
1. His Majesty at the Swamp
2. Son of the Moon (Act II)
3. Unholy Funeral
4. Lustful Father
5. Nightly Kingdoms
6. Flowers of My Youth
7. The River of Souls
8. The Tressrising of Nyarlathotep (Act I)
Los griegos Varathron harán que te pegues todo un viaje con su místico, doomie y abismal debut: "His Majesty at the Swamp". Te lo digo yo.
Algo que hermana, en mayor o menor medida, el sonido de los mejores Paradise Lost, los de los viejos tiempos, con cierto tufo a Celtic Frost y Rotting Christ, tiene que molar. Si está bien hecho, claro. Y no temas, está bien hecho en el caso que te presento. No siempre te iba a traer mierda.
La portada, con ese tono sepia, bien calurosa, bien fangosa, lúgubre, que, seguro, oculta algún bichejo jodidote o a algún vampiro-demonio con malas intenciones bajo sus turbias aguas, digna del mejor Frank Frazetta, ya te invita al mundo de la banda. Ilustración perfecta. Le va cojonuda a la música que te envolverá en unos segundos. Ideal, vamos.
Caminaremos solos, a través de bosques sin vida, que acojonan (y no te cuento de noche, colega), para encontrarnos con el peor de los destinos: el dolor y la pena. Algo que le va de putísima madre al género. No me imagino a Varathron pegándose una movida Power y azucarada. Hay bandas que no nacieron para hacerte sonreir, chatín. Nacieron para joderte, para echar sal en las heridas cuando crees que no puedes más. Los griegos nacieron para ello. Nadie viene aquí a divertirse. Se viene a morir del todo. A lo Nicholas Cage en "Leaving Las Vegas", versión blackie-death-grumosa. Tómalo o déjalo.
lntro con el título del disco y a por faena: "Son of the Moon" (Act II)". Riffeo oscuro, pétreo, con polvillo, mucho calor y, tal y como nos prometía mi olfato, una buena dosis de dolor. Voz deather, y no al uso, que se hermana con el gemido, crujiente e hipnótico, de las cuerdas (el bajo se oye, colega. Y eso que andamos en reinos blackies) y ofrece un palizón genial. Onda mediotiempera, como gran parte del disco (ya sabes, si eres de los solamente quiere "Painkillers", pa casa), con cierta ínfula, en las guitarras, de los Paradise Lost de "Gothic", que no se privará de maldad, de magia, de una atmósfera adecuada, cuidada. Lo que sea necesario para que el material suene inmortal. La composición, mágica en todos los sentidos, te absorbe, te traslada, y realmente, dentro del disco.
"Unholy Funeral" (viciosa, lasciva, incisiva), la ecléctica "Lustful Father" (que baja un poquitín el tono mesiánico), "Nightly Kingdoms" y "Flowers of my Youth", ambas con la misma onda lentorro-martilleante, a lo tractor que se toma su tiempo para ir machacando las piernas de una fila bien larga de pobres desgraciados para luego ir pillando velocidad, demuestran, y solamente con prestar un poquitín de atención, la grandeza del combo helénico. Saben componer material de primera, aún a costa de sonar de otros. Lo cosen todo de puta madre, lo pintan de un tono sepia (como la portada), le añaden calor y, a través de unas letras curradotas, ala, ya tienen un invento propio. Invento con sabor a Varathron.
Lanzados en medio de la nada absoluta. Y rodeados de sonidos Death, Black, Doom y, coño, un sentimiento de desasosiego, de pérdida irreparable, de angustia total. Lo dicho, malrolleros a rabiar. Y lo que mola. Jodienda épico-tristona de nivelón. Si eres un "borderline", si no sabes si acabarás vivo la semana, joder, ni se te ocurra pasarte por el reino de los griegos. Querrás conocer a Zeus a la primera de cambio. Música que invita al abismo, macho. Darwinismo metálico. Supera el disco, supera el viaje, y serás un elegido.
"The River of Souls", reptante temita del que, fijo, Behemoth aprendieron lo suyo, y "The Tressrising of Nyarlathotep (Act I)", el último track, el mejor de la obra, que se tomará su tiempo, que tiene su minutaje para ir dando y dando, y que conjuga los teclados y la onda orquestal con el riffeo épico y la naturaleza malsana de putísima madre, al nivel de unos grandes, y de verdad, pone los cojones por corbata. Acabando, y por la puerta grande.
Elegantes, profundos, intensos, seductores, mágicos, que saben relajarte, pero que, a la vez, también te pondrán las pilas. Acojonantes portadores de tristeza. Muy griegos. Una pasada, colega.
4 cuernos (altos) para el debut de Varathron.
Si te moló el "Thy Mighty Contract" de Rotting Christ, lánzate a por "His Majesty at the Swamp".
Impecable Black Metal, melancólico-mesiánico, crudo, sin fronteras.
Los dioses de lo extremo, fijo, tienen el trabajo sonando bastante en su Olimpo. Zeus se flipa con sus pequeñines.
Necroabyssious: Voz
Necroslaughter : Guitarra
Mutilator: Bajo
Themis: Batería
Morbid: Teclados