
1. Moonshield
2. The Jester's Dance
3. Artifacts of the Black Rain
4. Graveland
5. Lord Hypnos
6. Dead Eternity
7. The Jester Race
8. December Flower
9. Wayfaerer
10. Dead God in Me
In Flames es básicamente un grupo de guitarras, o mejor dicho, de sublimes guitarras, tanto por el lado de los riffs como por el de los solos. Cualquier amante de este instrumento no tiene otra opción más que alucinar ante las estructuras, punteos y melodías que contienen discos como el que hoy nos convocan.
Si a esto le agregamos un vocalista extremo que no aturde ni fastidia, sino más bien que enaltece las composiciones, indefectiblemente estamos en presencia de una de las mejores bandas de Death Melódico y máximo exponente del "sonido Gothenburg". Como dije recién, la voz de In Flames le da un aguerrido toque extremo a las canciones, porque de no ser así estaríamos hablando lisa y llanamente de un poderosísimo disco de heavy metal, ya que desde el punto de vista musical o instrumental el sonido de In Flames está plagado de influencias provenientes de las bandas más clásicas de este rollo, siendo Iron Maiden un claro ejemplo. Después de todo, esto es lo que caracteriza al death melodico no? Poderozas guitarras dotadas de una gran armonía y melodía, que se complementan perfectamente con una voz gutural.
El disco engancha desde la inicial Moonshield, que posee una currada intro de guitarras acústicas, poderosos riffs, diversas y variadas melodías solistas, y demás sutilezas que la convierten en toda una master piece. Si Moonshield no fue suficiente para convencerlos del virtuosismo y talento que poseen estos hachas, pegadita nomás le sigue The Jester's Dance, otra panzada de técnica, calidad y por sobre todo, muchísima inspiración compositiva resumida en una breve instrumental de ´2:09.
De aquí en adelante al álbum se sucede en un impecable derroche de inolvidables trallazos que combinan caña y melodía en dosis compartidas, destacándose joyas como The Jester Race o Lord Hypnosis. Los que quieran apreciar las grandiosas melodías de In Flames y descanzar por un instante de los alaridos de Anders Fridén, pueden ir directo a Wayfaerer, segunda y nuevamente excelente instrumental del disco.
Tras escuchar esta magna obra que duda puede quedar respecto de la grandeza de In Flames, si aqui resulta más que evidente que estamos en presencia de una agrupación repleta de talento, originalidad, potencia, técnica y demás cualidades que le permitieron ganarse el respeto y admiración de gran parte de la escena metalera de los 90. Respeto y admiración adquirido sobre todo con sus primeros álbumes, como este notable The Jester Race o el siguiente Whoracle. Absolutamente Imprescindibles.
9 Astburys
Anders Fridén: Vocals
Jesper Strömblad: Guitar
Glenn Ljungström: Guitar
Johan Larsson: Gass
Björn Gelotte: Drums
4 años hace.
4 años hace que descubrí el que diría que es uno de los álbumes de mi vida. Y es normal que me acuerde de la fecha en que lo hice, aparte de porque me trae recuerdos, porque pocas cosas me han hecho sentir lo que The Jester Race. Huelga decir que me sigue pareciendo fresco a día de hoy como pocos.
Aunque mi historia con él es algo curiosa. No fue amor a primera escucha. Por aquél entonces, dentro del Death Melódico yo estaba loco por Arch Enemy (la etapa de Johan Liiva), y me daba un poco de rabia no ver lo que hacía tan grande a esta banda, que para muchos eran lo mejor que había parido esa escena. Algo tenía que haber, y joder que si lo había. Pero no fue con este, sino con Whoracle con el que me adentré en la obra de Jesper y compañía y me sirvió de puente para el otro. Me sonaba mejor, y es que una buena producción puede hacer que te enganches de primeras a un disco, y definitivente es importante para que nos llegue, pero solo con la maestría de los músicos (y no me refiero a puro virtuosismo) es que puede un disco enamorarnos. Y fue perseverando, con varias escuchas, picando este enlace y otro, así como el que no quiere la cosa, como el que no termina de adaptarse a lo que escucha pero intuye que algo de magia hay... Así fue como caí totalmente rendido a este cúmulo de emociones, a esa brutalidad mezclada con increíbles melodías de la forma en que solo pudo hacerlo, para un servidor, este disco. Al final incluso llegué a valorar mucho la producción, puede que no suene tan contundente como los posteriores, pero me parece perfecta tal y como está, con ese aire tan de los 90. Imposible saber las veces que lo habré escuchado, pero más impresionante es todavía que me siga llenando tanto.
Por cosas como December Flower es que amo nuestra música, y sinceramente, no me gusta Iron Maiden, ni el heavy metal de corte más clásico, pero que una generación de músicos de inquietudes eminentemente agresivas decidieran echar la vista atrás a ellos, a la melodía de los clásicos, incorporándola a su propuesta de esta forma, sobre el papel me parecía una cosa imposible de que saliera bien, una idea de locos vaya, pero en la práctica, me parece uno de la mejores momentos de la historia del metal.
Por eso me hace gracia que se tome a broma este movimiento, que sí, que muchas bandas cedieron y se bajaron los pantalones por la pasta (como en tantos otros géneros ha pasado, oye!) pero al César lo que es del César, el movimiento en su origen tenía propuestas, que podrán gustar o no, dependerá de los gustos de cada uno, pero lo que no se puede negar es que fueron todo un soplo de aire fresco para la escena. Ya quisieran muchas bandas tener la mitad del talento que tenían In Flames en 1996.