
1. The Dark Secret - Ira Divina (4:12)
2. Unholy Warcry (5:53)
3. Never Forgotten Heroes (5:33)
4. Elgard's Green Valley (2:19)
5. The Magic Wizard's Dream (4:30)
6. Erian's Mystical Rhymes - The White Dragon's Order (10:32)
7. The Last Angel's Call (4:37)
8. Dragonland's Rivers (3:44)
9. Sacred Power of Raging Winds (10:07)
10. Guardiani del Destino (5:51)
11. Shadows of Death (8:13)
12. Nightfall on the Great Mountains (7:20)
2002 fue un año importante para los italianos Rhapsody. En ese mismo año, la banda de Trieste vio terminantemente finiquitada la saga musical de historias épicas que comenzó con aquél tan, y no tan, lejano “Leyendary Tales”, cuyo desenlace desemboca en el “Power of the Dragonflame.
De esta manera, la historia del Guerrero de Hielo llegó a su fin.
Pero no fue el final de la banda ni de sus historias. Los milanos aún tenían mucho que contar, que cantar, componer, escribir y tocar. Y, ¿qué mejor solución para ello que crear una nueva saga? Así es como se dio pie, el 27 de septiembre de 2004, al trabajo que en esta reseña hemos de comentar, “Symphony of Enchanted Lands II” (sencillo y directo título) bajo el subtítulo de “The Dark Secret” (siendo también el nombre de esta segunda saga, ambientada en el mismo universo de la primera, sin ser una continuación de ella).
La propia banda tiene también sus ricas novedades, la primera de ellas siendo que es el primer disco con el bajista Patrice Guers bajo las filas capitaneadas por el dúo Staropoli-Turilli. La otra novedad (y, sin duda, la más impactante y la más reconocida y recordada a día de hoy) es la participación, como invitado especial, de Christopher Lee, actuando como narrador de la trama. Pocas bandas han podido ganarse puntazos como este, ¿qué mejor para una banda de la talla y estilo épico de Rhapsody que contar con los servicios del mismísimo Saruman?
Regresan a nuevas batallas Turilli, Staropoli, Alex Holzwarth y… los dragones, cómo no. Y ahí lo tenemos, en esa tan famosa portada. El majestuoso dragón sobrevolando las mágicas tierras forestales y montañosas, repletas de deslumbrantes cascadas y hermosos lagos. Representación pura y dura de la esencia épica del Power Metal. ¿Os imagináis la vida sin dragones?
El propio trabajo abre sus puertas con "The Dark Secret", tema que sirve como introducción y que contiene en sus subpartes “The Ancient Prophecy” (en la que Christopher Lee nos narra el contexto en el que se basará este nuevo capítulo) e “Ira Divina” (en la que la orquesta y los elegantes coros sinfónicos toman su lugar, sin un solo ápice de guitarras o teclados), hasta que da comienzo "Unholy Warcry", todo un clásico de Rhapsody, y un infaltable en cada concierto. Resulta una buena muestra para entender qué rumbo toma la banda en el álbum, muchísima carga sinfónica (más que de costumbre) y dramática (acercándose mucho más a la idea que Staropoli y Turilli tienen sobre el denominado Hollywood Metal y mucha participación de los coros. Sin perder, por supuesto, la esencia de Rhapsody: excelentes melodías, un Lione brillantísimo (y que congenia muy bien junto al toque narrativo de Lee) y solazo mortífero de Turilli, uno de los más logrados y genuinos de su carrera.
Una larga introducción orquestal nos mete de lleno en "Never Forgotten Heroes", vitalicio tema de Power Metal puramente melódico, en el que la batería y los teclados toman el liderato en una canción que, si bien no es de esas que pasan a la historia, sí que funciona bastante bien, otorgando armonía y giros y cambios de ritmo.
