
1. Johnny
2. Rocky
3. Borderline
4. Don´t Believe a Word
5. Fool´s Gold
6. Johnny the Fox Meets Jimmy the Weed
7. Old Flame
8. Massacre
9. Sweet Marie
10. Boogie Woogie Dance
El séptimo album de Thin Lizzy –octavo si tenemos en cuenta el Ep “New Day” de 1971-, ocupa un lugar parecido al de “Fireball” o “Point of Entry” en las carreras de sus autores. “Johnny the Fox” fue editado entre dos obras fundamentales, “Jailbreak” y “Bad Reputation”, pero nadie debe verlo como una obra menor, porque contiene momentos memorables, como cualquier grabación con la firma de los irlandeses.
Con la formación legendaria más que consolidada, lejanos aún los malos rollos que habrían de surgir entre el díscolo Brian Robertson y el resto de la banda, aquellos Lizzy de 1976 venían de compartir cartel con Rainbow –casi nada; Blackmore, Dio, Cozy Powell y Lynott compartiendo una tarde cualquiera sobre las tablas-, cuando el bajista cayó enfermo y pasó un periodo recluido, componiendo gran parte de los temas que configurarían este disco, no tan espectacular como los citados en el párrafo anterior, pero digno eslabón en la cadena de obras de arte que es la discografía de este pedazo de banda.
Historias de forajidos al gusto del mulato Phil, ternura, acercamientos a un Pop de calidad, romanticismo tradicional de ese que sale solo cuando pisas día a día los prados de una isla esmeralda, la nostalgia inherente a las canciones de Lynott, algún rescate de sus producciones junto a Gary Moore, y mucho sonido de guitarras gemelas es lo que se esconde tras esa maravillosa portada, el pergamino con caracteres gaélicos y la silueta del zorro recortada a la luz de la luna, obra del ilustrador habitual de Thin Lizzy, Jim Fitzpatrick, que nos regaló una de sus mejores ilustraciones, distinta pero igual de hermosa que la Rosa Negra de su disco de 1979. Os dejo una página sobre las creaciones de este artista, con un poco de suerte los Manowar le llaman estos días para arreglar al menos la presentación de ese despropósito de disco que acaban de publicar:
http://www.jimfitzpatrick.ie/gallery/lizzy.html
Anyway, estamos aquí para hablar de música, y en ese sentido Thin Lizzy desconocían el significado de la palabra “resbalón”. De “Johnny the Fox” se recuerdan sobre todo el title track, alargado con ese “…meets Jimmy the Weed”, “Massacre” y la pieza que Gary también incluyó en su disco “Back on the Streets”, el balazo “Don´t Believe a Word”.
Pero tenemos mucho más: “Johnny” abre fuego, y desde sus primeros acordes detectas el maravilloso sonido marca de la casa, contenido rock duro de enorme calidad, con las envolventes guitarras de Robertson y Scott Gorham, y la pasional voz del líder, que en “Rocky” emplea un tono más bronco y enfurecido, con igual de buen resultado. En esta última tenemos la primera exhibición del twin guitar sound que elevaba a un nivel superior unas canciones que por si solas jugaban en la liga de las estrellas.
“Borderline” es una balada deliciosa con intensidad y feeling casi sureños, y “Fool´s Gold” te pone la carne de gallina con esa entrada vocal recitada sobre los coros épicos, y el riff, bastante parecido al “Sweet Jane” de la Velvet.
En “Johnny the Fox meets Jimmy the Weed” me encanta el golpeo de Brian Downey, un batería con un estilo inconfundible, caracterizado por la repetición continua de redobles hasta poblar las canciones de un respaldo rítmico infalible, como también demuestra en la final y sorprendente, por atípica, “Boogie Woogie Dance”, que se inicia con un desenfreno impresionante, los bombos al galope, y la guitarra imitando el relincho de un caballo.
“Massacre” es el tema más representativo del sonido Lizzy, con sus dobles melodías guitarreras célticas, en la línea de “Emerald” y tantas otras piezas maestras del cuarteto, y “Old Flame” y “Sweet Marie” son dos temas muy relajados, donde el vocalista/bajista se luce con sus interpretaciones de baladista enamorado, especialmente en la segunda. No es el registro que más me gusta de la banda, pero Lynott tenía tanta clase que nos embriaga cantando al sonido de la brisa, roce ésta el hombro de sus amantes, o las trenzas de guerreros mitológicos que cabalgan aplastando cráneos en el campo de batalla.
Buen disco de una de las mejores bandas de Rock que han existido, y con la portada más bonita de aquella década.
Phil Lynott: Bajo, Voz, Guitarra Acústica
Scott Gorham: Guitarras
Brian Robertson: Guitarras
Brian Downey: Batería, Percusión