Slayer - Live Intrusion

Enviado por Hawkmoon el Sáb, 07/01/2012 - 14:05
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1. Raining Blood
2. Killing Fields
3. War Ensemble
4. At Dawn they Sleep
5. Divine Intervention
6. Dittohead
7. Captor of Sin
8. 213
9. South of Heaven
10. Sex, Murder, Art.
11. Mandatory Suicide
12. Angel of Death
13. Hell Awaits
14. Witching Hour (versión de Venom)
15. Chemical Warfare

Hoy no hablaremos de ningún disco, colega. Hoy tengo morriña. Hoy toca VHS, nene. Y no un jodido video al uso, para nada. Hoy nos rendimos ante "Live Intrusion". Sí, tio de los mismísimos Slayer. Así que, sin más dilación y mostrando del respeto que debes, ponte de rodillas, chaval. Vas a vivir una epopeya en vivo, algo que te cambiará. Si sobrevives a un show de Metal es que los tienes bien puestos. Si sobrevives a un show de Slayer, y más en la era de la que hablaremos, es que estás hecho de jodido adamántium.

Grabado en La Mesa, Arizona, el 12 de Mayo de 1995, "Live Intrusion" es la segunda intentona, y ésta vez con éxito, de parir un Live doméstico made in Slayer. Ya en 1991, justo al finiquitarse el tremebundo tour del "Clash of the Titans" (el cartel que hizo girar juntos a los de Kerry King junto a lumbreras de relumbrón como Anthrax, Testament y Megadeth), se estuvo a punto de editar un mega-show. Pero, nada, al final todo quedó en agua de borrajas. Del invento, pudimos, eso sí, disfrutar de tres cortes: "Black Magic", "Raining Blood" y "War Ensemble". Y, joder, nos quedamos con los dientes bien largos. ¿Porqué todo el mundo tenía su puto VHS en vivo y Slayer no? Había que poner fín a la jodida maldición. Los reyes del Thrash fardaban de tener el mejor directo del mundo, y todos sus fans lo sabíamos a ciencia cierta. Era injusto totalmente. Para ellos, y, sobretodo, para nosotros. Teníamos hambre de Slayer. Y el hambre, como todos sabemos, siempre va a más. Empezó como un dolor de estómago, pero ahora era algo serio. Ya teníamos trillados, y a puntito de hacerse añicos (jodidos VHS, se te enganchaba la cinta en el cabezal del video y ya estabas jodido), joyitas como el "Live After Death" de Maiden, el "Priest...Live", el "Under Siege" de Sepultura o el "Live Shit" de Metallica. Queríamos más nivelón. Una entrada a niveles inferiores en el ultramundo del Metal más rabioso y cañero. Queríamos un "Live Intrusion", joder. Clamábamos por ello. Rezábamos, incluso a nivel subconsciente.

Contaba yo con diecíseis añetes cuando me encontré con la peliculita de marras en una estantería (de la jodida calle Tallers, el centro neurálgico del Heavy Metal en Barcelona). Ya llevaba un par de añetes flipando, y de lo lindo, con el material de los americanos (de hecho, estaba más que obsesionado con el poder diabólico de sus cinco primeros discazos, y me estaba adentrando en su última obra magna, el todopoderoso, y algo denostado, "Divine Intervention"), me había visto algún video del combo (el del "Seasons in the Abyss"), y ya notaba lo bien que se les daba a éstos monstruos el arte del peliculeo. Fue ver esa ilustración, con esa figura de mármol amenazante, conviviendo con parte de la portada del "Divine...", y lo tuve claro: Eso debía de ser mío. Y ya mismo. ¿Mi capital en el momento? 0 pesetas, colega. Andaba más tieso que la puta mojama. Si me iba a casa, joder, alguien lo pillaría. Y solamente había una copia. Mala cosa, coño. Pero ahí andaba Mari, mi amiguita del instítuto. Una colega de verdad. Fea como pegarle a un padre, inculta a rabiar y con menos miras que Daredevil, pero con un alma que vale un imperio. Siempre fue buena colega, pero me marcó, y de veras, el acto de verla desembolsar 3.200 pesetas (era cara la jodienda) solo por verme contento. No le devolví nunca la pasta (claro, ví el video y me hice malo por siempre. Es lo que tiene caer ante Slayer, que mutas a peor) y, aún no sé bien la razón, casi nunca más hablé con ella. Pero a ella le debo ver, y en primera fila, pegado a mi puta televisión, el show de mi vida. Un acojone. Gracias, Mari. Eres una gran colega. Siento haber sido tan malote, pero no sabes quienes son Slayer, joder. Te oscurecen a niveles inenarrables.

