
01. The Nameless Dread
02. Depravity Favours the Bold
03. Hold Your Children Close and Pray for Oblivion
04. We Will Fucking Kill You
05. ...So We Can Die Happy
06. In Flagrante Delicto
07. And You Will Beg for Our Secrets
08. Extravaganza!
09. On Being a Slave
10. The Great Spectator
11. Of Horror, and the Black Shawls
12. Powerslave (Iron Maiden cover)
13. Man at C&A (The Specials cover)
Anaal Nathrakh, (“aliento de serpiente”, según se traduce del hechizo de Merlín en la película Excalibur, así que nadie piense lo que no es…) se ha convertido por pleno derecho en uno de los estandartes del metal extremo, mal que le pese a muchos. La banda, nacida en Birmingham a finales del siglo XX, ha sido capaz de mantener durante 20 años una formación estable y con las ideas muy claras en cuanto al estilo que representan y su evolución natural, facturando una envidiable discografía, carente de grandes vacíos creativos. No podemos aludir a una “etapa mala” de Anaal Nathrakh, por el simple hecho de que, aun reconociendo ciertos altibajos en su carrera, saben muy bien lo que quieren y lo ejecutan a la perfección. Asimismo, tampoco podemos olvidar que, en tiempos como los actuales, este dúo inglés ha conseguido lo que muchas bandas anhelarían… el sonido con identidad propia, el sello que les hace particulares y les permite diferenciarse de toda la inmensidad de grupos que, día a día, van aumentando su número exponencialmente.
Al margen de los parecidos estilísticos con su “banda hermana” (Fukpig), desde su primer trabajo (demos aparte), The Codex Necro, Anaal Nathrakh fue ejecutando una especie de black/grind metal que, con el paso del tiempo, evolucionó progresivamente, adquiriendo una producción cada vez más estilizada y cuidada, sin dejar de sonar tremendamente agresivos y brutales; de hecho, podríamos decir que es una de las pocas bandas a las que la “sobreproducción” les ha sentado bien, pues ligada a ella han ido puliendo y madurando su sonido con el paso de los años.
Centrándose en su fusión tan característica del black y el grind, Anaal Nathrakh alcanzan su pináculo compositivo con las dos bestias paridas en la primera década de los 2000, Hell Is Empty, and All the Devils Are Here y In the Constellation of the Black Widow. No obstante, acorde a los principios de Dave Hunt (vocalista y letrista; Ex-Benediction) y Mick Kenney (bajo, guitarra y programación), la banda ha ido mutando su estilo progresivamente, incorporando elementos industrial y arreglos electrónicos variados a lo largo de la última década. En este sentido, el trabajo que hoy les presento ocupa el lugar más elevado de esta segunda etapa; un ejercicio de black/grind/industrial con una relación de ingredientes justa para seguir haciendo honor a su legado de brutalidad y, a la par, continuar explorando el camino de la programación y la integración de samples de manera medida y cuidada, añadiendo una versatilidad a su propuesta no conocida con anterioridad.
Después de un Desideratum con mucho peso en lo electrónico y que, a buen seguro, no fue el paso adelante que ellos habrían querido, dos años después publican The Whole of the Law. Cuando meses antes de su salida anunciaron detalles del noveno disco de Anaal Nathrakh, lo primero que pensé es que no podía haber portada y título que representaran mejor lo que esta banda significaba. Esa redundancia simbólica impresa a fuego en un título tan absoluto, junto con ese arte, adaptado del cuadro “Dante y Virgilio en el infierno”, del academicista Bouguereau, en el que se contempla esa lucha encarnizada del hombre contra el hombre de una manera tan vívida y elocuente, ligan a la perfección con una banda cuyo trasfondo conceptual se embarra de ideología nihilista y misantrópica, disco tras disco.
Pero además, aquí no solo hablamos de formalidades auxiliares a la propia música en sí, sino que nos referimos a un disco que, en lo estrictamente musical, probablemente sea el mejor exponente de una evolución que consigue el equilibrio más perfecto entre elementos aparentemente contrapuestos, de una manera dosificada y bien cohesionada. Solo con empezar a escuchar la introducción, ya nos podemos hacer una idea de la avalancha que se nos viene encima… Depravity Favours the Bold arranca con toda la bestialidad que Anaal Nathrakh acostumbran a descargar, pero con un David Hunt pletórico, añadiendo un registro agudo muy característico, que aporta un nuevo toque de versatilidad muy bien encajado. Un tema muy deudor del estilo de la banda en sus anteriores grandes trabajos y en el que el recitado de Charles Baudelaire incorporado en el apartado lírico nos introduce a la temática que, como tela de araña, englobará y atrapará el apartado conceptual de este álbum: la consustancial expresión del mal en toda forma de civilización.
