
1. Intro 0:31
2. From the Past Comes the Storms 4:55
3.To the Wall 5:36
4. Escape to the Void 4:38
5. Inquisition Symphony 7:13
6. Screams behind the Shadows 4:48
7. Septic Schizo 4:31
8. Abyss 1:01
9. R.I.P. (Rest in Pain) 4:36
Schizophrenia cayó en mis manos hace sólo unos pocos años, cuando ya no me podía considerar un thrashico a jornada completa. De haberlo pillado hace veinte años habría sido sin duda mi disco de cabecera.
Comienza con una introducción de serie B de violines simulando puñaladas en plan Norman Bates hasta que un grito gutural reproducido al revés nos mete de lleno en el meollo de la película. From The Past Comes The Storms arranca con un riff que se asemeja a una jauría de perros a la carrera al que se suma Igor Cavalera con un puncha-puncha nervioso y tronchacuellos (al estilo del Massacre de Bathory pero menos obcecado). Enseguida se da uno cuenta dónde se ha metido. Se trata de un pedazo de disco de Thrash Metal sin concesiones de ningún tipo, entretenido, brutal y subproducido, en el que se agradece enormemente la ausencia de esos ataques de tenor que le da a algunos vocalistas del género (ej: Tom Araya, Sy Keeler). Max Cavalera es un cazallero que da la talla sobradamente, al menos en este álbum. To The Wall y Escape To The Void te arrean tal paliza que cuando escuchas las inquietantes notas limpias del principio de Inquisition Symphony aprovechas para tomar un respiro consciente de que puede que no encuentres otra ocasión. Nos encontramos ante un tema instrumental de 7 minutos cuyos dos primeros recuerdan a The Call Of Ktulu, pero poco a poco la cosa se va poniendo pero que muy fea, empiezas a sentir mareos y llega un momento que es como si te dijeran “ahora te vas a cagar, chaval” , y otra vez el rompecuellos durante un rato, ay, ay. Luego llegan los solos, bastante buenos y con toda seguridad compuestos previamente a la grabación (cosa que no siempre se puede asegurar). Vamos, que la sinfonía se pasa en un suspiro y me deja la sensación de nunca haber oído un tema instrumental tan brutal así de bueno. Un par de cortes profundos más y nos encontramos The Abyss, introducción clásico-acústica típicamente usada en el género para desengrasar y preparar el ambiente que desemboca en R.I.P. (Rest In Pain) donde finalmente acabamos con las vértebras cervicales esparcidas por el suelo como un collar de perlas arrancado a tirones.
En fin, que estos tíos sabían lo que se hacían, sólo les faltaba mejorar un poco la técnica, cosa que lograrían en esfuerzos posteriores como Beneath The Remains y Arise. Hasta que por alguna razón que desconozco se pasaron a la ley del mímo esfuerzo y empezaron a parecer un grupo vulgar, que se entretenía haciendo versiones y cambiaba la voz cazallera y el ritmo rabioso por dolor de cabeza puro y duro.