
1. Listen, Learn, Read On - 4:05
2. Wring That Neck - 5:13
3. Kentucky Woman (Neil Diamond Cover) - 4:44
4. Exposition/We Can Work It Out (The Beatles Cover) - 7:06
5. Shield - 6:06
6. Anthem - 6:31
7. River Deep, Mountain High (Ike & Tina Turner Cover) - 10:12
"El Libro de Taliesin" es un manuscrito que data del siglo XIV, el cual contiene una colección de algunos de los poemas más antiguos de Gales, la mayoría atribuidos a la figura cuasi mítica del poeta Taliesin. También este es el nombre del segundo trabajo de Deep Purple dentro de su extensa carrera, con el que la banda buscaría adentrarse en las listas de éxitos manejando una propuesta que atendía primordialmente al sonido psicodélico que tan bien le funcionaba a ciertas bandas de moda en aquella época. Y aun cuando su álbum debut les había resultado un pequeño acierto en el mercado norteamericano gracias al sencillo “Hush” (cover de Joe South), su natal Inglaterra se mostraba reacia a darles la atención que tanto anhelaban.
Huelga decir que la calidad de las canciones de Deep Purple era incuestionable, pero el hecho de no romper ningún esquema y seguir demasiado la corriente significaba el pasar casi inadvertidos. Aun así, y conociendo lo que iban a ofrecer en obras posteriores, no deja de ser llamativo escucharlos practicando este estilo que bien nos podría poner a bailar de la misma forma que el Batman de Adam West. Cabe destacar que “Mandrake Root”, una de las primeras composiciones originales de la agrupación, ya ofrecía ciertos atisbos de lo que iba a ser el sonido que les llevaría al superestrellato.
De cualquier manera, los integrantes de esta formación, conocida como Mark 1, venían de haberse fogueado con otras bandas u otros artistas (como músicos de sesión) y sabían que tenían las aptitudes necesarias para enfrentarse al reto que significa el siempre difícil segundo álbum. Sin embargo, para The Book of Taliesyn arriesgarían un poco más y ofrecerían algunas composiciones más elaboradas basándose en las influencias de la música clásica que eran favorecidas por el liderazgo de Jon Lord, el miembro de más edad y experiencia de todos.
En esta segunda entrega la banda incluyó nuevamente tres covers de canciones muy famosas de la década agregándoles su propia seña de identidad, tal vez con la finalidad de replicar el resultado de “Hush”. Aunque estas ofrecen un nivel de instrumentación bastante elaborado, incluso sobrepasando al de las originales, no logran mantener la esencia y se desinflan fácilmente después de un par de escuchas; por ahí medio destaca “Kentucky Woman”, la cual posee una energía que supera a la versión de Neil Diamond y que se convirtió en un éxito moderado (alcanzó a ser #38 dentro del top 40 de E.U. durante su periodo de lanzamiento).
Con lo anterior no quiero decir que “Exposition/We Can Work It Out" y “River Deep, Mountain High” sean malas en toda su extensión, pues sus pasajes instrumentales son tan maravillosos que habría sido mejor si estos se hubiesen mantenido separados como entes totalmente independientes. Me parece que el conflicto principal de ambas versiones radica en la discreta interpretación de Evans, ya que este no logra ponerse a la altura del tremendo trabajo de Tina Turner en "River Deep, Mountain High" y tampoco sale airoso tratando de emular la magia de las melodías vocales de Paul McCartney en “We Can Work It Out” (lo sé, a veces puedo pasarme de exigente).
Pero lo bueno, y bastante bueno, viene de la mano del material original que preparó la banda para esta entrega. Ahí tenemos a la bailable “Listen, Learn, Read On" funcionando a manera de continuación de la psicodelia rockera ofrecida en Shades of Deep Purple y ofreciendo más atisbos de lo que se iba a manejar en un futuro, por ejemplo, el dinamismo de la batería de Paice (que bien podría ser un prototipo para “Burn” o “Highway Star”).
Ya con la instrumental “Wring that Neck” es con la que nos llega una exhibición bastante sobresaliente de esa ya legendaria compenetración entre Blackmore y Lord (por cierto que su riff de apertura me recuerda un poco al tema principal del show del Pájaro Loco). También es de admirar lo bien ajustada que está la sección rítmica en esta composición, pues lo hecho en bajo y batería es tan sólido y emparejado que nos pone pensar en que Nick Simper se habría quedado muy ancho con el puesto de bajista si Ian Gillan no hubiese condicionado su ingreso con el anexo de Roger Glover.
