
1. Paris Calling (4:50)
2. Shake for Me (4:05)
3. Somebody Is Falling (3:57)
4. Bad for Each Other (4:36)
5. Passion to Ashes (4:00)
6. Spellbound (3:12)
7. Get Some Strange (4:09)
8. What Should I Believe (5:31)
9. Ready or Not (3:34)
10. The Chain (Fletwood Mac cover) (5:33)
Lo cierto es que los nombres de Shark Island y Richard Black surgen a menudo a propósito de la supuesta influencia que tuvo este como frontman en algunos contemporáneos que alcanzaron bastante más fama que él. Particularmente, un muchacho que atendía a todos sus conciertos y, según palabras del propio Black, tenía una pila de cintas de VHS sobre su televisión con actuaciones de Shark Island grabadas en vídeo. Un muchacho que hasta se ve que le copió unos pantalones de ciclista que solía usar en directo y que poco después se convirtió en toda una superestrella. Dice Black que, la primera vez que vio Welcome to the Jungle en la MTV, tuvo aquella misma perturbadora sensación que había experimentado cuando entró en la casa de aquel muchacho y se vio actuando en la pantalla de su televisión tiempo atrás… Esto ahora no se puede demostrar y, personalmente, no creo que le haga ningún favor a una banda cuyo material se sostiene perfectamente por sí solo sin enarbolar teorías de la conspiración, pero lo cierto es que la similitud en gestos, movimientos y pose está ahí. Quién copió a quién es algo que debe decidir cada uno de vosotros.
En realidad, aunque esta banda no consiguiese su gran oportunidad hasta 1989, llevaban ya 10 años partiéndose el cobre en los locales de California haciendo, según cuentan, hasta 4 conciertos por noche y con un debut autofinanciado en 1986. Lo que no me explico es cómo, por lo que escucho en este segundo álbum y con la fama que parecían tener a nivel underground en Los Ángeles, ningún sello grande les echase el guante antes. Este Law of the order está de puta madre. Que Richard Black es buen cantante me parece una perogrullada. ¿Alguien cree que, de no ser así, Michael Schenker y Tracii Guns, o su mánager, lo habrían escogido como vocalista para aquel fallido proyecto de Contraband? Lo que tengo claro es que a más de un A&R angelino de aquellos años se le escapó una banda con un potencial tremendo que realmente pudo haber llegado a triunfar. No sé qué se lo impidió, ellos culpan a su mánager y no son los únicos con talento que lo harían.
Shark Island no es tu típica banda de glam americana. Sí, por cuestiones de marketing se les metió en ese mismo saco y es cierto que tienen elementos en común con aquellos con los que compartían escena, pero su sonido va algo más allá. Por supuesto es hard rock, a veces muy sleazy, a veces más sofisticado, pero siempre bastante personal. En Paris Calling una de esas que, inexplicablemente, casi se queda fuera de este Law of the Order, si a algo me recuerdan al inicio es a ese cojonudo punteo que arrancaba el Nobody Rides for Free de Ratt perteneciente a la banda sonora de Le Llaman Bodhi, en la que Shark Island también meterían un buen My City dedicado a esa Los Ángeles que les vio nacer. ¿Intencionalidad por parte de los de Warren DeMartini? La conexión está ahí e incluso Bobby Blotzer figuró también en aquellos Contraband. Sin embargo, cuando entra la voz me muevo hacia los terrenos más oscuros y sofisticados de un Billy Idol o The Cult, con lo que ya tenemos un requiebro de estos experimentados músicos a la primeras de cambio. Quien esperase la típica banda "modelo LA" igual se lleva una decepción. Pronto salta el estribillo y el veredicto es incontestable, un temazo de arranque.
Shake for Me resulta algo más poppie y facilona, aunque igualmente efectiva, y con Somebody is Falling y Bad for Each Other se meten en zonas más afectivas con igual éxito. Por cierto, empiezan a aparecer por aquí las plumas de unos tales Jack Ponti y Dave "Snake" Sabo colaborando en los temas, no precisamente unos "mindundis" en cuestiones de composición. Bad for Each Other tenía madera para ser un baladón de esos que rompen las listas, algo que intentaron al lanzarla como segundo single, pero tampoco tuvo esa suerte. Un baladón ya era, le faltó la fortuna. Cierra bien la cara A Passion to Ashes, de épico arranque e intenso acelerón final, con un Black sonando a Jim Morrison y a un Billy Idol, de cuyo Whiplash Smile se confiesa fan en la entrevista que antes mencionaba. Son más de una las ocasiones en la que el trabajo del rubio vocalista junto a Steve Stevens me viene a la cabeza.
Spellbound viene a confirmar que no están dispuestos a aflojar en la cara B como era costumbre en la época. Junto a Paris Calling, mi tema favorito del álbum, en el que se meten en terrenos más sleazies recordando de lejos a los mejores Mötley Crüe y L.A. Guns. Tendencia seguida por una macarrilla Get Some Strange con Black sonando de lejos a Joe Elliot y que deja clara la versatilidad de Shark Island sin dejar de sonar a ellos mismos. Esto no es nada fácil de lograr, ojito. Why Should I Believe se vuelve a meter en parcela sentimental con éxito, con lo poco amigo que soy yo del pasteleo,y Black aparece otra vez otra vez a lo Idol y Morrison sobrado de actitud. Hasta aquí la cosa discurre impoluta y, si no le acabo dando aún más puntuación, es por una algo más discreta Ready or Not, la más típicamente glam del lote y con un aire Def Leppard, y esa The Chain de Fletwood Mac que en manos de Kick Axe había quedado un poco más misteriosa tres años antes.
Si algo le reprocho yo a Law of the Order, y no es mucho, es el discreto trabajo de un Spencer Sercombe a las guitarras, con más nombre de agente inmobiliario que de estrella del rock. Algo perjudicado creo, por la producción de Randy Nicklaus, no termina de crujir su guitarra como debería, ni le veo al nivel técnico de unos George Lynch, Vitto Bratta, Warren DeMartini, Steve Lynch... o ese Steve Stevens que, según se escucha, tanto les ha influenciado. Por cierto, Richard Black también llegó a sonar para comandar a sus Atomic Playboys en su día. Más allá de eso y de algún tema algo menos conseguido, de no ser así estaríamos hablando de una puta joya, Law of the Order es un verdadero discazo que nos ofrece buena parte de lo que podía ofrecer el hard rock americano de los 80, combinado con un gusto exquisito. Cuatro cuernos altos para estos tan sufridos, como poco exitosos Shark Island.
- Richard Black: voces
- Spencer Sercombe: guitarras
- Chris Heilmann: bajo
- Greg Ellis: batería