
1. The Awakening of the Stars
2. The Voyagers Beneath the Mare Imbrium
3. The Empyreal Lexicon
4. Of Carnage and a Gathering of the Wolves
5. Callisto Rising
6. The Scourge of the Fourth Celestial Host
7. Behold, the Armies of War Descend Screaming From the Heavens!
8. The Thirteen Cryptical Prophecies of Mu
Bal-Sagoth y su mundo épico-sideral, sus bizarras aventuras o sus temitas con títulos interminables (aunque aquí se comportan, no cómo en otros discos dónde leer el título ocupa más tiempo que escuchar el track) vuelven a intentar conquistar a la parroquia. Y a golpe de mandoble hecho con acero de otra dimensión, justo en medio de una movida tremenda, en la que seremos testigos de batallas entre dioses, resurrecciones de seres primigenios o creaciones de nuevos mundos. Lo habitual en un trabajete de los muchachotes. Como siempre, una ida de olla total.
Historias a medio caballo entre el material de escritores como Lovecraft, Robert E. Howard (Conan, Solomon Kane, Rey Kull, Red Sonja...) o Michael Moorcock (Elric de Melnibone, Hawkmoon, Corum...) y una película italiana de poco presupuesto (pero con fuelle, con buenas ideas). Algo así como ver "Masters del Universo", la de Dolph Lundgren, fumado total, y justo después de haber jugado, y durante horas, a Warhammer. Sobredosis de épica y guerra contra dragones. Brujos viejos y malos y princesas con tetorras de infarto. Lo de siempre.
Está claro que la moto que siempre nos ha vendido la bandita de Byron Roberts no es que sea lo más original del planeta. Unas gotitas de Heavy Metal, atmósfera y fanfarria, ondas Hollywoodienses (como los Rhapsody of Fire), Speed-Power, toque Black, ínfulas de Thrash europeo...un plato con muchos sabores. Pero, eso sí, ninguno que mate en exceso. Banda con carisma, con buenas ideas, con un concepto original (aún dentro de lo trillado que andan las ondas conceptuales), pero que no consigue, y aún no sé bien la razón, el despegar completamente.
A algunos la banda les parece una chapuza, algo ridiculizable al ciento por ciento. A otros, grupo en el que me incluyo, la onda de los británicos, aún sin ponerme cipotón, sí que sabe llegarme (a veces), sí que me entretiene. Me río y, de vez en cuando, muevo el cabezón. No hay que pedirle peras al olmo, chato. Bal-Sagoth, muy a su pesar, pues se nota que quieren mucho más, no nacieron para ser una formación legendaria. Nacieron para darle rienda suelta a su imaginación, para rendir tributos sónicos a sus heroes literarios. Son unos freaks. Y como tales, ponen pasión en lo que hacen. Y yo, joder, admiro la pasión, el tesón, las ganas de creer en uno mismo (aunque no valgas gran cosa).
"Battle Magic", el anterior periplo, ya dejó marca, hizo (algunos) fans y, claro, asentó el sonido del grupo. Ya intuíamos por dónde irían los tiros con sucesores en la discografia. Teclados rimbombantes, cuerdas veloces y épica maja, dulzona, quizás demasiado, pero trabajada. Muy trabajada. Aunque, claro, mi padre se tiró una vez un fin de semana entero currándose un armario y, pese a la pasión que le puso, uffff, el armario le quedó feote de cojones. Una mierda bizarra que no podría salir ni en una peli de Tim Burton. Va como va. A veces, te esmeras y te sale un zurullo tremendo. Otras, cómo por arte de puta magia, zas, te sale una obra magna. Bal-Sagoth se la juegan con su tercer retoño, con su "Master of Puppets". A asentarse o a coger rumbo al olvido. Una de dos.
"The Awakening of the Stars", intro de marras, típica de b.s.o de serie (o de videojuego de PlayStation 1), sube el telón. "The Voyagers Beneath the Mare Imbrium" es la que abre fuego. Híbrido entre Ancient Rites y Rhapsody. Melodias centelleantes, saltarinas, voces desgarradas. No sabes cómo tomarte el invento. ¿Serán unos genios? ¿Nos toman el pelo? A nivel instrumental, no nos podemos quejar. Todos cumplen. La voz de Byron, protagonista, narradora, también funciona. Pero lo hacen mejor por separado que conjuntamente. El teclado, épico total, sideral, nos aleja demasiado de la garra, de la auténtica potencia. Martillo gigante, con mucho potencial, pero con goma a los lados, para no hacer pupa. Épica baratera, pero que me puede. No sé, disfruto tanto de "Conan El Bárbaro" como de "Ator El Poderoso" (la horrible copia italiana del film de Arnie). Será que me va lo casposete. Unos Rhapsody blackerizadetes.
"The Empyreal Lexicon" (una de las mejores del trabajo), "Of Carnage and a Gathering of the Wolves" (cabalgante, que trata de arrollarte, que parece que te lleve a lomos de un dragón volador, y a toda leche), "Callisto Rising" (la más recargada de todo el asunto, cómo sacada directamente de "Battle Magic", y que parece que haya tomado notas de la banda sonora de "Rocky 4") y "The Scourge of the Four Celestial Host" (basada en una historia del jodido Silver Surfer de la Marvel. Lo dicho, unos freaks) ponen de manifiesto que la banda tiene las ideas muy claras en lo concerniente a su futuro musical, a su vida futura como entes metálicos. Llevan la premisa de "Battle Magic" más lejos, la recargan más, ponen toda la carne en el asador, se ponen las pilas y se disponen a guerrear sin descanso. Desde el momento, y por siempre, el sello de Bal-Sagoth, la matriz de su sonido, será la que nos ocupa. Producción impoluta, mejoradísima respecto al trabajo anterior, que sabe sacar lo mejor de cada instrumento, que los sabe afilar. Solistas trabajadísimas, un bajista certero, un batería que no descansa y un vocalista certero. Eso sí, como extras al lado de un teclado que se lo come todo. Sigo pensando que les hace flaco favor el poner las teclas como portada para su cómic sónico. Bal-Sagoth sonarían mucho más crudos, más a dioses, si se atreviesen a rebajar la cuota de pantalla del señor teclista.
"Behold, the Armies of War Descend Screaming from the Heavens!" y "The Thirteen Cryptical Prophecies of Mu" siguen por el camino de lo anterior. Guitarras barrocas, tono a híbridos entre Children of Bodom y los últimos Emperor, los progresivo-sinfónicos, y poca sopresa. Aunque, no jodamos, el caminar ha sido férreo, ha sabido resultar, dentro de todo, sólido. Técnica, brillo y, ante todo, ganas. Pasión.
3 cuernos (medio-bajos) para "The Power Cosmic".
Algo infantil, algo descafeinado...pero toda una aventura (siempre y cuando les pilles el rollo, sinó resultan una tortura).
Black-Heavy-Power épico y parido en la novena dimensión. Tiene narices. Lo que se llegan a inventar los metalheads.
Byron Roberts: Voz
Chris Maudling: Guitarra
Mark Greenwell: Bajo
Dave Mackintosh: Batería
Jon Maudling: Teclados