
1. Mister I.D.G.A.F. - 6:16
2. Lustful for Desaster - 5:37
3. Cry - 2:30
4. Evil Spray - 6:02
5. Mimmo the Bull – 4:57
6. Where Eagles Reign - 5:01
7. Rhapsody of Sadness - 1:46
8. Create Your Destiny - 5:48
9. Die For Your Flag – 6:10
10. Snoopies - 5:16
Recientemente entablé una conversación con un colega metalero acerca de los grupos actuales de los que tanto se habla en nuestros tiempos y cómo las producciones de ahora hacen sus álbumes suenen muy parecidos entre sí. Tan interesante tertulia finiquitó con una frase lapidaria de su parte que iba más o menos así: “Con tanto material de los 70s, 80s y 90s no necesito perder mi tiempo con álbumes que suenan todos iguales”. En reseñas como ésta, me es muy difícil refutar ese comentario.
Verán, las distintas vertientes del Metal crearon una cantidad tan pero tan innumerable de álbumes de calidad indiscutible que muchos de ellos, desafortunadamente, se perdieron en los anales de la historia. Un estilo en particular, el Thrash Metal, consiguió que millones de adolescentes por todo el globo tomaran la Flying V y la chaqueta de cuero para proponerse ser los nuevos Metallica o Slayer. Obviamente, hubo muchos que quedaron olvidados por motivos que no podemos comprender en su entereza ya que la calidad y el nivel estaban ahí. Dígase falta de publicidad, falta de dinero, geografía o mera mala suerte, muchas agrupaciones no llegaron a nada y no fueron reconocidos por más de tres pelagatos con un gusto exquisito. Hoy hablaremos de uno de esos perdedores adorables y que son tan necesarios en este mundo: los italianos de Nuclear Simphony.
Oriundos de Sicilia, Italia, y formados en 1986, luego de haber hecho varias maquetas como Galax, Nuclear Simphony se darían a conocer al público en 1989 cuando toda la movida Thrasher comenzaba a dar señales de agotamiento y ya no todo se trataba de velocidad y beligerancia. En ésta que es su única entrega, Lost in Wonderland, los italianos practican un Thrash Metal convencional con una marcada influencia de los Testament más clásicos. En algunos pasajes estoy seguro que pensarán que éste es el trabajo olvidado de Chuck y sus muchachos. Pero, no teman: hay suficientes riffs de nivel, ritmos aplastantes y adrenalina velocista para disfrutar con su propuesta como unos posesos. Además, el binomio de guitarras es bastante bueno y los riffs son de lo mejorcito del álbum ya que son altamente adictivos y con gancho. Porque, hay que decirlo: cualquiera puede hacer una canción de Thrash, pero muy pocos pueden hacer un muy buen tema de Thrash. Incluso en los 80s.
La portada me parece fenomenal: el hombre está completamente obtuso por la televisión y no se percata de que su casa está destruida y el paisaje de una ciudad destrozada pinta el trasfondo. Detallista, pero con un potente mensaje de crítica que se encargarían de plasmar en su lírica que es bastante social. Vamos a escuchar de una buena vez de qué se trata este trabajo y dejémonos de estupideces, que ustedes vienen a hablar de la música y no de las portadas.
La cosa empieza bien con el riffeo insano y directo de Mister I.D.G.A.F. donde ya nos percatamos de cómo la producción es bastante buena si consideramos los recursos del grupo y el triunvirato tiene muy buenas habilidades con sus instrumentos. La influencia de Testament es notable en la sección del estribillo y las vocales de Pecoraro que son extremadamente similares a las de Chuck Billy en sus comienzos. Escuchen el estertor del tema y cómo entrelazan punteos melódicos con un medio tiempo machacón. Aquí tienes un poquito de todo lo clásico del Thrash: velocidad, solos devastadores, buenos riffs, chillidos, batería atronadora y una técnica consumada para que te rompas el pescuezo con headbanging. No termina de matarme como opener, pero es un buen tema.
Lustful for Desaster (sí, otro error ortográfico), por el otro lado, debe ser mi tema favorito del álbum por la enorme calidad de los riffs y una aceleración demencial que sacude pero te mantiene viciado durante cada maldito segundo. Una pasada de tema que no tiene desperdicio y que recomiendo personalmente. La siguiente, Cry es una balada acústica que nos muestra el lado más aflautado del vocalista y sirve como una introducción melódica y plácida hacia ése vendaval de furia Thrasher que es Evil Spray. Me encanta cómo el agudo de Pecoraro termina la canción y sirve para llevarnos al festín guitarrero de la cuarta canción. Ésta es una composición donde podemos atestiguar el potencial del combo para entrelazar melodías gancheras de guitarra con sus ritmos pesados y directos. Mención especial al baterista, La Rocca, que se muestra bastante sólido durante todo el álbum. Hay algunas secciones de los seis cuerdas que estoy seguro que les recordarán a los Maiden de toda la vida. Nuclear Simphony no han inventado nada –por supuesto-, pero se esfuerzan como pocos para venderte el invento como si fuera el debut de Black Sabbath.
