The Ocean - Precambrian

Enviado por Mother Man el Lun, 04/05/2020 - 13:57
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CD1.

1. Hadean/The Long March of the Yes-Men
2. Eoarchaean/The Great Void
3. Palaeoarchaean/Man and the Sea
4. Mesoarchaean/Legions of Winged Octopi
5. Neoarchaean/To Burn the Duck of Doubt

CD2.

1. Siderian
2. Rhyacian/Untimely Meditations
3. Orosirian/For the Great Blue Cold Now Reigns
4. Statherian
5. Calymmian/Lake Disappointment
6. Ectasian/De Profundis
7. Stenian/Mount Sorrow
8. Tonian/Confessions of a Dangerous Mind
9. Cryogenian

Disco completo (escuchar a partir del minuto 10:50)

La ambición es un rasgo que generalmente solemos considerar positivo cuando se trata de aplicarlo en el terreno musical. Solemos emplear el adjetivo de “ambicioso” para referirnos a cualidades muy diversas que puedan mostrar diferentes bandas en distintos momentos de su carrera. Mejorar en la producción y en el concepto de un grupo, explorar nuevos estilos sin perder su identidad, mantener un ritmo de composición relativamente alto… En cierto modo, todo aquello que implique a una banda el acercarse a lo que sería su modelo ideal de proyecto, al margen de limitaciones técnicas, creativas o de recursos materiales. Teniendo en cuenta todo esto, pocas bandas se me ocurren que mejor podrían merecer esta denominación que The Ocean.

Hablar de The Ocean es hablar de Robin Staps, única cabeza directora y creadora de la inmensa mayoría de composiciones que podemos disfrutar de la más que relevante trayectoria de esta banda. No es un músico que podamos calificar como “inquieto”, si eso implica el estar inmerso en múltiples proyectos en los que dar pie a la interpretación de estilos muy diferentes; no obstante, sí que podemos asignarle dicho calificativo si lo que queremos reflejar es a una persona que pretende acercarse a la excelencia compositiva a través del proyecto en el que ha invertido todos y cada uno de sus esfuerzos. Y es aquí, precisamente, donde mejor podemos ver reflejada la innata ambición a la que nos hemos referido en un principio. The Ocean, no es más que el resultado de una mente dotada de elevadísimas cualidades para la composición y que se dedica en cuerpo y alma al crecimiento de su proyecto.

No tardó, un jovencísimo Robin Staps, en darse cuenta de que necesitaba un cambio de aires que le permitiera ampliar sus horizontes. Sin duda, el traslado desde su Celle natal a Berlín le abrió múltiples puertas y le permitió poner en práctica un nivel de autoexigencia que sin duda podemos considerar el principal responsable de uno de los más interesantes y originales proyectos en el terreno metalero que se han producido íntegramente en el siglo XXI. Conocido a veces como The Ocean Collective, dicha denominación refleja a la perfección la naturaleza dinámica y fluida de la banda. Por sus filas han pasado diversos componentes y un enorme elenco de colaboradores, reflejo de la actitud obsesiva de Staps por encontrar los matices exactos que busca en cada una de sus composiciones.

Tras un comienzo relativamente modesto y dirigido al terreno progresivo y estrictamente instrumental, The Ocean alcanzó pronto dimensiones mastodónticas como proyecto. Sus orientaciones estilísticas, dentro de que se trata de una propuesta compleja y difícilmente clasificable, son varias. Por un lado, un sludge de corte progresivo, muy en la onda de los Mastodon del Remission y los primeros trabajos de Kylesa, con esos característicos cortes complejos de batería y combinación de tempos frenéticos y lentos, casi arrastrados; por otro lado, también desarrollan atmósferas sludge, donde se perciben muy evidentes la influencia directa de bandas como Cult of Luna, Isis o los míticos Neurosis, que conectan muy bien con ese aura etérea y pesada a la vez del post metal. Todo ello aderezado con sonidos de corte más groove/death técnico, que a veces nos recuerdan los tempos complejos y ultra cronometrados de Meshuggah o Gojira. Una mezcla compleja y variable, según el trabajo del que hablemos, complementada por una orquestación y acompañamiento instrumental que, en ocasiones adquiere enormes cotas de relevancia y que otorgan un sonido “sinfónico” que no cae en la epicidad barata e insípida, sino que contribuye con la aportación de bellos pasajes progresivos que añaden más complejidad a la obra. Finalmente, también son destacables las tendencias conceptuales en los álbumes de The Ocean, normalmente caracterizados por conectar simbólicamente, a través de sus letras y música, la naturaleza o las ciencias con letras referidas a aspectos sociales o reflexivos. Todo esto que he intentado explicarles nos da ya una idea de que nos encontramos ante una banda compleja y a la que se le sacan múltiples matices nuevos con las escuchas.

