
1. The Lion
2. Silver and Gold
3. Down the Wire
4. You Could be a King
5. After the Storm
6. Misunderstood
7. Kid Gone Astray
8. Fallen Heroes
9. Wishing your life away
10. Blood on the Ocean
Tengo en mis manos un proyecto interesante, que pasó desapercibido en su momento y dudo que a estas alturas llame la atención de alguien, pero se trata de un documento con cierto valor en la carrera paralela de Iron Maiden.
A.S.A.P. (Adrian Smith and Project) fue la banda que fundó Adrian Smith en 1989 cuando rompió su alianza con Steve Harris y Dave Murray, que duraba desde los tiempos de “Killers”. Maiden se encontraban grabando “No Prayer for the Dying”, y Smith se adelantó a Bruce Dickinson dejando a la banda de su vida. En las últimas giras había ganado protagonismo respecto a los días de “Number…” o “Piece of Mind”, tenía mayor presencia escénica que Murray, que tocaba siempre clavado al suelo al estilo Ian Hill, y sus composiciones, sobre todo en “Somewhere in Time” –suyos eran los singles “Wasted Years” y “Stranger in a Strange Land”-, habían acaparado elogios y llamado la atención. El joven delfín con cara de buen chaval se acercaba a la hora de aportar material al omnipresente Harris.
En las B Sides del disco del 86 incluso se lanzaba a cantar un tema como “Reach Out”. Estas experiencias le debieron dar el valor suficiente para despegar, alejarse de la hegemonía de la nave nodriza, y liderar su propio proyecto.
Para ello formó una banda sin reparar en medios humanos, donde él sería el frontman y jefe absoluto, a la guitarra y a las voces, contando con el respaldo de otros dos guitarristas, un bajista, un batería y un teclista, algunos de ellos recuperados de su vieja banda Urchin, en la que tocaba antes de unirse a los Maiden de Paul di´Anno. Como veis, este fue el primer disco de un músico relacionado con la Doncella que contó con tres guitarristas, once años antes que “Brave New World”.
La idea fundamental de Smith fue alejarse totalmente del sonido y el estilo de Iron Maiden, y grabó un disco de Hard Rock muy AOR que no interesó a casi nadie, pese a que el resultado era correcto, el sonido limpio y agradable, su trabajo a las seis cuerdas estupendo, y la labor a las voces muy propia para ese tipo de canciones. En general, además, es un trabajo superior al “Tattooed Millionaire” que publicó Bruce Dickinson un año después.
La portada, bastante pobre, representaba una imagen tratada en el laboratorio fotográfico del guitarrista, en otro intento de apartarse de las espectaculares ilustraciones que Derek Riggs elaboraba para los discos de Maiden. Hoy día, cualquier discográfica se preocuparía de colocar un sticker en la portada avisando de que se trata del producto de un ex – miembro de Iron Maiden, pero EMI se olvidó de ello, y el disco fue un fracaso a nivel comercial.
Como ha ocurrido tantas otras veces en la historia del Rock, a los fans de Maiden no nos interesó este Adrian Smith and Project, y los seguidores de los grupos a cuyo sonido quiso acercarse el bueno de Adrian, léase Foreigner, Signal, los primeros ASIA, o los Rush de la época de los sintetizadores, ya tenían a sus ídolos y no necesitaron las aportaciones del ex de la Doncella.
Temas buenos hay unos cuantos: “The Lion” es muy dinámica, y se agradece esa presencia de los teclados en primera línea, Smith no pretende engañarnos. “Silver and Gold” contiene un gran solo de guitarra, aunque los coros no puedan ser más tópicos. Para cantar “Down the Wire” utiliza una entonación rasgada que queda bien, “You Could be a King” es bonita, “After the Storm” no deja de ser un tema del montón pero tiene otro buen punteo, en “Misunderstood” se aprieta un poco el acelerador...
Por el contrario, “Kid Gone Astray” es muy mediocre, en “Fallen Heroes” la influencia de los autores de “Heat of the Moment” es demasiado obvia, y otros como “Wishing your Life Away” me suenan tremendamente rancios hoy en día, con esos teclados flácidos tan propios de aquella época, y la larga “Blood on the Ocean” es un intento de despedida en plan épico que no termina de funcionar, pese a los intentos y el correcto hacer del guitarrista. Esos teclados del cierre evocan las atmósferas de los Yes de “90125”, y es que este disco suele encontrarse catalogado como un trabajo de Hard/AOR/Progresivo, pero en conjunto parece como si quedara en tierra de nadie.
Smith volvería a levantar cabeza en la segunda mitad de los noventa, cuando se reunió de nuevo con su viejo colega Bruce Bruce para registrar los magníficos “Accident of Birth” y “The Chemical Wedding”. Era curioso verle en las fotos de estos álbumes, envejecido, con cara de mala leche, aspecto general endurecido por la vida. Si comparamos imágenes de los actuales Maiden con los de los primeros tiempos, Smith es el que peor parado sale. Dickinson es el que mejor se conserva, a Harris, McBrain y Murray se les notan los años, pero no han cambiado tantísimo, y con Janick Gers ocurre como con Paco Martínez Soria: ya le conocimos viejo, así que no podemos opinar.
Por si a alguien le interesa, añadiré que el batería Zak Starkey es hijo del beatle Ringo Starr. Como aún vivía George Harrison, la verdad es que Paul McCartney podía haberse planteado un regreso a lo grande de los Fab Four con nuestro amigo Adrian en el lugar de John Lennon.
Quien sabe si se lo propusieron, es poco probable. En todo caso, nuestro hombre prefirió aguantar, y al retornar en 1999 junto al regazo de la Doncella tiró de tablas y se aseguró de iniciar él solito los shows en el “Brave New World Tour”, cuando saltaba a escena rasgando el catártico riff de “The Wicker Man”.
Adrian Smith: Voz, Guitarra
Andy Barnett: Guitarra
Dave Colwell: Guitarra
Robin Clayton: Bajo
Richard Young: Teclados
Zak Starkey: Batería