La siguiente granada para derrumbar nuestros hogares es esa demencial y beligerante Mimmo the Bull donde la banda pone el pie en el acelerador y aquí hacen uso de esa brutalidad malsana tan natural en el Thrash más descarado, asocial e incómodo. Vamos, que no todos pueden ser como Anthrax. Necesitamos algo de malasangre. Por ahí se sueltan algunas risas maniáticas para descolocarnos. La canción es pesada, con un estribillo de voces de pandillas –muy de la época- y con, otra vez, un trabajo excelso por parte de los guitarristas que demuestran ser muy capaces con sus instrumentos. Y es que luego escuchas algo como Where Eagles Reign y te pasa por la cabeza la interrogante de porqué estos muchachotes no pasaron del primer álbum. Sólo hay que escuchar esta canción para percatarse de que, aunque no inventa nada, cuenta con una personalidad, porte y elegancia devastadora y que tenía todo para ser un himno de primera clase en la segunda división Thrasher -contradictorio, lo sé. El ritmo machacón, liderado por La Rocca en las baquetas, hace que esta canción gane enteros. Creo que los riffs son su punto más fuerte –como en todo álbum Thrash- y eso se denota en demasía en el tema recién acotado. Una manera muy buena para adentrarse a las primeras de cambio en el grupo.
La siguiente canción es una instrumental melódica y sentida apropiadamente titulada Rhapsody of Sadness, donde Signorello y Pecoraro hace delicias con sus guitarras y se permiten hacer armonías que no son muy usadas en el estilo y demuestran una cierta ambición musical que, lastimosamente, nunca pudimos conocer en su entereza. Lo que continua es un soberbio temazo que va por el nombre de Create Your Destiny y la banda hace gala de todas sus virtudes para conjugar aspectos como técnica, rapidez, garra, gancho y melodía en un solo tema que es adictivo como la misma heroína. En el estribillo se ponen demoledores como una puta locomotora con una capacidad notable. Obviamente, éstos no eran ningunos mindundis y sabían lo que estaban haciendo porque esto, damas y caballeros, es un señor tema. Quien no opine lo mismo, lo espero en la sección de comentarios para que debatamos.
No faltaría la típica crítica a los sistemas bélicos y cómo éstos no ayudan en nada a un mundo que ya se está muriendo en forma de Die For Your Flag. Aquí intuyo una cierta influencia de los Exodus primigenios mezclados con la sempiterna dosis de Testament que los italianos se inyectaban antes de cada sesión en el estudio, al parecer. Los riffs son afilados al igual que pegajosos y tras un par de escuchas, estarás tarareando cada una de estas piezas y haciendo air guitar como un poseso. De cierta manera, me dan algo de risa los “agudos” del vocalista en el estribillo porque demuestra que todavía estaba tratando de aprender a cantar pero, bueno, todos empezamos de una manera u otra. En la versión remasterizada hay una canción extra llamada Snoopies, que no es nada del otro mundo –es algo discreta, en realidad, a mi parecer-, pero para quienes hayan disfrutado con el trabajo, esto es como un valor agregado. Mejor que sobren que falten, ¿no?
Nuclear Simphony, por más que los haya halagado en la reseña, no son nada nuevo en el amplio panorama metalero y es que debo reconocer, por más que me guste el trabajo, que estamos ante una obra un tanto repetitiva en cuanto a matices y fundamentos musicales puesto que no aporta nada nuevo a una escena que ya se estaba estancando y comenzaría a transmutar hacia senderos inexplorados gracias a muchos de sus mesías, para bien o para mal. Estos italianos sólo fueron un pie de página borroso en la amplia enciclopedia de locura, desmadre y violencia de la buena que es el Thrash Metal. Eso no le quita lo disfrutable, ¿eh? Por más que no reinventen la rueda, aquí hay canciones de buena calidad para quienes están hartos de escuchar los mismos álbumes de Testament, Slayer o Death Angel una y otra vez.
Y es que me recuerdo de las palabras de mi colega y en momentos así no puedo evitar darle razón: cuánta calidad, por Dio, había proliferado por esas tres magníficas décadas donde tantos grupos nos han hecho disfrutar con un sinfín de propuestas y aún uno puede tomarse con un trabajo que no afectó en absoluto el devenir de la escena y que puede ser tan entretenido. Que la escena hoy en día, exceptuando por algunos grupos, es un puto chiste con tantas bandas de “New Age-Techno-Groove-Black-Dance Metal” es ya una verdad absoluta y es bueno encontrar estas pequeñas joyas que no inventan algo, pero tienen más cojones que una escena completa hoy en día. El underground es algo simplemente magnífico.
Álbum completo. Disfruten.
Tres cuernos (altos) para Lost in Wonderland. Perdido en la locura nuclear de este olvidado triunvirato. Muy pocos pueden decir eso.
• Gino Pecoraro – Vocales, guitarra
• Ciro Signorello- Guitarra, bajo
• Giovanni La Rocca - Batería