Poco después de arrancar Hold Your Children Close and Pray for Oblivion, el dúo inglés nos pone a prueba con un aderezo de puro techno hardcore diluido en un mar de industrial/grind que resulta en una mezcla de lo más curiosa. La entonaciones épicas y melódicas de Dave Hunt, uno de los sellos distintivos de la banda, adquieren un especial protagonismo, tanto por su fuerza como por su frialdad lírica, sacada de palabras de Trasímaco en La República, de Platón:
“As the World Goes, The Strong Do What They Can, and the Weak Suffer What They Must”
Las letras nunca han sido de los aspectos destacados de Anaal Nathrakh. De hecho, la mayor parte de ellas no están publicadas, lo que no quita que detrás de toda esa rabia e histrionismo no exista un trasfondo conceptual que sirva de base a todo, que solo puede ser absolutamente comprendido al ojear la lámina que acompaña al trabajo en formato físico. We Will Fucking Kill You llama la atención por esa peculiar emulsión entre el hermetismo industrial y un black melódico que difícilmente encuentra parangón en su anterior discografía. Un tema que, pese a lo infantiloide de su título, expresa las violencias colectivas que subyacen a los movimientos geopolíticos del planeta. Y así podríamos seguir… cada uno de los frenéticos cortes se sustenta sobre un trasfondo que merece la pena investigar para una completa degustación de la obra de estos ingleses.
Si cada uno de estos tres primeros temas nos aportan matices sonoros muy diferentes, The Whole of the Law continúa sorprendiéndonos en los asaltos siguientes. Si bien ...So We Can Die Happy, And You Will Beg for Our Secrets y On Being a Slave nos traen el sonido más identitario de Anaal Nathrakh, el poso industrial y mecanizado adquiere especial consistencia en cortes como In Flagrante Delicto o The Great Spectator (este último con una sección electrónica controvertida para muchos, pero espectacularmente integrada para otros, entre los que me encuentro). ¿Y qué decir de Extravaganza!? Una bizarra composición de industrial/grind en la que Hunt hace gala de su versatilidad vocal con un tono lastimero y malévolo a la par, que nos evoca a los dos famosos registros del gran King Diamond.
Toda gran obra, al margen de su totalidad, requiere de ese componente especial que sintetice a la perfección su grandeza. En este caso, este elemento no puede ser otra cosa que Of Horror, and the Black Shawls, una de las mejores canciones vomitadas por Anaal Nathrakh en toda su carrera y que aúna de manera excelsa la brutalidad con las raíces melódicas y épicas del heavy metal; la grandilocuencia y oscuridad clásica del Requiem de Mozart (Lacrimosa) como base sobre la que componer una distorsionada sinfonía a la muerte causada por los principales agentes destructores de la humanidad.
Poco más que decir… Anaal Nathrakh nos demostraron que, pese a los años, pueden seguir reinventándose y aportándonos grandísimas obras, fiel reflejo del desgarre emocional al que nos enfrentamos cuando nos paramos a pensar acerca de los pilares podridos y corruptos sobre los que se sustenta la humanidad.
Lo volvieron a hacer… y por ello, vuelvo a ponerles cinco cuernos.
Enormes, como siempre.
PD: En la versión en disco se incluyen dos bonus tracks, entre los que destaco la versión de Powerslave. Probablemente sea el tema de Iron Maiden que mejor se ajuste a los cánones estilísticos de la banda, pero no engaño si digo que se trata de una de las mejores versiones hechas de un clásico, por parte de una banda situada en las antípodas extremas. La otra versión es de un tema de la banda ska The Specials, pero eso ya es otro cantar.
Mick Kenney: Bajo, guitarra y programación.
David Hunt ("V.I.T.R.I.O.L."): Voz y letras.
Colaboraciones
George Liam Flett ("Gore Tech"): Electrónica (tracks 6 y 11)
Andrew Knudsen: Voces adicionales (Track 4)
Andy ("The Shid"): Voces adicionales (Track 11)
G. Rash: Guitarra (track 11)
CJ Rage: "Additional (non given) fuck" (según los créditos oficiales)