
1. Bear Attack
2. Sand Worm I
3. Sand Worm II
4. Pocket Rocket
5. Blue Nectar
Como fan del hard rock, el rock progresivo y el rock psicodélico estoy muy pero que muy contento con el resurgir que han tenido todos estos estilos musicales en los últimos diez años. Tampoco es que hubieran desaparecido nunca, si sabías dónde buscar podías encontrar música de estas coordenadas incluso en los alternativos noventas (véase el ejemplo de los americanos Phish). Pero si que es verdad que desde comienzos de la década pasada hasta el día de hoy ha habido un empujón y bandas de este estilo incluso aparecen en las listas de nuevo y protagonizan grandes festivales (que siquiera suelen estar especializados en este rollo). El ejemplo más claro que se me ocurre es el de Tame Impala, que aunque con sus nuevos trabajos ha virado hacia un sonido que ya poco o nada tiene que ver con el rock, con Innerspeaker y Lonerism nos ofrecieron dos de los mejores discos de esta nueva hornada de neo-psicodelia.
Otras bandas que comparten este movimiento son los también enormes (cada vez más) y eclécticos King Gizzard & The Lizard Wizard (geniales en directo), Ty Segall, Pond, Unknown Mortal Orchestra, Mild High Club o Babe Rainbow. Algunos de estos son más cercanos al hard rock, algunos tienen menos o más trazas progresivas y todos beben en mayor o menor medida del movimiento psicodélico de finales de los 60s y principios de los 70s. Se trata de una escena que no para de crecer y crecer y que cada vez cuenta con más bandas talentosas y adeptos.
Hace cosa de unas semanas un buen amigo mío, conociendo mi gusto por este estilo musical y lo ávido que estoy a la hora de escuchar nuevas bandas y sonidos, me recomendó este disco. Lo primero que llamó mi atención fue la portada, recordándome un poco a una mezcla entre las portadas espaciales de Yuri Gagarin y el Kaiju Mothra de las pelis de la Toei enmedio. Y lo segundo fue que eran españoles. Y es que en todos los años que llevo escuchando este estilo musical apenas he conocido bandas españolas que lo practiquen, a pesar de que bandas como King Gizzard llenan el aforo cada vez que nos visitan. Realmente algunos grupos sí que hay, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba (muy influenciados por la música de Triana) o Acid Mess son algunos ejemplos, pero aún no me he encontrado con ninguno que me llene tanto como lo que lo está petando a nivel internacional.
Cuando Moth Bath abre lo hace con “Bear Attack”, el tema más agresivo del disco y todo un acierto como opener. Mucho Mungo beben, y mucho, de la música de King Gizzard, y eso aquí queda más que patente. Según la propia banda, la música de este disco fue compuesta mediante jams en las que se ponían a improvisar para después juntar las ideas que más les gustaban. Sin embargo, en “Bear Attack” se les encuentra bastante centrados, yendo al grano, sin desvariar y con una estructura bastante clara. Posiblemente sea el tema que más guste a los fans del hard rock tradicional.
Por otra parte, “Sand Worm” es todo lo contrario. Este tema, el cual se divide en dos partes, se trata de una extensa jam que recuerda muchísimo a los King Gizzard de Polygonwanaland (canciones como “Crumbling Castle” son una clara inspiración) y Flying Microtonal Banana. El desarrollo es genial, sobretodo en la segunda parte, que va in crescendo y descendiendo sin parar en cuanto a intensidad y consigue desorientarnos y sumergirnos en su atmósfera. De esas canciones para disfrutar con luz tenue y un porrito en la mano.
Para terminar, “Pocket Rocket” y “Blue Nectar” son los dos temas más suaves del disco. El riff de “Pocket Rocket” bebe mucho de nuevo de King Gizzard, pero esta vez las melodías vocales y el uso del wah wah consiguen que termine recordando mucho más a los primerizos Tame Impala, lo cual aporta un soplo de aire fresco. “Blue Nectar” por su parte es el tema más calmado del disco (a mí me transporta a una piscina en verano junto a un buen mojito casero) y el homenaje más obvio a la música de Tame Impala de todo el disco.
Moth Bath se presenta como un debut potente y prometedor, que muestra una maestría que no se suele ver en bandas primerizas y prueba que Mucho Mungo son conocedores del movimiento del que intentan forma parte. Si algo se le puede recriminar es la poca originalidad de su sonido, bebiendo demasiado de los mentados hasta la saciedad en esta reseña, King Gizzard y Tame Impala. Sin embargo, las composiciones son de mucha calidad y este hecho se puede pasar medianamente por alto teniendo en cuenta que se trata de eso, un debut. Tengo muchas ganas de escuchar más de estos chicos madrileños. Espero que para su segundo asalto mantengan la calidad de las composiciones mientras que encuentran un sonido más personal y definitorio que les haga resaltar entre la muchedumbre. Cuatro cuernos bajitos.
Marco González Pérez: Voz, guitarra y teclado
Santiago Aguilera Velasco: Voz, batería y teclado
Adrien Elbaz: Voz y bajo