
1. Traspasa Mi Piel (Intro)
2. Bajo Control
3. Irresistible
4. Frascos Vacíos
5. Informe T-24
6. Casto
7. Oda al Líder
8. ¿Cuánto Vales Tú?
9. Caída Libre
10. El Lado Bueno de las Cosas Malas
11. Rosas y Gaviotas
12. Traspasa mi Piel
¿No habéis tenido alguna vez la sensación de estar escuchando algo tan grandioso que os creéis dichosos por haber tenido la suerte de tener en vuestras manos un determinado disco?.
¿Y a la vez tan atormentados por no saber si seréis capaces de transmitir a quien os lee la humilde reseña toda esa grandiosidad?. Pues señores, señoras, eso me ha ocurrido a mí a medida que iba escuchando, sintiendo y gozando el disco que os quiero presentar y cuya escucha ruego encarecidamente a todo aquel que ame la música. Ruego que se convertirá en favor que me agradeceréis cuando pongáis vuestra atención en... "Quien tenga algo que decir... que calle para siempre".
Formados en el año 2004 en Castellón, sus primeras idas y venidas fueron a base de interpretar versiones hasta que en el año 2012 muestran al mundo su debut discográfico, un excelente "El circo de la tierra", con éxito rotundo fuera de nuestras fronteras siendo incluso editado en Japón, y en el que ya mostraban la amalgama de sonidos que nacían de las mentes de estos seis tíos, una fusión entre rock progresivo, jazz, soul, opereta, música circense, metal y no se cuentas cosas más, todo ello con una destreza y una calidad que ya nos dejaron a muchos con la boca abierta.
Ahora, en 2014, acaban de sacar a la luz este soberbio "Quien tenga algo que decir... que calle para siempre", en el que no esperéis encontrar una etiqueta, ni una comparación a una banda concreta, porque desde Deep Purple, hasta Dream Theater, pasando por Queen, Asia, incluso me atrevería a mencionar a Abba y todo el mundo de los musicales de Broadway, incluso las óperas rock de The Who o Génesis; y si, ya se que lo que digo es mucho, pero es que Dry River me tienen alucinado. Llámame "exagerao"... pero antes escucha el puto disco, tío!.
Tras una intro a piano en la que te impetran
“…Dame de beber, la melodía de tus palabras y emocióname,
hazme estremecer, traspasa mi piel…”
lo que ellos al fin y al cabo te van dando a través del disco (ya lo entenderéis), nos encontramos con la primera joya de las once (aunque hasta la intro es una pasada). Se trata de "Bajo control", en la que el tufillo a Deep Purple es más que evidente en sus primeros compases, con el teclado de Martí Bellmunt al más puro estilo John Lord para después ir adentrándonos en más de seis minutos de progresivismo hardrockero, grandes coros, buen hacer de su cantante, Ángel Belinchón y en general un tema curradísimo que te deja con ganas de más, mucho más.
"Irresistible", con desarrollos más funkies transmite toda la alegría del mundo, estoy escuchándola mientras escribo, y se me va el pie y la cabecilla porque es magnífica, progresiva, con el apunte a modo de coro como si de Barry White se tratase, la canción va creciendo y creciendo apoyada en los teclados y con un estribillo que te transmite eso, alegría, felicidad. Por su parte "Frascos vacíos" es una ejercicio de metal progresivo con ciertas partes sinfónicas que en las que interviene algún violín, incluso adivino alguna flauta... precioso.
Para "Informe T-24" la banda ha contado con la magnífica colaboración de Julio Castejón, el mítico cantante y guitarra de los no menos míticos Asfalto, creando un tema de rock progresivo que va creciendo entre las limpias voces de Ángel y el propio Julio, uniendo ambas gargantas de forma ejemplarizante en un coreable estribillo y creando un tema pomposo, no exento de un bien ejecutado solo de guitarra y la fuerza controlada de una base rítmica que en este tema, como en todo el disco, se muestra compacta a la vez que sutil.