El trabajo que nos ocupa hoy, Precambrian, representa una de las cimas de la carrera de The Ocean, si no el trabajo que supuso su consolidación definitiva como referentes del post metal progresivo. La gran diversidad de sus composiciones y la riqueza en detalles, creciente a medida que avanzan los minutos, es sin duda su principal baza, con unos pasajes que alcanzan la genialidad múltiples veces, en forma de atmósferas y arreglos orquestales. No en vano, hasta 21 colaboradores participaron, al margen de los propios componentes “fijos” de la banda, incluyendo múltiples vocalistas e instrumentación muy variada (para más detalle, ver el apartado inferior de “formación”), reflejando el carácter obsesivo de Staps por encontrar exactamente lo que buscaba en cada uno de los temas.

El origen de Precambrian se remonta a un viaje de mochilero que Robin Staps realizó a Australia. Su periplo por la enorme diversidad de paisajes australianos le inspiraron el concepto base del álbum, que no es otro que el tomar como referencia la historia de la Tierra, a través de sus diferentes eones, eras y periodos geológicos; en este caso, su disco realizaría un recorrido meramente simbólico de 4.000 millones de años, desde el eón Hádico (origen de la Tierra) hasta el eón Proterozoico, pasando por el Arcaico y dejando para posteriores trabajos el resto de la historia terrestre. Todo ese intervalo de tiempo es lo que informalmente se conoce como el Precámbrico, un vasto periodo en los cuales suceden acontecimientos esenciales para comprender nuestra existencia en el planeta y que The Ocean conecta sutilmente con su música. Teniendo en cuenta lo anterior, podríamos pensar que las letras versan sobre grandes erupciones volcánicas (más aun viendo la portada), cambios climáticos, extinciones, fósiles, etc. Nada más lejos de la realidad, pues esta historia geológica solo actúa como referencia estética en el plano estrictamente musical, mientras que las letras siguen conectadas a la realidad humana.

Precambrian se divide en dos apartados bien diferenciados, comenzando con una primera parte (Hadean/Archaean), originalmente en formato minidisc y de breve duración, en la que destaca el estilo fuertemente agresivo del conjunto de las composiciones. En su corto, carente de orquestaciones y vertiginoso recorrido, podemos encontrar pasajes groove de corte técnico y bien temporizado, que suenan muy modernos, e incluso pueden considerarse impropios si los sacamos del resto del trabajo, como en Hadean o Mesoarchaean, a los ritmos pesados y machacones de piezas más progressive sludge, como Eoarchaean o Palaeoarchaean (esta última con ciertos guiños hardcore), pasando por el sludge más crudo de Neoarchaean que, casi como si de unos Eyehategod cubiertos por profundos growls se tratasen, cierran este primer disco. Las letras van directas a la yugular, con fuerte contenido político y social, tratando temas tales como el consumismo, la alienación social derivada de una vida ahogada en la rutina o el viaje hacia la muerte que desgraciadamente hacen tantas personas migrantes a través del mar. Todo ello conecta con la naturaleza agresiva de esta primera parte, al igual que lo hace la referencia al eón Hádico, periodo de formación de la Tierra, intensa actividad volcánica y caída incesante de meteoritos, o al eón Arcaico, época en la que, si bien ya existían organismos muy sencillos, la ausencia de oxígeno imposibilitaba formas de vida como las que encontramos mayoritariamente en la actualidad. La naturaleza en su máximo esplendor, en un amplio y hostil intervalo temporal de la historia de nuestro planeta, reflejado musicalmente a la perfección, con un estilo duro y sencillo.

