
01. We Are The Weekend
02. Hands
03. Monster
04. Child Of The Sun
05. Bullettime
06. Scandinavian Girls
07. Pretty Boy Swagger
08. Rock It
09. Destiny
10. Let's Get Cracking
11. Keep It Up All Night (U.K. bonus track)
Un cambio que solo el tiempo dirá si ha sentado bien.
Reckless Love jamás han sido una banda de Metal al uso, sino más bien una banda que incorpora el Glam en su imagen pero un sonido inteligentemente Pop rescatado de aquellos que en su día se permitieron el lujo de practicarlo en su estatus de Hard Rock (Def Leppard, Poison).
Sorprendentemente, los finlandeses siempre han jugado a tensar la cuerda en cuanto a su esencia desde el primer día. Desde su debut homónimo, quizás el más arraigado en el género, se mostraron muy proclives de no despejar ninguna incógnita en cuanto a la dirección que podían adoptar, ya sea con un chasis más Pop/Rock Disco en Animal Attraction (2011) o una mezcolanza más fresca que conjugue ambos como Spirit (2013). No obstante, la tendencia progresiva pero irreversible de presentar un sonido accesible no ha cesado y, en este caso, se acentúa con "pero's".
En esta ocasión, Reckless Love no ha acudido a la cita de seguir con la vieja tónica de hacer discos iguales aunque sí similares. En 2016, Reckless Love apuesta por despojarse de toda carcasa Glam para atreverse con un sonido alternativo, moderno, ambiguo (más si cabe), heterogéneo, capaz de pasar de un extremo rocoso a otro azucarado en cuestión de minutos.
"We Are The Weekend" viene a ser el momento hímnico del disco por el cuál pretenden que no puedas deshacerte de cada uno de sus excesivos e inusuales elementos que encontramos. Apoyados en arreglos industriales, vientos puntuales y potencia desmesurada para sus estándares, el tema es una declaración de intenciones sobre todo lo que se quiere revelar en el disco, incluso dosis de epicidad y madurez que no se perciben en otras ediciones.
Más amenazante y sucia se presenta la incisiva "Hands", algo más convencional y recrudecida. Haciendo algún guiño a lo que podría ser el sonido angelino, el tema se torna en un Hard Rock moderno de remarcable generosidad, capaz de acoger diversas influencias a lo largo de su duración (AOR, Metal alternativo), causando un atractivo irresistible.
"Monster", en cambio, muestra la cara no tan amable de la innovación; un tema confeccionado desde el Pop más descarado y dolorosamente mal encubierto. Si bien posee ese aire impúdico de ser material radiable de radio industrial, sus arreglos poco habituales (cantos gregorianos, melodías épicas) dejan irreconocible a un grupo que, simplemente, podía haberse ahorrado esa falta de dirección y esos ejemplos tan mal escogidos para los estribillos (Britney Spears, Lady Gaga).
Si bien la anterior gana con las escuchas pese a ser el primer "pero" a esta experimentación, "Child Of The Sun" remata con más sangre que sudor un esfuerzo en vano que simplemente es pobre por su ejecución en la nueva dinámica. Excesivos sintentizadores, coros propios de Shakira, energía muy tenue y un interludio digno de Michael Jackson acaban por confeccionar lo que viene a ser un hit del verano de existencia tan fugaz como su inspiración.
Bastante desanimado, "Bullettime" se presenta mejor engrasada, pareciéndose más a lo propio de los estándares, con ritmos veloces, pegada, riffs sórdidos, bajo perfectamente producido y clásicos acompañados de vocales más desgarradas y momentos para cierta disonancia o musicalidad. En estos momentos, Reckless Love entra al nightclub para portarse mal pero no dura mucho.
A destiempo y con imprevistos los finlandeses adoptan un estilo más gélido, facturando un tema power-tecno-pop con sabor a nieve, alternando tonos mayores y vitalismo con una instrumentación en segundo plano y preciosismo logrado...aunque no deseado.
Y a estas alturas, si algo choca es ese extremismo y falta de cohesión entre temas que tienen tan poco en común.
