
1. Why Not Me
2. Shot In The Dark
3. In The Middle Of The Night
4. Faster
5. Fire And Ice
6. Iron
7. Where Is The Edge
8. Sinéad
9. Lost
10. Murder
11. A Demon's Fate
12. Stairway To The Skies
Sin riesgo no hay emoción, ni tampoco diversión. Muchos han sido los grupos del panorama metálico que, en aras de renovar y oxigenar concienzudamente su propuesta y estilo, han arriesgado notablemente, pariendo criaturas que distan bastante de sus anteriores retoños, tanto en estética como en esencia. Por supuesto que no me estoy refiriendo aquí a auténticos esperpentos y bodrios de esos que ya sólo en el momento de su perpetración, apestan y huelen a podrido llegando a marear con el tufo que desprenden, y de los que resulta un tanto inexplicable el que semejante engendro haya visto la luz, más allá de que al grupete de turno se la sudase bastante lo que pudiera salir de ahí. No. Me estoy refiriendo a los que arriesgan de verdad, dando un giro un tanto radical y que, evidentemente, llegan a brindarnos algo cuanto menos interesante, cuando no bueno o excelente, si cabe.
Vamos, lo que más o menos WITHIN TEMPTATION tenían ya en mente, desde el momento en el que terminaron su última gira. Según la propia Sharon (a estas alturas creo no hará falta que explique quién es esta señorita), en "The Heart Of Everything" sintieron como si ya hubieran tocado techo con toda esa música que llevaban plasmando desde que comenzaron. Así que necesitaban algo nuevo, un reto, reinventarse por completo. Y para ello decidieron echar un vistazo a todo cuanto escuchaban en los 80. Desde el Metal de la época, hasta el Pop de FRANKIE GOES TO HOLLYWOOD, Sinéad O'Connor o Chris Isaak, decidieron dar una vuelta de tuerca, otra más, a su siempre cambiante sello personal. Aunque al final, lo que resultó ser, no fue más que el estilo propio del grupo, remozado y renovado por las variopintas pinceladas que sus admirados ídolos de juventud impregnaron en sus mentes compositivas. Con lo que además, el típico sonido orquestal del que hasta ahora habían hecho gala, fue diluyéndose casi hasta su desaparición.
Pero no acababa ahí el asunto. El hecho es que además querían hacer un álbum conceptual en el que contasen una sola historia a través de las distintas canciones que le diesen forma a ese nuevo plástico. Pensaron primero en musicalizar un film, cosa que fue desechada por los problemas que tal proyecto pudiese acarrear en cuestión de fecha de lanzamiento, así que optaron en hacer lo propio con una serie de comics que irían apareciendo en sucesivas entregas una vez editado el trabajo.
De esta manera fue como "The Unforgiving" vio la luz en Marzo de 2011, y en él se contaba la historia - canción a canción - escrita por Steve O'Connell y que Romano Molenaar plasmó en los comics que fueron apareciendo.
Una poderosa medium, llamada Mother Maiden, va reclutando almas perdidas que en su día cometieron un horrible crimen y del que se sienten completamente arrepentidas. Así, poco a poco, redimen su culpa conforme a las misiones que la anciana jefa les va encomendando. Más o menos esta sería la premisa argumental tanto de las obras ilustradas como del disco en sí, y para el que, además de los videoclips de turno, llegaron a grabar tres cortometrajes que iban siempre junto con cada uno de los videos que lanzaron. A "Faster" le acompañó el corto "Mother Maiden", "Sinéad" hacía lo propio con su homónima peliculilla y por último "Shot In The Dark", iba de la mano del film "Triplets".
Como colofón, y por si aún no hubiese bastante, andaban ellos en busca de nuevo batería. Tras la marcha en 2009 de Stephen Van Haestregt, el que fuera el guardián de sus baquetas desde 2001 precisaba reemplazo. Ya le sustituyó Mike Coolen finalizando su última gira hasta la fecha y, pese a ello, no fue confirmado oficialmente hasta un mes antes de ser puesto en circulación el dichoso álbum. Llegaron incluso a tapar el rostro del "supuesto" batera que aparecía en los clips realizados, bien por no revelar de esa forma la identidad de su nuevo miembro, o sencillamente porque tal cosa aún no estaba decidida. Incluso se especuló con que fuese mujer, pues llegó a saberse que aquel que le cascaba a los tambores en aquellos videos se trataba en realidad de una enmascarada hembra. Pero no hubo sorpresa. Mike fue presentado a través de la página oficial del grupo, en un acto tan esperado como absurdo para sus fanáticos fans, pues lógicamente era el mismo que ya había tocado últimamente con la banda el que finalmente ocupó el puesto vacante. Por su parte, el sueco Nicka Hellemberg se encargó tan sólo de llevar el ritmo en las sesiones de estudio.
Ahora bien, se estarán diciendo: aquí mucho hablar de los pormenores, entresijos y demás coñazos del jodido álbum de marras, pero ¿qué leches contenía en cuanto a música se refiere? Paciencia mis queridos amigos, todo eso (y a lo mejor algo más) les será desmenuzado en breve. Tan sólo dejen que les endiñe la parrafada que Mother Maiden suelta en la intro según pulsamos el "play", y nos zambulliremos de lleno en esta nueva odisea de nuestros tulipanes favoritos.
Algunos pueden llamar maldición a una vida como la mía.
Pero para otros es una bendición.
Ciertamente es una vida solitaria.
