
1. Damned If I Do
2. I Need More
3. Walk Softly
4. Open Sezme
5. Mission on a Hill
6. All that Glitters
7. Woman Scorned
8. Honeysuckle Wind
9. Didju
10. Old Fashioned Love
11. When Foools Run In
Salty Dog fue una más de esas muchas bandas de Hard Rock que aparecieron en los 80 en Los Ángeles. Gracias al boom que supuso Guns n’ Roses se promocionaba a este tipo de grupos hacia finales de la década, hasta que llegó el Grunge y todo se acabó. Hablamos de aquello que se denominó Sleaze Rock, una derivación americana más sucia y más macarra del Hard Rock y del Glam, que llegó a tener una enorme aceptación, y que influyó en gran medida en la juventud de aquella época, y no sólo en Los Estados Unidos. Corrían momentos de gloria para el Heavy Metal, el Hard Rock, el Thrash Metal... y derivados, tanto en calidad y creatividad como en ventas de discos, y es que quizás la influencia que estaban teniendo un montón de bandas repletas de energía, rebeldía y crítica social y política estaba llegando demasiado lejos. Salty Dog formaban parte de aquella escena Sleaze que por aquel entonces reinaba en Hollywood, aunque ellos tenían un toque más clásico, con claras influencias de grandes del Rock como Led Zeppelin.
Su primera entrega: “Every Dog Has Its Day” llegó demasiado tarde (1990) y ya no volvieron a grabar. La compañía (Geffen Records) les despidió, alegando problemas y diferencias con la banda, quedando en el tintero aquellos nuevos temas en los que estaban trabajando. Una pena, la verdad, porque su primer disco era realmente bueno, bastante mejor que muchas otras entregas de otras bandas similares. Personalmente le tengo mucho cariño a aquel álbum, por circunstancias de la vida. A mi me parece todo una joya perdida que no conoce mucha gente, lo cual lo convierte en más joya aún, y por esta razón me dispongo a analizar este “Lost Treasures”, que para mi enorme sorpresa aparece de repente en 2018, nada más ni nada menos que 28 años después. En este Tesoro Perdido se desempolvan aquellos temas que quedaron colgados a principios de los 90, con la misma formación del primer disco menos el vocalista Jimmi Bleacher, sustituido por Darrel Beach para esta ocasión. Pete Reveen (Guitarra) Michael Hannon (Bajo) y Khurt Maier (Batería) completan la banda.
La primera escucha me dejó algo frío. El factor emocional estaba ahí pero, claro... este “Lost Treasures” tampoco es el “Every Dog Has Its Day”, lógicamente. Eso sí, es de esos discos que cuanto más lo pinchas más te gusta. Es como si una sola escucha no bastara para entrar en él. Esto me pasó ya de entrada con “Damned If I Do”. Es el primer tema y el que cala más deprisa, pero cada vez que lo pongo que gusta más. Es un tema de estructura similar a “Come Along”, salvando las distancias, pero un buen tema. Eso sí, la influencia de Led Zeppelin, palpable en todo el disco, queda ya muy clara desde el primer segundo con la entrada a capela a lo Robert Plant que tiene este tema. Junto con "All that Glitters", de lo más potente y lo mejor del disco.
El vocalista Darrel Beach me recuerda muy de vez en cuando al de Love/Hate, sobre todo en “I Need More”, el segundo corte. Hay veces que intenta imitar a Jimmi Bleacher (se le echa de menos), otras parece que busca acercarse a Steven Tyler, otras te pone una voz un poco ronca, otras parece un gatito... en fin... en ocasiones convence y otras no tanto, la verdad. Donde mejor está, en mi opinión, es en "Walk Softly", el tercer corte, uno de los temas en los que la banda suena más original. Por fin retrocedemos al "Every Dog Has Its Day" en el cuarto corte: "Open Sezme", con ese ritmo entrecortado característico del Perro Salado. Es inevitable imaginar cómo podría sonar este tema de haberse grabado treinta años atrás, y no deja de ser un placer a escuchar para los que somos fans de la banda. Lo mismo ocurrirá un poco más adelante con "Didju".
Hay que decir que gran parte del alma de Salty Dog viene de la excelente base rítmica que tiene esta banda, donde destaca el batería Khurt Maier. Si bien es más que evidente que John Bonham es su principal fuente de inspiración, Khurt nos deja su sello durante todo el disco, y de una muy buena manera. Incluso diría que la batería es el instrumento que mejor suena en todo este trabajo. Pete Reveen es un buen guitarrista, y aquí vuelve a demostrarlo, aunque personalmente pienso que podría tener un mayor protagonismo en algunos de los temas. Es el propio Pete Reveen el productor del álbum. En “Lost Treasures” han intentado sacar un sonido de años atrás, y no de los 90... sino más bien de los 70, y bueno... les ha salido una producción un tanto pobre, algo palpable en “Old Fashioned Love”, por ejemplo, que nos recuerda a los Rose Tattoo, un muy buen tema que no termina de sonar del todo como debería de sonar, pero que sí que consigue llevarte a aquella época por momentos. Pero para viaje al pasado tenemos “Honeysuckle Wind”, con todo su sabor bluesy. Resuena mucho a aquellos The Rolling Stones ablusados de sus mejores épocas. Aquí Pete toca el banjo y, aunque se echa de menos el solito de guitarra en condiciones, no deja de ser un tema realmente logrado. “When Fools Rush In”, una balada con caña al final que intenta acercarse a aquella maravillosa “Sacrifice” del primer disco, cierra el álbum, y bueno… no es un mal final. Aquí Pete si que se hace notar lo suficiente.
En definitiva, una grata sorpresa recuperar a este Perro Salado que vive para luchar un día más. Un placer para aquellos que fuimos fans de esta banda desconocida, y una pena que tantos grupos como este tuvieran que colgar sus instrumentos para dar paso a un “new metal” con muy buen sonido, sí, pero más parco en virtuisismo y creatividad.
Pete Reveen – Guitarra y Banjo
Khurt Maier – Batería
Darrel Beach – Vocalista
Michael Hannon – Bajo