Y mucho menos común es el Rap-Rock de "Pretty Boy Swagger", con algo más de acero británico pero con escaso peso ante la producción altamente industrial y un estribillo que no termina de cuajar y pedía más, descansando en un riffeo algo aislado aunque adquiriendo mejor color conforme avanza el tema. De los temas más extraños y que más escuchas requieran para apreciar los matices.
"Rock It" nos puede recordar más a un tema esquizofrénico de Limp Bizkit que a Reckless Love, con guitarras ahogadas y paranoicas que desembocan en un estribillo inesperado de Hard melódico que no desentona pero no resulta satisfactorio, ensamblando un interludio de inevitable parecido al de "Back In Back" de los australianos. Cierta irregularidad en la estructura del tema y, fundamentalmente, excesivos cambios mal emplazados.
"Destiny" es un medio tiempo, de corte más sentimental y previsible, melódico, revestido de ese calado y madurez que habíamos perdido en la orientación de los temas.
Muchísimo más contundente es la poderosa y soberbia "Let's Get Cracking", más rápida e impregnada con acierto en el espíritu festivo de hace 30 años. Acoplada al final encontramos la hidden track "(THWP)", acompañando el título de la anterior pero presentándose como una broma por parte de los chicos, cambiando totalmente la atmósfera y la producción, más desenfadada y natural donde percibimos a los chicos felices por poner punto y final a su proyecto más ambicioso.
Ahora bien, el disco es seguramente el más variado, arriesgado y también víctima de su propio formato. InVader apuesta más por la cantidad y la diversidad que por el atino, presentando un esfuerzo algo tosco más por no repetir prácticamente nada que no se haya visto que por engrasar los propios cambios que ellos mismos introducen, ya no en el disco, sino en muchas partes de los temas. COHESIÓN es lo que precisamente no se materializa en el disco, ya no a nivel compositivo como se ha comentando, sino estilístico. Esa ansia descabellada por recurrir al tecno-pop más descafeinado no refuerza en absoluto la idea de ser versátil sino falta de previsión. Mención aparte lo incoherente que supone recrudecer los temas más duros paralelo a lo anterior. Curiosamente, el extremismo partícipe de la falta de pegamento entre los temas se plasma en que su cometido está al menos seriamente perfilado, no andan con medias tintas; el Pop es muy Pop y el Rock es bastante Rock, no exento de los sucedáneos actuales que los finlandeses añaden como modificación personal marca de la casa en este disco. Impactante también la exclusión de baladas con sabor a veneno y a leopardo con las que no solían obsequiar con su particular dosis de azúcar.
El disco no entra a la primera, teniendo gran parte de la culpa ese paquete estilístico de medidas más propio del último disco de Nickelback que de Reckless Love. Conforme progresa el examen, Reckless Love se permite mayores lujos que acaban mancillados por no estar rodeados de canciones mejores que sirvan de apoyo o de puente a cambios tan bruscos. Si en algo se reiteraban era en lo que destacaban y para este 2016 parten de cero y no exhiben ninguno de sus tradicionales encantos. Otros que se subieron al carro de cambiar de imagen y no de nombre fueron Santa Cruz. El disco suena a hacer algo diferente a costa de necesariamente tocar el contenido orgánico más esencial, algo que no me ha gustado en absoluto pese a un sincero grado de disfrute.
El disco no es malo en absoluto, tiene muy buenos temas, presenta un esfuerzo asombroso en posproducción, se huele el entusiasmo, las ganas, el optimismo...pero la actitud no acompaña con los resultados globales, claramente insuficientes y demasiado aptos para el filtro de la modernidad actual.
Reckless Love se ha olvidado de los orígenes abogando valentía por un giro tan innecesario como erróneamente facturado, sonando mejor y más actual que nunca pero, de nuevo, el término "de sobra" sale a colación tanto como el de "mejorable" esta versión de Reckless Love. Quien mucho abarca poco aprieta aunque, seamos sinceros, solo a ratos.
2 cuernos muy altos, dependiendo de lo lúcido que se encuentre uno. Aprobado, solo eso.
Olli Herman - vocales
Pepe Reckless - guitarras
Jalle Verne - bajos
Hessu Maxx - batería