
01. Dusk Falls upon the Temple of the Serpent on the Mount of Sunrise (00:51)
02. Cast Down the Heretic (05:45)
03. Sacrifice Unto Sebek (03:03)
04. User-Maat-Re (09:05)
05. The Burning Pits of the Duat (03:53)
06. Chapter of Obeisance Before Giving Breath to the Inert One in the Presence of the Crescent Shaped Horns (05:21)
07. Lashed to the Slave Stick (04:18)
08. Spawn of Uamenti (01:14)
09. Annihilation of the Wicked (08:37)
10. Von Unaussprechlichen Kulten (09:46)
Surcando los rojos cielos impregnados de sangre, bajo los dominios de Ra y escoltados por los ancestrales dioses egipcios, Nile se dirigían al estudio con la total certeza de que iban a grabar la cúspide de su música, el eslabón de su creatividad, la unión entre la brutalidad y depurada técnica, el último peldaño de un templo que llevaba años forjándose con victoria tras victoria y que de una vez por todas iba a dejar en claro que era una banda que valía verdaderamente la pena. El trío conformado por Sanders, Dallas y Kollias ha sido uno que se formo su nombre a base de esfuerzo y genialidad en un estilo que no es para nada fácil de dominar, porque o eres muy bueno o apestas totalmente, aquí no hay términos medios, y por suerte Nile quedo en el lado de los buenos y lo re-afirmaban de manera incontestable con su magnum opus de 2005 "Annihilation of the Wicked", un trabajo por el cual la banda iba a ser reconocida de por vida, por si acaso su oscuro y burro debut o su disco anterior "In their Darkened Shrines" no había sido suficiente, y efectivamente no lo era, porque lo mejor aún estaba por venir de la mano su cuarta ofrenda a los dioses egipcios el cuál les regalaría su puesto seguro en Aaru reinando inmortalmente junto a Osiris.
"Annihilation of the Wicked" es un disco completo en todo el sentido de la palabra. Por supuesto que su consigna principal es la tralla sin concesiones, pero en medio de todo ese torbellino de solos y blast-beats antecedidos por una rafaga de gordos y brutales riffs se encuentran momentos de belleza y calma con un sabor a folclore egipcio bastante palpable y por el cual muchos pensarían que estos muchachos americanos eran egipcios o tenían raíces egipcias, pero para nada, simplemente son unos maníacos con talento y una fascinación enorme a todo lo egipcio, sobretodo Karl Sanders cuyo proyecto paralelo está dedicado a temas instrumentales inspirados en aquellas ancestrales tierras llenas de mitos y leyendas fascinantes. Una probada a este mundo que tanto fascina a la banda llega justo en el primer tema del disco, una intro instrumental a base de Bağlama con un sonido bastante agradable y egipcio, una pequeña amortiguación antes de que la legendaria batalla comience con el cántico de guerra y tralla pura "Cast Down the Heretic" el cuál a arranca a todo gas con un Kollias aplastando todo a su pasó con una velocidad impresionante y unas guitarras bajadas completamente de tono a cargo del duo Dallas-Kollias mostrando entre ambos un manejo de las seis cuerdas más que estelar y sin fisuras.
La muestra de brutalidad sin precedentes viene a cargo del tercer tema del disco "Sacrifice Unto Sebek", un total clásico de la banda y uno de los temas que me termino de enganchar a la misma. Con una velocidad y pesadez increíble, una manera de desgranar los riffs única y una estructura corta, directa, brutal y dulce para mis oídos, aunque sin embargo no es el mejor tema del disco ni de lejos, porque tan solo su predecesor "User-Maat-Re" muestra un lado mucho más trabajado y exquisito de la banda, con unos breaks de en sueño y unas secciones vertiginosas que rompen cervicales a diestra y siniestra.
El riff con el que empieza "The Burning Pits of the Duat" es excelente y el desarrollo de la canción es más brutalidad y técnica made in Nile, una técnica que lejos de aburrir entretiene, o al menos en mi caso, pues esos bruscos cambios de riffs y la manera en que todos encajan a la perfección me acojona, me entretiene y me hace disfrutar como un enano cada vez que pongo a sonar este álbum, un álbum que con el pasar de los años sigue tan excelente como siempre.
Todas las fisuras que la banda tuvo en su momento fueron corregidas en este disco, es una mezcla perfecta entre la tralla más directa y los momentos más ambientales de su disco anterior, solo que esta vez distribuidos más equitativamente haciendo un balance perfecto de lo que representa la música de Nile, pues este es EL DISCO de la banda. No solo es una maquina pulida y afilada de cortar carne con respecto al aspecto instrumental, es una también repotenciada y aceitada con una producción impecable y pesada que le suma enteros al disco en todos sus aspectos, tanto en las partes más lentas como en las más rápidas haciendo posible seguir todos los cambios en los riffs y los patrones de la batería y por supuesto no se queda atrás la enorme labor vocal de Dallas y Sanders y esos guturales tan potentes y directos.
El disco está lleno de himnos de la banda desde principio a fin. "User-Maat-Re", "Cast Down the Heretic" (Igual de pesado que un ejercito de Mamuts), "Sacrifice Unto Sebek", "Annihilation of the Wicked" o "Lashed to the Slave Stick" (enorme sección de tremolo-picking que se queda grabada en el cerebro y aún mejores solos) son algunos de los mejores temas de la banda, no solo porque son pesados a rabiar, sino porque muestra una técnica y musicalidad impresionante y atrapante, con secciones que se te quedan grabadas en el cerebro sin más. Una banda que al menos en estudio ha demostrado más de una vez de lo que pueden ser capaces, y esta fue la muestra definitiva de su creatividad, la cúspide de una banda con un enorme talento y que aún hoy en día siguen en la brecha, aunque sin igualar tamaña monstruosidad.
Karl Sanders es el miembro que más brilla en esta obra, no precisamente por su peformance vocal ni por sus acertados y directos riffs y solos, sino más bien por la variedad que agrega al disco con instrumentos de cuerda egipcios tales como el Saz, el Bağlama y el Bazuki los cuales aparecen en temas como "Dusk Falls upon the Temple of the Serpent on the Mount of Sunrise" y "User-Maat-Re" y no solo es que están ahí, sino que son ejecutados de una manera exquisita e interesante dándole un prisma distinto al disco y sobretodo un sello único a la banda.
Lo atestiguado aquí es lo que se conoce como "All killers no fillers", porque todos, absolutamente todos los temas que componen al disco son excelentes, cada momento y segundo de los mismos tiene un propósito de ser y no están simplemente para rellenar y alargar innecesariamente. Con una duración más que perfecta "Annihilation of the Wicked" cumple su propósito a cabalidad y erige como la mejor obra de la banda, la más grande y legendaria de las pirámides, igual de colosal, imponente y fascinante.
Los fans de la tralla más extrema y directa con arreglos varios no deben perderse este disco por nada del mundo, porque este es uno de los grandes y sin duda la obra más completa que grabaría la banda.
Puntuación final: 9.5/10
Karl Sanders: Guitarra, voz, teclados, bağlama, saz, bouzouki
Dallas Toler-Wade: Guitarra, voz
George Kollias: Batería, percusiones
Jon Vesano: Bajo, voz
Músicos extra:
Mike Breazeale: Cantos de exorcismo, tazón pazuzu