Bueno, pasemos de las mariconadas. A lo que importa: El show. El show de shows. La puta guerra en un escenario. Nervios de acero de viaje a casa, mi buena escucha al "Hell Awaits" como preparación y una velocidad tremenda desde el metro hasta "Villapadres". Ya estaba en casa. No había ni dios. Perfecto. Cigarrito de la risa (fumado en el balcón, of course, pa no dejar huellas del crimen) y, ala, sentado frente a la tele. Abro la caja, me miro el set list, y respiro hondo. Slayer en vivo. Por fín, joder. Empieza la movida...

Un cocktail de imágenes a toda castaña, planos que no duran ni un puto segundo, se erigen como la antesala al prólogo. Un tipo se corta en los brazos. Se está haciendo el jodido logo. Bisturí, amor a Slayer, carne herida. Ya me pongo cipotón. De remate, el muy hijo de puta se quema, se estampa a fuego el nombre de la banda que ya, seguro, no olvidará jamás. Menudo inicio, coño. Ni el puto comienzo de "Blade" (la mejor adaptación de Marvel, se diga lo que se diga) me puso tan a punto de estallar de placer freak.

Vemos al público, a los feligreses, esperando la aparición de sus dioses. Impagable la entrega de la parroquia, joder (gente con la cabeza abierta, empapada en sangre, esperando más). Y no ha sonado ni una sola nota. Pelos de punta, cipote cargado. La batería, obra de Mr. Bostaph (quién ya andaba supliendo al temido Lombardo) calienta motores. Ya sabemos qué nos espera (entre otras cosas, leemos la contraportada) y temblamos de placer y miedo. Estalla la onda. "Raining Blood" nos quema los ojos. Ya no hay marcha atrás. Los dioses del mal, y frente a nosotros. Araya está intratable, rugiendo como un titán, oscureciendo su premisa frente al material 86. Kerry, rapado y más Heavy que nunca, y Jeff, auténtico, se esmeran y atruenan al personal, y Bostaph, quién siempre tendrá que cargar con el estigma de no ser tan bien considerado como su antecesor, se sale, demostrando lo que vale. Forbidden o Testament no eran gilis, joder. Slayer tampoco. Fichaje de primera. El mejor que podían encontrar.

"Killing Fields", perfectamente ensamblada con el track anterior, sigue aplastando sin piedad. El sonidazo es de primera, mega-crujiente, las guitarras, cuidadas y con su crudeza adecuada, nos hacen pedacitos, el movimiento de la melena de Tom nos esparce. No queda una mierda de nosotros, hermano. Segundo track y hemos muerto. Unos flojos. Somos unos maricones.

Prepárate, colega. Ahora sí que la flipamos. "War Ensemble". Y con ella, la devastación absoluta. Puro fuego riffero, entrega colosal (tanto por parte de la banda como de los fans, que están en pleno extásis). Despiporre metálico. El mejor track del puto disco del 90 (en dura pugna con el colosal "Dead Skin Mask". Error de primera el no tocar el temita en el show) suena, ahora, el doble de bestia, de salvaje, de sacrílego. Lo que Tom ha perdido en técnica, lo ha ganado en bravura. Es un frontman del carajo, realmente especial, sin tópicos ni mierda que aburra. Presenta los temas con tino, sabe hacer su trabajo y tiene presencia. Ideal, joder, para llevar el timón del barco en el escenario. Un ejemplar de primera. Y sus compañeros, la leche, a la par. Kerry y Jeff siempre fueron unos músicos que, aún limitados, fueron más allá de sus límites. Maestros de la movida extrema. Reyes en estudio y amos de un directo. No hay quien les tosa, joder. Ahí estaban los Cavalera, erre que erre, queriendo usurparles el trono...pero, nada. Kerry les lanzaba una mirada irosa y Max tenía que retroceder unos metros. Slayer siempre dieron miedo. Por eso nos gustan tanto.

"At Dawn They Sleep" (con Tom tomando el control, saliéndose de madre, alcanzando una especie de nirvana malévolo), "Divine Intervention" (una joya, debería de ser tocada en vivo más a menudo), "Dittohead" (machacante y rabiosa como ella sola), "Captor of Sin" (alocada, como siempre. Frenética) y "213" (misterio y puro Thrash. Ideal) son la antesala a uno de los puntales (otro) del show: llega la puta "South of Heaven". Ahora sí que nos matamos. Brutal. Todo el mundo se hermana, sangra junto al de al lado, se entrega a una danza que solo puede acabar con dolor, y Slayer, claro, contentos. Les encanta vernos morir. Qué hijos de puta, hehehe. Tom, metido más que nunca en su papel de chico malo, zas, se sale y le pega un patadón terrible a un fan que andaba por el escenario. Y por la espalda. Y se ríe. Me encanta. Thrash Metal, colega. Y el Thrash de Slayer. ¿Qué quieres? ¿Subir al escenario con ellos, rollo Manowar, y tocar un temita? Te jodes. Aquí no hay tiempo para el buen rollo. Aquí se paga por sudar, por sufrir. Por recibir un patadón. Los fans de Slayer somos así. Masoquistas. Nos mola recibir palazos. Tenemos el cuerpo de puto acero.

