
1. The Awakening
2. Departure
3. I Will Return
4. Birth of the Starchild
5. Bringer of Light
6. Ascension
7. ...and Death Said Live
8. Destroyer for All
9. What the Future Holds?
10. The Meadows of Asphodel
11. Dead Winds of Hope
Viajamos hoy hasta Pori (Finlandia) para hincarle el diente al flamante nuevo lanzamiento de Mors Principium Est. Cuando uno se mueve por esas gélidas tierras, ya sabe de antemano que la calidad está asegurada. Una cantera inagotable de jóvenes formaciones que han ido surgiendo de la nada desde principios de los noventa, “especializados” en un Death Melódico de mucha clase, donde los teclados suelen tener un papel bastante destacado. Tan característico y reconocible es su sonido, que uno apuesta ya por la denominación de origen “Death Finés”, al igual que en su momento se inventó la etiqueta de “Death Sueco” para sus vecinos.
Mors Principium Est navegan entre ambos estilos, digamos que su propuesta no es tan melódica y azucarada como la de sus compatriotas Kalmah o Eternal Tears of Sorrow, si no que se decantan más hacia la vertiente de Death Sueco más cañera de sus vecinos At the Gates o Dark Tranquillity, pero sin olvidar sus raíces finesas. Precisamente uno encuentra bastante similitudes con los de Mikael Stanne, caña parda aderezada con buenas dosis de melodía, con un dosificado uso de teclados y sintetizadores, que ayudan a enriquecer el producto sin necesidad de ser un elemento dominante.
Los finlandeses arrancaron su andadura metálica en 2003 con “Inhumanity”, al que seguirían “The Unborn” en 2005 y “Liberation=Termination” en 2007. Tres discazos uno tras de otro, piezas de un nivel altísimo y que los perfilaban como una de las formaciones más a tener en cuenta dentro de la escena, pero como ocurre en infinidad de ocasiones, las expectativas quedaron en agua de borrajas, jamás recibieron el reconocimiento merecido y la banda se desinfló, hasta el punto que han tenido que pasar seis años para un nuevo disco de estudio. La historia de siempre vamos, varios cambios en la formación que conllevan inestabilidad, consiguen mantener la base rítmica intacta y al tremendo vocalista Ville Viljanen, pero el tema de los guitarristas va para largo. Varios pasan por el puesto, hasta que en 2011 consiguen la estabilidad con un guitarrista australiano y otro británico, dos guitarristas de gran nivel técnico pero algo faltos de magia.
Y este es el principal hándicap negativo del disco, los temas has perdido feeling respecto a sus anteriores obras, los cortes rezuman calidad por los cuatro costados, la producción es excelente, incluso el cantante está más fino que nunca, variando la tonalidad de sus voces guturales para no caer en la monotonía. Pero los temas no clan tan hondo, excelentes riffs que intentan agarrarse a nuestro epitálamo pero que se acaban resbalando cual manos llenas de aceite. Es posible incluso que en algún momento los temas nos parezcan excesivamente similares, aún así si uno tiene la suficiente paciencia y el oído bien entrenado, se dará cuenta de que todos los cortes tienen vida y personalidad propia, solo es cuestión de aumentar el número de escuchas.
Pero que nadie se asuste, parece que os esté vendiendo un disco regulero y nada más lejos de la realidad. El disco cunde y atruena desde el principio, cortes como la inicial “Departure” (potente y sinfónica a partes iguales), la mordiente “Birth of the Starchild” (ostiazo tremendo en la jeta), o la viperina “Bringer of Light” (“Darktranquillitiense” total), dan buena cuenta de ello. “Ascension” posiblemente sea el mejor corte del disco, intensa y pegadiza (ahora toca el tufillo a At the Gates).
Ya hacia el final del disco los guitarristas deciden justificar su fichaje, y los dos últimos temas “The Meadows of Asphodel” (rollete Kalmah total) y “Dead Winds of Hope” respectivamente, se convierten en una auténtica bacanal de escalas imposibles, un sube y baja continuo por el mástil plagado de melodía.
El único problema de este “…And Dead Said Live” es que cuando te acostumbran al caviar, ya no te parece tan bueno el sucedáneo. Y esto es lo que ha ocurrido con Mors Principium Est, mientras que sus tres primeros discos rondaban el excelente, este baja un peldaño y se queda en un notable. Un buen disco que te cundirá si te mueves por los derroteros del Death Melódico con pelotas, pero que sin duda no pasará a los anales de la historia.
Si es tu primer contacto con Mors Principium Est, al igual quedas tan alucinado con su calidad que piensas que mi reseña es errónea, pero si por el contrario ya has podido disfrutar de su discografía al completo, te quedará esa sensación de que aún pueden dar un poco más de sí. Tres cuernazos bien altos para otro buen trabajo proveniente de tierras finlandesas.
Mikko Sipola: Batería
Andhe Chandler: Guitarra
Andy Gillion: Guitarra
Teemu Heinola: Bajo
Ville Viljanen: Voz