Tras el pequeño interludio, "Elgard's Green Valley" (se nos situará en el puro ajetreo de lo que parece ser un pueblo en plena actividad, en la que se desenvuelven melodías folklóricas, muy similar al “Heroes of the Lost Valley” del primer “Symphony of Enchanted Lands”), nos topamos entonces con una de las baladas más exitosas y reconocidas de Rhapsody: "The Magic Wizard's Dream", en la que se expone muchísimo sentimiento, dramatismo y un hálito triste, pero encantador y soñador. Cabe destacar (y no podía faltar dicha cita) la versión de esta canción en la que Lione canta a dueto con Lee… una auténtica pasada, como para ponerle los pelos cuan escarpias a uno…
A continuación, damos la bienvenida a una de las piezas magnas del disco: "Erian's Mystical Rhymes - The White Dragon's Order", comenzando con unos primeros dos minutos BRUTALES (repito: B-R-U-T-A-L-E-S) de pura sinfonía orquestal simplemente abrumadora, bien acompañada del ritmo marcado por Holzwarth. A su momento, llegan el bajo, la guitarra y los teclados, convirtiéndolo en una verdadera montaña rusa de melodías, aventuras, coros y verdadera actitud épica.
Seguimos con "The Last Angel's Call", tema a la más clásica usanza de Rhapsody: teclados y guitarras neoclásicas y un Lione melódico que, junto a los coros, desenvuelve un estribillo repleto de belleza, potencia y melodía.
A su vez, le sigue "Dragonland's Rivers", un tema curioso. Tras unos primeros momentos de corte narrativo, encontraremos una curiosa balada enteramente anclada en los derroteros más medievales de la banda. Fabio Lione desenvuelve con delicadeza la apacible y tranquila melodía marcada por la tocata de Staropoli, volviéndose todo más enérgico en el rimbombante estribillo (sobre todo en el épico y glamuroso final).
Ahora bien, si queremos prepararnos para lo que se avecina in situ, habremos de mentalizarnos con antelación, relajarnos, suspirar y espirar, coger las palomitas y situarse en una ambientación digna (si hay obras de Tolkien por los alrededores mejor que mejor). Nos adentramos en las profundidades de "Sacred Power of Raging Winds". ¿Qué supone ello? Supone el presenciar un verdadero espectáculo musical, una grandísima función que deja claro que ni Turilli ni Staropoli son compositores de segunda clase, ni lo más mínimo. En esta obra el Metal y la música clásica barroca/medievalesca caminan en abrazo y armonía, como hermanos, como uno sólo, en perfecta unión. No sólo uno se llega a perder en su inmensidad compositiva (la orquesta, los pasajes metaleros llenos de virtuosismo, directez y mucho carácter), lo mejor, sin duda (al menos, es mi parte favorita), esa impresionante instrumental, incluyendo ese asombroso solo de flauta, tocado por Manuel Staropoli, hermano de Alex. Obligada escucha la de “Sacred Power of Raging Winds”, de lejos la mayor pieza del álbum.
Hay una tercera balada en el disco, "Guardiani del Destino", como su nombre indica, cantada enteramente en italiano. Posee en toda su integridad un espíritu puramente medieval y operístico, aunque lejos de esos tonos alegres y moviditos, encontrándose ahora aires lentos, altaneros y procesivos. Cabe subrayar ese magnífico estribillo (atención en el desenlace).
Por otra parte contamos con "Shadows of Death", de considerable duración, sin estar a la altura de “Erian’s Mystical Last Rhymes” o “Sacred Power of Raging Winds”. Sin embargo, posee muy buenas dosis de energía orquestal y un instrumental que desencadena toda una oleada de neoclasicismo.
Acabamos el tomo con "Nightfall on the Great Mountains". Con toques y senderos místicos, se trata de un midtempo con aires de despedida, y cantada a modo de himno impregnada de melancolía.
De esta forma, sólo queda decir: The end
No llega a ser un “Dawn of Victory” o un “Legendary Tales”. Y, si bien los Rhapsody han evolucionado, en este disco, desde un Power Metal diferido del de los clásicos Helloween con altas dosis de epicidad y neoclasicismo, en esta ocasión vemos un trabajo más imbuido en el mundo sinfónico y cinemático, así como dramático.
No es de los álbumes más grandes de los italianos, pero sí consiguen conservar la magia, la creatividad y la pasión, aunque la sobrecarga musical (más fuerte de lo normal) llegue a molestar ocasionalmente al más escéptico.
No apto para todos, pero maravilloso para quien llegue a comprender todo lo que abarca, así es el quinto LP de los de Trieste.
Cuatro cuernos altos para la evolución sinfónica de Rhapsody. Mantened siempre las espadas en filo.
Fabio Lione / Voz
Luca Turilli / Guitarra
Patrice Guers / Bajo
Alex Holzwarth / Batería
Alex Staropoli / Teclado
*Invitados*
Christopher Lee / Voz narradora
Manuel Staropoli / Flauta, arreglos barrocos