"Sex. Murder. Art" (mejorando la ofrenda de estudio) y la hipnótica "Mandatory Suicide" sirven de entremés para el tema que va a petarlo, y del todo. "Angel of Death". El canto más polémico del reino Thrash. Quizás, incluso del reino Heavy Metal. Nazismo, Mengele, experimentación, dolor...Metal. Pura salvajada, con un Tom oscurísimo, con la banda cargadísima, dándolo todo, como sí fuese el último show de sus vidas. Headbanging colosal. Un jodido terremoto, uno más, en la puta California. Cierre a la primera parte del show. Acojonante. Salí a hacerme mi segundo cigarro de la risa. Pero yo ya no era yo. Era otro. Ví mi reflejo en el cristal. Mi cara daba miedo. Y me gustaba. El infierno me esperaba.

Y así es, pasa un ratejo, vemos una imágenes de la banda en tour (Tom haciendo el gili con una cabeza de gamba, pruebas de sonido, minifragmentos de otros shows, Kerry haciendo lanzamientos en un hotel, liándola en un avión....el dia a dia de una banda como Slayer) y, zas, llega "Hell Awaits". Sin avisar. Lanzada. ¿Qué decir del temita, tio? Pues que se salen. Abrumadores. Aquí es cuando ya lo tienes claro del todo. Si algún dia formas una banda, la quieres como Slayer. Eso sí, lo tienes chungo. El nivel es máximo. Tendrás que sudar sangre para ser como ellos. Ya puedes empezar. Y si tienes suerte, quizás, dentro de seis vidas, lo lograrás. Mágicos, colega. Entrega metálica de alto octanaje. Mejor imposible. Max Cavalera y James Hetfield ven el asunto (escondidos, entre bambalinas) y se retiran. Uno probará suerte como Bob Marley metalero y el otro se lo currará en plan rockerillo MTV. Total, está claro que no pueden seguir compitiendo en el mismo reino. ¿Quién puede competir con los Slayer de 1995? ¿Tú? Jajajaja.

Rob Flynn y Chris Kontos (de Machine Head) salen al escenario. Jeff y Paul se retiran, van a descansar un ratito, a empolvarse la nariz, a disfrutar de la carícia de alguna groupie facilona (bueno, el término groupie ya incluye el de facilona). Tributo a Venom, y de la mano de la brutal "Witching Hour". Temazo-trueno. Cronos se debió cagar de miedo. Thrash garajero, cubierto de puro Metal, a dos voces y parido por cuatro titanes absolutos. Fusión Machine Head-Slayer, y de rodillas ante Venom, maestros iniciales de Slayer. No le puedo pedir más a la vida. El círculo se cierra. Los alumnos, que hace ya largo tiempo se comieron a los maestros, presentan a unos nuevos titanes. Atolondrante y épico a rabiar. Huevos a nada de estallar.

"Chemical Warfare", el tema que deja claro que la técnica poco tiene que competir con el carisma y las ganas de parir una obra magna de la caña parda, actúa como final de ceremonia. Y, madre mia, aquí ya no queda vivo ni el roadie. Se dispara en todas direcciones, se ruge, se rompen hasta las cuerdas de las guitarras (literalmente). Muerte cerebral. Coma eterno. Estamos muertos. Pero mola. La eternidad en llamas y escuchando a Slayer. Al final lo de ser malo no está mal, ¿No?.

Unas imágenes de la banda en el backstage del Donington 92 (sale por ahí el mismísimo Sebastian Bach, colgado de marihuana hasta las trancas) cierran el invento. Risas, buen rollo y chispa. La pesadilla riffera acaba maja. Slayer también tienen humor.

Video de primera. Directo de los que hacen historia. Testigo del último momento de oro del grupo. Nunca más volverían a ser puro y duro Thrash. Trabajo mega-especial.

5 cuernos (altos) para el VHS de marras. Aquí sigue. Y aún se ve bien. Aguantando, como un jabato.

Tom Araya: Voz y bajo
Kerry King: Guitarra
Jeff Hanneman: Guitarra
Paul Bostaph: Batería

Sello
American Recordings