Motörhead - Bomber

Enviado por El Marqués el Mar, 01/05/2012 - 19:47
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1. Dead Men Tell no Tales
2. Lawman
3. Sweet Revenge
4. Sharpshooter
5. Poison
6. Stone Dead Forever
7. All the Aces
8. Step Down
9. Talking Head
10. Bomber

“Bomber” es el tercer álbum en estudio de Motörhead, pertenece a la mejor etapa del grupo, fue grabado por la formación más clásica y recordada entre dos masterpieces como son “Overkill” y “Ace of Spades”, y conserva toda el aura de los días de gloria de las huestes de Lemmy, los que abarcan el periodo 1977-1982.

Leída del tirón esta introducción de manual, hemos de añadir ciertos matices. El disco del bombardero se editó en 1979, tan solo unos meses después de que “Overkill” viera la luz. La banda quería aprovechar el gran momento de popularidad, el estado de gracia creativo en que vivían, y “Bomber” no quedó tan redondo como su antecesor, ni está a la altura de lo que habría de llegar un año después.

En todo caso, es un disco que lleva las firmas de Kilmister, Clarke y Taylor, y ante ese dato uno no puede hacer otra cosa que descubrirse. Su diferente idiosincrasia, determinados detalles que ahora comentaremos, le otorgan la condición de especial dentro de la carrera del trío, una serie de matices que contradicen a quienes se empeñan en afirmar que Motörhead llevan toda la vida grabando el mismo disco, como si estuviéramos hablando de asfaltar carreteras.

Por lo pronto, muestra mejor que ningún otro las raíces de ese Lemmy bravucón y pendenciero que tanto nos gusta, ese broncas que muchos años después recordaba con orgullo que, cuando los miembros de Hawkwind le expulsaron de la banda, se metió un lingotazo de bourbon y se folló a sus mujeres.

Este disco tiene los elementos que hicieron de Motörhead un mito, la temática, el sonido cavernoso, aparentemente mal producido, cargado de actitud, el humor negro y ocurrente de Lemmy, y un extraordinario aroma a spaghetti western que anticipa la estética de forajidos que escogerán para la portada del As de Picas.

No todas las canciones son tan buenas como esas “Stay Clean”, “Metropolis”, “The Hammer”, “(We Are) The Road Crew”, “No Class”, “Capricorn” y demás diamantes. De hecho, el único tema a día de hoy que perdura en el set list de los shows es "Over the Top", que ni siquiera aparecía en el disco y se editó como cara B del title track, pero cuenta con un clásico indiscutible –la propia “Bomber”-, y al menos 6 o 7 composiciones necesarias, como digo, para conocer los primeros pasos en el negocio de esa estrella mediática que ha terminado siendo Lemmy Kilmister, el hombre adorado y envidiado por muchos números uno en la Industria.

Y es que desde luego, no se puede presumir de conocer la obra de este grupo si uno no se ha movido al ritmo de temas tan buenos como “Dead Men Tell no Tales”. El título, puro Sergio Leone, alude a la traicionera amistad que suponen las drogas, y la música es auténtico rock and roll sucio y chirriante, con gran trabajo de Eddie “Fast” Clarke, que se marca unos cuantos solos tremendamente adictivos, cargados de feeling, más centrados en el Groove que en la corrosión o la potencia del disco anterior.

“Lawman” es muy machacona, casi desértica, el trabajo instrumental sobresale de nuevo, y Lemmy tiene su mejor momento cuando al final parece dirigirse al Juez con insolencia y suelta algo así como “Se que tu vida es un libro de reglas/Pero todo aquel que necesita un libro es un bobo”. Como decía, el personaje descarado, impertinente y chulo que tanto nos ha gustado siempre.

El comienzo de “Sweet Revenge” es fantástico, ese “…Hello Victims” le convierte de pronto en Alice Cooper, sin embargo la canción tiene un ritmo ralentizado y plomizo al que volverán en el futuro, en general con escasa fortuna, por qué no decirlo.

“Sharpshooter” y “Poison”, mucho más dinámicas, ponen las cosas en su sitio y elevan el nivel, sobre todo la segunda, nivel que volverá a acercarse al sobresaliente en “Stone Dead Forever”, la mejor hasta ahora junto a la primera, el típico tema cargado de fuerza que ganaba muchísimo en vivo. Tiene una entrada del bajo, un estribillo y unos solos de Clarke, personales y tremendamente rockeros, que hacen de ella otra pieza inmejorable, con ese espíritu cercano al Boogie Rock de otro trío de leyenda: ZZ Top.

“All the Aces” es otro bombazo abrasivo y muy directo, al estilo de la anterior “Poison”, y la verdadera rareza del disco llega en “Step Down”, un Hard Blues con larga introducción guitarrera que los fans de la banda siempre recordamos por tratarse de la única pieza en que Lemmy cedió el micro a su compañero Eddie “Fast” Clarke, que interpreta con ardorosa pasión al estilo Keith Richards, anteponiendo el sentimiento a las limitaciones técnicas. Anecdótica, supone un placer escuchar esa voz y esa guitarra tan arrastradas, tan a la par.

“Talking Head” es una crítica a la banalidad de los canales televisivos y al modo en que nos idiotizan y tratan de manipular, tres minutos más de Heavy Rock marca de la casa y sin adulterar, y la última, “Bomber”, es, como he dicho por ahí arriba, otro de los clásicos inmortales de la banda, una maravilla que durante mucho tiempo iluminó la atronadora recta final de los conciertos, con el puente de luces convertido en un bombardero que bajaba hasta rozar las cabezas de los músicos, entre llamaradas y apocalípticas sirenas, ahí encajado entre “Going to Brazil”, “Killed by Death”, “Ace of Spades” y “Overkill”, en lo que supone el mejor cierre de un show jamás concebido, junto a los “Let There be Rock-Highway to Hell-TNT-For Those About to Rock” de AC/DC, o el rush de “Sympathy for the Devil-Brown Sugar-Jumping Jack Flash-Satisfaction” de los Stones.

“Bomber” ha sido reeditado, revisado, remasterizado y rescatado en infinidad de nuevas versiones, con apetitosos extras, mejoras en el sonido y todo tipo de facilidades, por lo que no hay excusa para no hacerse con él. Lo que no ha sido es rebasado por muchos, y eso que ya he dicho que tampoco es que sea el mejor disco de Motörhead. Para eso, la siguiente reseña.

Lemmy: Bajo, Voz
Eddie “Fast” Clarke: Guitarras, voz en tema 8
Philthy “Animal” Taylor: Batería

Sello
Bronze