Es evidente que, aunque las bases de la maquinaria púrpura estaban ya establecidas, todavía quedaban por pulirse algunos detalles y conseguir que estos mantuvieran a los músicos en mayor consonancia. Resulta curioso, por citar un ejemplo, escuchar a un Ritchie Blackmore sin explorar su lado salvaje en pos de favorecer un estilo que ponía más énfasis en los teclados y en la voz popera de Rod Evans.
Como muestra de lo anterior se presenta "Shield", una de las piezas más puramente psicodélicas de todo el catálogo púrpura. Es una de esas composiciones que poseen una atmósfera muy hipnótica (gracias a la voz de Evans y los teclados de Lord) y cuyo sonido bien asimila las características de lo que estaban haciendo The Doors en esos mismos años. Qué decir de los creativos pasajes percutivos de Paice y la enigmática letra escrita por el mismo Evans… Después de esto, ¿alguien querría un poco de ácido?
Pero, por si el álbum no convencía del todo hasta este momento, la banda regala una de las canciones más bellas que se hayan podido escuchar dentro de toda su carrera, el género y la música en general. Hablo de la extraordinaria “Anthem”, etérea pieza que demuestra la verdadera grandeza de la efímera Mark 1 y en la que Lord se luce al dotarla de una melancolía llena de influencias del Barroco (todo esto cubriendo una emotiva letra escrita por Evans sobre un amor perdido). Podemos considerar a esta composición como un excelente ejemplo de rock sinfónico y el primer paso para llegar al resultado de Concerto for Group and Orchestra.
Me gusta hacer énfasis en lo que pasa en la sublime “Anthem” porque aquí Lord, al menos dentro de esta primera etapa, deja clara su condición de líder sin ocultar su gran adoración por Bach en los teclados y hace gala de su formación al implementar sin complicaciones un magistral arreglo de cuerdas en el interludio. Estos elementos embonan perfectamente con la interpretación de un sentido Evans, que aquí canta de manera tan especial que ni siquiera Gillan o Coverdale podrían replicarle. Y no se me olvida el cómo hace llorar a su guitarra mi querido "Hombre de Negro", quien curiosamente ya empezaba a mostrar cierta insatisfacción con la dirección que estaba tomando el tecladista. Yo por mi parte, y bastante conmovida, les digo que tan sólo por este tema ya vale toda la maldita pena del mundo rescatar este álbum.
De esta forma, The Book of Taliesyn se lanzaba como un intento de Deep Purple por replicar el nivel de éxito de su antecesor explorando sonidos que les ayudasen a ampliar su abanico musical (ya con su identidad un poco más definida). No obstante, esto mismo haría que la Mark 1 no pudiera lograr su cometido y continuase siendo ignorada por gran parte de un público que se postraba ante la rompedora experiencia de Jimi Hendrix o la explosión del aeroplano de Jefferson.
En mi opinión, es una pena que esta primera etapa de Deep Purple siga siendo vilipendiada en la actualidad, incluso por el mismo fandom. Con esto último me refiero a que, a pesar de que la banda ha realizado exploraciones musicales desde sus primeros años (como se observa claramente en este álbum), tales maniobras no llegan a caerle bien a los más férreos seguidores de la Mark 2 (que no son pocos) y se genera un rechazo casi automático. Es comprensible, dado que el sonido de esa alineación es el que les daría la fama mundial, pero eso no justifica el prescindir de lo aquí ofrecido, ya que en su mayoría podemos encontrarle bastante calidad (algo similar pasa con el material de las Mark 3 y 4).
Recomendaría la escucha de este álbum para quienes busquen material decente de rock sesentero, tal vez no el más representativo de la época (si lo comparamos con algunos de sus coetáneos), pero sí de una calidad muy notable. Asimismo, este trabajo nos ayuda a comprender de mejor forma la evolución del estilo de cada uno de los músicos y su progreso en la ejecución. Con esto no sólo me refiero a Blackmore, Lord y Paice, sino también a Evans y a Simper, con lo cual me permito sugerir el darle una oportunidad a sus respectivas bandas pos-Deep Purple: Captain Beyond y Warhorse.
Rod Evans – Voz
Nick Simper – Bajo, Coros
Ritchie Blackmore – Guitarra
Jon Lord – Teclados, Órgano, Coros, Arreglo de cuerdas en "Anthem"
Ian Paice – Batería, Temple blocks