Pero es una vida plena en el mejor de los casos.
Es la cruz que debo soportar
Y la llevo con mucho gusto.
Alguien tiene que luchar contra el mal.
¿Por qué no habría de ser yo?
Con esta sugerente declaración de intenciones por parte de Dawn Mastin (la actriz que da vida en la obra a la anciana justiciera), es como somos atrapados ya desde su inicio por este ambicioso trabajo de los holandeses. Y seguido a toda esta evocadora narración, nos damos de frente con el primero de los cortes que le dan vida. "Shot In The Dark" va in crescendo desde su atmosférico y embriagador comienzo hasta explotar en su estribillo. Corte cercano al Pop, con su ración de guitarreo correspondiente y necesaria, y que engancha a medida van sucediéndose los minutos. Desde luego que si se quería empezar bien, con esta pieza no sólo se consigue tal cosa, sino que además se hace marcando bien por dónde van a ir los tiros.
Cabe destacar que el disco, en sus primeros ocho cortes, suena realmente encantador. Melodioso y potente a partes iguales, pero también dulce y calmoso en algunos de sus temas. Un cóctel perfecto, quizás ideal, con el que a buen seguro gocemos hasta el punto de casi engordar de gusto conforme van cayendo una a una las piezas con las que nos sorprenden en este novedoso compacto.
La tralla sin concesión de "In The Middle Of The Night" con una Sharon desatada; "Faster" y su maravillosa y comercial propuesta, haciendo gala de un ritmo que sin duda atrapa como pocos; el delicioso e intimista bajón que "Fire And Ice" le otorga en forma de majestuosa balada; ese inmejorable, penetrante y eterno estribillo del que goza "Iron", otra de las más marchosas del plástico; la vuelta a la calma que supone "Where Is The Edge" y la popera pero genial "Sinéad" agraciada con otro coro de escándalo... se mire por donde se mire, ni un sólo momento de relleno atesora esta sorprendente sucesión de pistas.
El problema viene después, y no es otro que el que suelen adolecer este tipo de álbumes en su gran mayoría. Es tal el exceso de temas de categoría que, aunque sea por inercia (o por mera estadística), tiene que haber algo por narices inferior a lo catado hasta ahora. Y, desgraciadamente, tal cosa ocurre con las cuatro composiciones que restan, aún a pesar de estar concebidas de bella e incluso buena factura. Pero no es lo mismo, sinceramente.
Vale que "Lost" podría considerarse como otra preciosa balada que añadir al repertorio, pero bien sea por su ubicación como por sus formas, no consigue llegar como las ya degustadas. ¿Exceso de pastel? Puede. Aún con todo, bonita y estupendamente ejecutada. También tiene lo suyo "Murder", con ese halo siniestro que la rodea y dota de cierto tenebrismo, pero llega a quedar ligeramente empañada por su ganchero aunque convencional estribillo. O "A Demon's Fate", otra de las que promete más de lo que en realidad ofrece, a pesar de sus buenos y cañeros mimbres. Pero termina resultando demasiado típica en otras muchas partes, al igual que "Stairway To The Skies" con la que se cierra la obra de una forma demasiado parsimoniosa nuevamente.
No nos engañemos, corazones. Esta última ronda de tonadas, ni mucho menos llega a apestar ni, objetivamente, queda exenta de buenas hechuras. Lo que ocurre es que su posición dentro del "todo" que supone ser este disco, quizás llegue a alargarlo demasiado y, además, bajando considerablemente el ritmo si nos atenemos tanto a la que comenzaba el anterior párrafo, como a la que lo finiquitaba.
Y por decirlo de otras maneras: sin ambas, seguramente el álbum hubiera ganado en intensidad, amén de no haber sido estirado en exceso su metraje final. Metraje que, sin ser exagerado, termina pareciéndolo.
Sin embargo, tales aspectos no consiguen ensuciar el resultado final de este maravilloso plástico. Con un notable cambio estilístico en el que daban la espalda a las extremas orquestaciones pasadas y en el que se mezclan el Pop y el Metal de alternativo corte, con el típico sonido del grupo, y en el que se comenzó a sacar un mejor partido de su dupla de guitarras. Bien sea por sus estructuras compositivas, como por los numerosos y guapos (sin más) punteos que emplearon de una forma bastante más asidua que la usada en sus predecesores trabajos, el caso es que aún con ese vertiginoso cambio, consiguieron tanto agradar a casi toda su legión de seguidores, como renovar y reinventar su propuesta de una forma realmente exquisita.
No sólo mutó su música, sino también su imagen. La Sharon de los atuendos con aires de princesa, dio paso a una "enrollada" y moderna den Adel, mientras que la carátula bajo la que se esconde esta obra, dejó los clásicos esquemas anteriores por los molones trazos con los que Romano Molenaar impregnó también la serie de comics que se lanzó junto con el álbum. Y que, si buscan bien por su portada (en plan Wally), seguro que hallan los cuatro cuernos que justamente merece, confundidos entre esbozo y esbozo de cuantos fueron reflejados en la cubierta de esta rompedora obra.
Sharon den Adel: Voz
Robert Westerholt: Guitarras
Ruud Jolie: Guitarras
Jeroen van Veen: Bajo
Martijn Spierenburg: Teclados
Músicos adicionales:
Nicka Hellenberg: Batería
Stefan Helleblad: Guitarras adicionales
Dawn Mastin: Narración en "Why Not Me" y "Iron"
Franck van der Heijden: Coros y arreglos orquestales