
1. One Hit (To the Body)
2. Fight
3. Harlem Shuffle
4. Hold Back
5. Too Rude
6. Winning Ugly
7. Back to Zero
8. Dirty Work
9. Had it with you
10. Sleep Tonight
Bienvenidos de vuelta al universo Stones, amigos míos, no para hablar en esta ocasión de grandes triunfos, más bien al contrario, Dirty Work está considerado uno de los trabajos más discretos de los Glimmer Twins, pero es un disco que encierra, como siempre ha ocurrido con la banda reina del Rock and Roll, sus momentos destacables, sus peculiaridades, una serie de connotaciones que lo hacen único dentro del catálogo Stone, y sobre todo un álbum que ha ganado con el paso del tiempo, que en mi opinión ha mejorado en las sucesivas reediciones en Cd, y que apareció en un contexto mucho más interesante que su contenido en sí, en un entorno salpicado de obstáculos que con el tiempo se irían allanando, dirigiendo a la senda que conduce a los Rolling actuales.
Cualquier fan de la banda sabe las circunstancias que rodeaban al quinteto en aquel 1985 en que comenzó a grabarse este disco en Paris. Con el anterior “Under Cover”, Jagger se había negado a salir de gira. Al siempre ambicioso vocalista le impresionaba el poder mediático que en aquella época, con la expansión que otorgaba la nueva cultura del video clip, habían alcanzado estrellones en solitario como Michael Jackson o Tina Turner, una mujer que junto a su marido Ike había teloneado a los Stones décadas atrás, y ahora arrasaba en los charts y las portadas de las revistas. Otros como Bowie o Stevie Wonder, que literalmente habían mamado en sus inicios de las enseñanzas de sus Majestades, ocupaban también un lugar destacado en la Industria en aquellos momentos, y varios productores y personajes del mundo del espectáculo tenían casi convencido a Jagger para que dejara a esa panda de tirados que, a su entender, eran los Rolling sin la figura de su líder, prometiéndole una carrera como solista que le reportaría mayores beneficios en todos los sentidos.
Richards, por su parte, llevaba desde finales de los 70 desenganchado del caballo, su vida sentimental se había estabilizado junto a la modelo Patty Hansen, y no veía el motivo para frenar la maquinaria del grupo de su vida. Siempre autoritario, con sus puntos de crueldad y de razón, Mick le acusó de haberse pasado toda la década de los 70 perdido en su mundo de heroína, anfetas y alcohol, mientras el vocalista tiraba de la banda en solitario, y ahora, según Jagger, al haber recuperado la lucidez quería ponerse de nuevo a los controles en igualdad de condiciones que el piloto mayor.
Así que, en parte, como operación de castigo, el cantante publicó en 1985 el disco “She´s the Boss”, y mostró bastante desgana a la hora de implicarse en la gestación del nuevo lanzamiento de los Stones, que comenzó a grabarse en Paris, con Jagger desplazándose constantemente a Londres a ocuparse de sus asuntos, en un clima que el productor Steve Lilywhite describió años después como la tercera guerra mundial.
Entonces no se supo, pero en aquellos tiempos, el aparentemente discreto y moderado Charlie Watts atravesaba el periodo más crítico de su existencia, entregado a los vicios que Richards había logrado controlar, y la mayoría de las partes de batería fueron registradas por otros miembros de la banda y músicos de sesión como un viejo conocido nuestro, Anton Fig, quien tuvo también que sentarse tras el kit de Peter Criss en los días de “Dynasty” y “Unmasked” de KISS para cubrir la ausencia mental del Gato. Interesante la aportación del amigo Fig a la maravillosa historia del Rock.
Bill Wyman como siempre estaba a su bola, trabajándose ya a la colegiala de trece años Mandy Smith, con la que se casaría en 1989, y Ron Wood, bueno, todos le querían y sabían de su gran hacer a la guitarra, pero en realidad no le tenían demasiado en cuenta a la hora de las grandes decisiones.
Por si fuera poco, Ian Stewart, Stu, el Stone en la sombra, falleció de un paro cardiaco en diciembre del 85, causando un gran pesar en sus compañeros, que siempre sintieron al grandullón escocés cuyo aspecto físico le había impedido convertirse en un integrante principal en los lejanos años 60 como una parte fundamental en la conciencia de la banda.
