
1. Intro
2. Commandments
3. Shit-Faced
4. TV Hero
5. F.U.N
6. Try Again (Geniale Spermbirds cover)
7. The Morning After
8. Desperation
9. Feed the Lohocla
10. Help Yourself
11. Mon Cheri
12. Outro
Tankard, la banda más alcohólica del cotarro metalero (con el permiso de los Metallica ochenteros), siempre se ha visto relegada a una especie de segundo puesto en el podium de los titanes europeos del Thrash.
Kreator, Destruction y Sodom, los "Big Three" alemanes, nunca les han dejado "entrar" en el selecto club de las deidades extremas. ¿Las razones? Ni idea, macho. Pero ten claro que si, al igual que en U.S.A, el rollete europeo fuese también para cuatro, en el "Germany' s Big Four " no faltarían, fijo, los "papis" de "Zombie Attack" y "Chemical Invasion".
Méritos han hecho, y muchos. Y, joder, el disco que nos ocupa, "The Morning After", parido en 1988, en pleno último momento de gloria para la parroquia thrasher (la sacra era de trabajos como "Forbidden Evil", "...And Justice For All", "South of Heaven", "The New Order", "So Far...So Good...So What?", "Under the Influence", "Release From Agony" o "Fabulous Disaster"), no iba a quedar pequeño frente a la horda de desalmados que no paraban de editar obras maestras de lo riffero y adrenalítico. Un tercer disco te hunde o te define. Y Tankard, thrashers del plan Anthrax o Exodus, urbanos y "divertido-rifferos", no están por la labor de hundirse, colega. A no ser que sea en el bidón de cerveza que tienen delante suyo.
"The Morning After" (impagable esa portada con el metalhead resacoso. Estampa familiar para todos) no tiene nada que envidiar, salvo el dinerete que amansaron, a los grandes discos de Thrash de la cosecha 88. Nada. Música brutal, a todo trapo, muros de sonido y mala uva junto a diversión insana. Tankard lo hicieron de puta madre. Otra cosa, y bien diferente, es que no tuviesen tanta suerte (ni tan buenos mánagers) como los demás. Prepara algodón. Te va a quedar la nariz para tirarla a la basura. Aquí, como poco, se viene a entregar el tabique nasal. Otros, puede ser, ni lo contarán. Con el Thrash alemán no se juega. Muerde, tio. Es un perro rabioso. Enfrentarte a un disco de Thrash, a uno de verdad, es estar dispuesto a morir. Y a matar, claro. La violencia que no se pierda jamás...sinó sería Power Metal. Al asunto, metalhead.
Una intro muy de la época (qué recuerdos me trae esa forma de marcar el teléfono), simplona, nos pone en situación. La cosa empieza ahora y no hay marcha atrás. "Commandments" atruena al personal a toda mecha, sin florituras, sin preparación. Aquí todo se pone a mil por hora, de la forma más crujiente e hiriente posible. Guitarrazos cortantes y que lo llenan todo de chispazos, baterías mega-veloces y la desquiciada voz de "Gerre", que se encarga, ella solita, de guiar a los demás "borrachuzos". Potencia cruda. Puñetazo impactante. Tonterias ni una. Pelea callejera en la que perdemos. Un tema y andamos en el suelo. La que nos espera.
"Shit-Faced" (todo un tributo al cotarro despendolado que le aguarda al típico rockstar, adornado, eso sí, de pura destrucción Thrash), "TV Hero" (con el salvajismo típico de los primeros Destruction o Kreator, aunque algo más domesticados), "F.U.N" (velocidad Punk-Thrash) y "Try Again" (sabrosa y divertidota versión de Geniale Spermbirds, combo Punk) hacen que Tankard suenen cañerísimos. La moto que nos venden los alemanes es digna de comprarse. Aura Punk, mucho Metal, filos cortantes y tiempo para las risas. Un pack completote, oye. Unos Exodus "apunkaos" y cerveceros. Una opción magnífica para cuando te canses, si es que te cansas, del material de la Bay Area. Duele igual, sabe diferente y está a la altura. Qué gran tour habrían hecho Exodus junto a Tankard. Dos bandas esquizofrénicas en ruta. Dos formas diferentes, aunque iguales en la forma, de entender la violencia metalera, el ataque guitarrero.
"The Morning After", que empieza no tan cañera, pronto muta, de nuevo, a ente Punk. Pero no nos caguemos. Es sólo un disfraz. El tema empieza a cargar baterías en nada y se pone eléctrico y dañino. "Gerre" afila su garganta y el resto, concentrados en hacer trizas su instrumento, nos sirven un platazo sólido, durísimo. Clavos regados con lava. Delicioso. Tragarlo significa cagar sangre y algún pedacito de intestino, tio. Aunque vale la pena usar compresas una temporada. Solazos a lo Slayer y una base rítmica de granito. Unión de primera.
"Desperation" (uno de los puntales del trabajo, muy "Forbiddenista". Máxima pegada y coros en su puto punto de sal y pimienta), "Feed the Lohocla" (las guitarras más trabajadas y chirriantes de toda la movida), "Help Yourself" (otro track con auras "Petrozzistas") y "Mon Cheri" (breve locura hardcoreta, en una onda similar a lo que solían hacer, a veces, Nuclear Assault) cierran la onda 88 de Tankard con un buen par de agallas.
No eran los más guapos, ni los más ricos, ni los más cachas. Apenas salían en las revistas y nunca hemos imaginado que somos "Gerre". Pero eso no quita que Tankard llegaron a ser la puta polla en vinagre. "The Morning After", el disco que debería haberlos posicionado mejor de cara a la galería, no acabó siendo un "South of Heaven" ni un "The New Order". No vendió mucho y no trascendió más allá de las fronteras Thrash. Pero rompió sus buenos moldes y nos hizo amar el concepto resaca.
Ya no estamos solos al amanecer. Tankard también están en la cama y todo les da vueltas. Mejor vomitar muchos que uno solo. Mal de muchos...jejeje.
4 cuernos (medio-altos) para el disco, y el metalhead de la portada. Todos hemos sido él.
Andreas "Gerre" Geremia: Voz
Axel Katzmann: Guitarra
Andy Bulgaropulos: Guitarra
Frank Thorwarth: Bajo
Oliver Werner: Batería