La segunda parte de Precambrian nos transporta hacia una dimensión completamente diferente, que se pone de manifiesto nada más empezar los primeros acordes de Siderian. Aquí. Ante nosotros se inicia lo que será un complejo y bellísimo compendio de metal progresivo con complejas orquestaciones que nos lleva por múltiples parajes de enorme factura en Rhyacian”, tema en el que llegaron a grabarse hasta 80 pistas diferentes, intentando encuadrar a todo el conjunto instrumental. Es curioso que es en el Riásico cuando aparecen los primeros organismos eucariotas, un salto evolutivo de complejidad, que permitió la aparición de los organismos pluricelulares en el futuro… ¿casualidad que se trate del tema más complejo en el campo de la producción?

El resto del trabajo (Orosirian a Cryogenian) adquiere dimensiones sencillamente colosales. Sería agotador y excesivamente tedioso intentar explicitar cada uno de los detalles relevantes de esta secuencia catedralicia de post metal atmosférico y oscuras orquestaciones sinfónicas. Es necesario que sean ustedes quienes se dejen llevar por el amplio espectro de paisajes que The Ocean nos dibuja pormenorizadamente a través de su amalgama de influencias. Un compendio de progresiones ricas y diversas que nos envuelven y nos hacen viajar hacia ese eón Proterozoico, en el que las formas de vida más complejas iban haciéndose hueco hasta concluir con la formación de la primera fauna animal conocida en el planeta Tierra (fauna de Ediacara). También mutan las letras, en este caso de carácter más reflexivo e intimista, reflejo del carácter mucho más pausado de la música. El trabajo de producción es inmejorable, con una pesadez en las guitarras menos acentuada que la mostrada por trabajos que transcurren por terrenos similares (Cult of Luna, Isis, Neurosis, etc.), para ceder espacio a las voces corales y al amplio elenco instrumental clásico que nos acompaña a lo largo de esta larga segunda parte del viaje.

Precambrian requiere paciencia. Como toda obra cargada de complejidad, es necesario profundizar en ella mediante diferentes exploraciones, distintos momentos que, conjuntamente, se complementen para poder sacar todo el jugo que The Ocean generosamente nos regaló con esta sinfonía a la naturaleza histórica de nuestro planeta.

Robin Staps: Guitarra, percusión y voces (CD2: tracks 2, 6 y 7).
Torge Ließmann: Batería y percusión.
Nico Webers: Voces (CD1: tracks 1-3; CD2: tracks 2, 5 y 8)
Matthew Beels: Guitarra.

Colaboraciones:

Walid Farruque: Guitarra (CD1: track 2)
Mike Pilat: Bajo (CD1 completo; CD2: tracks 2, 3, 5, 6 y 7) y voces (CD2: tracks 2, 3, 6 y 8)
Nate Newton: Voces (CD1: track 3; CD2: track 8)
Eric Kalsbeek: Voces (CD1: track 4)
Meta: Voces (CD1: tracks 1 y 5; CD2: tracks 2, 3, 5, 6, 7 y 8)
Rene: Voces (CD1: track 3; CD2: tracks 3, 7 y 8)
Jason Emry: Voces (CD1: track 3)
Dwid Hellion: Voces (CD2: track 6)
Jan Oberg: Voces (CD2: track 6)
Caleb Scofield: Voces (CD2: track 3)
Tomas Hallbom: Voces (CD: track 7)
Hannes Huefken: Bajo (CD2: tracks 4 y 8)
Jonathan Heine: Bajo (CD2: track 6)
Stefan Heinemeyer: Cello (CD2: tracks 2, 4, 5, 6, 7 y 9)
Karina Suslov: Viola (CD2: tracks 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 9)
Christoph von der Nahmer: Violín (CD2: tracks 2, 3, 4 y 8)
Katharina Sellheim: Piano (CD2: tracks 2, 6, 7, 8 y 9)
John Gürtler: Saxofón (CD2: track 1)
Daniel Eichholz: Glockenspiel (CD2: 2, 3, 4, 5 y 7)
Jonass Olsson: Pandereta (CD2: 5, 7 y 8)
Tomas Svensson: Samples adicionales (CD2: track 1)

Sello
Metal Blade Records