En estas circunstancias se creó “Dirty Work”, siendo recibido con frialdad y escepticismo por crítica y fans, que torcieron el gesto al entender que se trataba de un resbalón muy seguido teniendo en cuenta la decepción que había supuesto el hoy también mucho más valorado “Under Cover”.
“One Hit (To the Body)”, el corte inicial, cuenta con la guitarra de un Jimmy Page que apenas había pisado los estudios desde la disolución de Led Zeppelin, aunque su aportación no tiene nada de especial, en un buen tema muy cañero, que se editó como segundo single, pero que peca de un dramatismo que no terminaba de casar con la filosofía desmadrada y vacilona de los antiguos Stones. En el disco anterior habían trabajado esta línea violenta y oscura en piezas como “Undercover of the Night” o la gran “Too Much Blood” con más acierto.
El primer single fue “Harlem Shuffle”, un tema ajeno de Rhythm&Blues del montón, que también interpretaron en su día Johnny&Edgar Winter. Significativo que escogieran como single un tema de otros artistas, que pese a todo pasó a formar parte del repertorio en directo de la banda cuando regresó a la carretera a finales de los 80. De hecho fue interpretada en los conciertos españoles en el verano del 90.
La habitual coctelera de estilos quedó plasmada en ese tema, y en otros como el reggae jamaicano de Richards, “Too Rude”, que a mí me encanta pero se entiende que no fuera el tipo de canción que la gente esperaba de ellos, o la floja “Back to Zero”, un repetitivo ritmo funkie sin fuerza ni demasiada gracia, pero salvo esos momentos, el resto es puro material Stone con mucha más sustancia de la que parece: “Fight”, “Winning Ugly”, el title track y “Had it With You” son temas muy dinámicos, que sí contienen la esencia marchosa y personal de la banda, y que a buen seguro hubieran encajado en el set en vivo de haber seguido a este disco una gira mundial en condiciones, como esperaba Keith.
“Hold Back” tiene un punch similar a “One Hit (To the Body)”, las guitarras muerden, aunque la producción, sobre todo en el golpeo de la batería, suena gélida y muy mecánica, impidiendo que corra el aire como debería por los recovecos de otra buena canción, y la balada final, “Sleep Tonight”, es tan buena como todas las que suele escribir Richards con su inconfundible temple y su voz aguardentosa.
Como pista final, se añadieron 33 segundos con Ian Stewart dibujando sobre las teclas unos fraseos de woogie boogie, esa variante pianística en la que siempre fue un experto.
En el invierno del 86 los Stones, que no habían pisado un escenario desde la gira del “Tattoo You” del 82, subieron juntos a las tablas de un club londinense para ofrecer un concierto de homenaje a Stu ante solo cien personas. Tipos como Eric Clapton, Jeff Beck o Simon Kirke intervinieron tocando varios de los temas favoritos del fallecido teclista, y Richards confió que la ocasión sirviera para sentar las bases de una nueva gira mundial, pero su colega del alma Mick Jagger tenía otros planes: La elaboración de un nuevo disco en solitario, paralizándose la actividad de la banda hasta el histórico reencuentro en las Barbados del que salió “Steel Wheels”, la posterior huida de Wyman, y entonces sí, la rampa imparable de lanzamiento de los Rolling Stones que conocemos hoy.
La mayor institución del Rock and Roll en uno de sus momentos más bajos, que da sin embargo para escribir varios libros sobre ello.
Finalizo con una alusión a la portada: Los cinco artistas conforme al horterísima estilo en el vestir de la época, yo mismo he tenido camisas en esos tonos lilas y amarillo chillones que me compraba mi madre. Watts totalmente ido en el ángulo inferior izquierdo de la imagen, y lo mejor de todo: Un Richards que parece hincar su rodilla, conscientemente o no, en los huevos de Jagger ¿Casualidad, un encuadre inoportuno? Que lo decida el oyente.
Mick Jagger: Voz
Keith Richards: Guitarra
Ron Wood: Guitarra
Charlie Watts: Batería
Bill Wyman: Bajo