ”Caravan hotel, where the sequin spell fell” que siempre me embelesa por su suavidad y espectro tan evocadores. Los solos de flauta de Mel Collins nos traen en su revolotear el recuerdo de aquel disco con el que debutó la banda, pareciendo este tercer corte una bella secuela de aquel I Talk To The Wind. Un grato mantra para el espíritu.

Y para presentarnos el tema central y que bautiza a la obra, la banda no escatima en medios, rodeándonos de un inmenso decorado sonoro de gran majestad, proyectado por ese demoníaco órgano llamado melotrón que con esa magia negra que llamamos tecnología pareció liberar almas en pena de una orquesta que atrapó. In The Wake Of Poseidon se nos presenta tan enorme, solemne y bello como el mismo océano, sirviendo esa imponente sección de cuerda para arropar las emotivas líneas vocales de un pletórico Greg Lake, que entreteje magistralmente poder con ternura y recaptura el espíritu del inolvidable Epitaph, siendo erigido así otro monumento épico de la logia crimsoniana, la única que ostenta el secreto alquímico para transmutar el arte en milagro.

Tras el éxtasis apoteósico de ese despertar de Poseidón, llega el interludio Peace - A Theme, reproduciendo el posible acompañamiento musical del que hubiera gozado aquella voz solitaria del preludio, aquí traducido a arpegios por el maestro Fripp.

El jazzy y desenfadado Cat Food se agita festivo y cómplice, zambulléndonos en el vibrante y depravado ambiente de un tugurio de Jazz, donde las delirantes intervenciones de Keith Tippett nos hacen sentir como si ratones corretearan sobre las teclas del piano, acompañando al tono jocoso de Greg al micro, que no se corta en su hiperactivo optimismo para lanzar una carcajada furtiva en medio de su texto, poblado de trabalenguas que preceden a un más cálido y elegante estribillo, que remata en un divertido soniquete que juguetea con los tonos dando nombre a la pieza. Se siente subliminalmente el humo de los cigarros y el tintinear de las copas, sí, estamos dentro de ese club, y se está cómodo ahí.

Pero el acogedor ambiente es eclipsado por la inminente tormenta de The Devil’s Triangle, que hace crecer la tensión de la obra con un ritmo marcial que desde lo remoto trae poco a poco un tenebroso melotrón, que como una negra niebla va avanzando y espesando el ambiente con su oscuridad y suspense, con acordes que sobrecogen y desacogen. Esos acordes deformes siguen retorciéndose e interponiéndose unos sobre otros hasta reinar la confusión, pareciendo que ya estamos en pleno ojo del maelstrom, en pleno corazón de ese Triángulo de las Bermudas que Crimson quiere retratarnos con su música. Más adelante todo desemboca en una extraña jam session que entrelaza distintos sentimientos discordantes de comicidad y desasosiego, como esbozando una maléfica sonrisa que no sabes qué trama. En todo ese caos llega incluso a escucharse un breve fragmento del tema-título de su anterior obra, hasta que entre barridos de piano todo va quedando despejado para recibir al posludio Peace - An End, volviendo el cantante a capella, pero esta vez más cercano y sin reverb, mostrando más texto en un sublime ecuador donde es acompañado tenuemente por un sobrio coro y arpegios, hasta ir recuperando poco a poco la solitud y el reverb con los que contaba al inicio de la obra, como una entidad celestial que ya ha acabado su misión en la Tierra y se marcha por el mismo túnel de luz por el que entró, siendo la bonanza que despide la obra y nos salva de las horribles profundidades de la corte de Poseidón.

King Crimson logró algo que en un principio parecía imposible, que era hacer un álbum que estuviese a la altura de su gran debut. En mi opinión, este In The Wake Of Poseidon fue una digna sucesión de aquella estancia ‘en la corte del rey carmesí’, volviéndonos a decir quiénes mandaban en el género sinfónico del Rock. El genio Robert Fripp forzó la maquinaria de medios con la que contó en su época para romper las fronteras de la propia música, y en este siglo XXI aún no se ha experimentado un viaje mejor que el que en múltiples escalas, terrenales, celestiales e infernales, nos brindó este maestro de la música del siglo XX.

Del reino de Poseidón, aquí mi puñado de perlas como muestra:

Pictures Of A City

Cadence And Cascade

In The Wake Of Poseidon

Cat Food

Robert Fripp - Guitarra, melotrón
Greg Lake - Voz
Michael Giles - Batería
Peter Giles - Bajo
Keith Tippett - Piano
Mel Collins - Saxo, flauta
Gordon Haskell - Voz en Cadence And Cascade

Sello
Atlantic Records