" Casto", aire a Queen, con coros "celestiales" bien sujetados por pequeños interludios de guitarra y de teclados, tal vez uno de los temas más "teatrales", donde Ángel llega más alto que en ninguna otra canción. Medio tiempo excelente al que sigue "Oda al líder", donde la prosopopeya de los coros, seguidos de discursos con megáfonos, todo ello apoyado en la tremenda base conformada por David Mascaró y Pedro Corral nos anuncian en apenas minuto y cincuenta segundos otro tema de los que pone el vello como escarpias, "¿Cuanto vales tú?, seis minutos y medio de puro metal progresivo, con algún atisbo de guturales, con cambios de ritmo constantes, teclados brutales, interludios "funkies", trompetas, algo de ska... finalizando con una interpretación libre de "Paquito el Chocolatero" (canción popular valenciana) con rollo progresivo, y ya no se qué hacer, si continuar tecleando o dejar de escribir y pinchar otra vez esta puta obra maestra!!. Lo voy a hacer... ahora vuelvo.
Bueno... tras el orgasmo musical llega "Caída libre", bella, espiritual, Ángel acompañado de una guitarra acústica nos muestran su lado más romántico, se va uniendo el piano de Martí, haciendo crecer el tema hasta cotas insospechables, para dar entrada a la guitarra esta vez "enchufada" que nos brinda un enorme solo.
"El lado bueno de las cosas malas", que en ocasiones me recuerda a Survivor, con unos arreglos perfectos, se presta al lucimiento de Martí y sus teclas, aunque sería injusto no hacer notar que todos los músicos de esta banda son enormes, pues, el resultado final del tema te llena el espíritu, el alma, joder!! qué forma de transmitir sensaciones!!, con esa parte final en el que mezclan ritmos de acústicas con más progresividad, aderezado con la magnífica voz de su buen cantante.
"Rosas y gaviotas", una balada, nuevamente con acústicas desde el principio dedicada a ... los políticos!!, con dos cojones!, demostrando que son diferentes, que son únicos, cantando verdades como puños en contra de los que dicen gobernarnos para robarnos hasta el último puto euro. Pero no es solo una balada, son trece minutos de continuos órdagos musicales, con constantes cambios de ritmo a medida que el minutaje del tema va pasando, coño... si es que hay que escuchar este tema en el que hasta incluyen una parte épica en la que escogen las más granadas frases de los más infames personajes de la vergonzosa política española para acabar con un solo de guitarra brutal y unas notas de piano que nos despiden de forma pausada coronada por música circense... quien quiera entender, que entienda.
Y muy a mi pesar el disco se acaba... y lo hace con "Traspasa mi piel".. que merece un respiro... que merece... ostia macho!!, que temazo. Dream Theater se me viene a la cabeza de forma inmediata, aunque solo por segundos, porque después Deep Purple hacen aparición, rock ochentero, un gran estribillo que desde el principio se te queda en la cabeza sin remisión, solos de guitarra, de Hammond, cambios de ritmo, un poco de heavy metal aquí (sobre todo en el segundo de los solos), antes de llegar a otra parte de progresividad metálica... interludio "folkie" con guitarra acústica para desembocar en la repetición del estribillo a coro toda la banda. Supone, además el primer single, coronado con un video de apoyo que es cuanto menos, diferente, como diferentes son Dry River, al fin y al cabo.
Inmenso el tema, inmenso el disco. Perfecto, no le falta nada, no le sobra nada, impecable de principio a fin, elegante en su ejecución, complejo en sus matices y aún así sencillo de escuchar y de entender... (qué difícil es aunar esos dos conceptos), transmisor de energía y sentimientos a la par.
No se si habrás encontrado tu disco del 2014... yo ya lo tengo claro.
Cabe dirigirnos a Dry River, por si algún día nos leen, y cabe darles las gracias por hacer que alguien que no tiene ni puta idea de arpegios, ni armónicos, ni de escalas, ni de claves de sol o de fa disfrute tanto con su música, porque de lo que si entiendo es de emociones, y su disco me emociona.
Ángel Belinchón: Voz
Carlos A. Prades: Guitarras, teclados y coros
Matías Orero: Guitarras y coros.
Pedro Corral: Batería y coros.
David Mascaró: Bajo y coros.
Marti Bellmunt: Teclados, saxofones y coros.