
1. I. Woe Regains My Substance
2. II. A Semblance Waning
3. III. The Serpent Eats Its Tail
4. IV. Inertia, an Ill Compeller
5. V. Bask in the Lingering
Un multiinstrumentista de Oregon que disfruta haciéndose llamar ALN encabeza uno de los proyectos musicales más interesantes que he tenido la dicha de toparme en el último tiempo. La banda en cuestión se llama מזמור, palabra de origen hebreo que tras el siempre útil filtro de la romanización nos queda como Mizmor, o sea, salmo en castellano. El género que practica Mizmor se divide en tres ramas muy notorias, cada una con su momento de especial protagonismo e importancia dentro del basto minutaje que nos ofrece "Yodh", el segundo LP de esta notable One-man-band publicado en el 2016. El Black, Doom y Drone Metal yacen en santísima armonía, convergiendo con una fluidez devastadora que nos impide capitalizar un subgénero por encima del otro. Si acaso el protagonismo del Doom puede que sea más notorio, pero todas las aguas musicales de las que ALN bebe se mezclan con sutileza y autentica parsimonia, creando un ensopado de emociones capaces de estremecer y enternecer a quien quiera y a quien se deje.
Citando a Burning Witch, Worpship, Burzum y Wolves In The Throne Room como principales influencias, Liam Neighbors, ALN cuando ejerce de músico, pretende recrear extensos salmos hinchados por la rabia, la tristeza e interrogantes que colocan en tela de juicio el propósito del ser humano. Según palabras del alma máter del proyecto, "Yodh" es "la documentación de su viaje lejos de Dios". Sin embargo, sería un error pensar que la religión es el punto central de la música, porque lo que aquí nos propone Mizmor no es más que la obsesión compulsiva de su único integrante por la condición humana, su existencia y el cómo la mezcla de estos elementos musicales pueden convertirse en un vehículo de catarsis para la persona encargada de darle vida a tal emprendimiento.
Empleando los mismos hilos con los que ALN tejió su ópera prima homónima en el 2012, cuatro años después nos otorga la posibilidad de ser testigos del refinamiento de su propuesta, potenciando las cualidades de la misma mediante una producción notablemente mejorada y un concepto de oscuridad impenetrable que se arropa en capas y capas de distorsión indiscriminada. "Yodh", palabra que también proviene del hebreo, posee con toda seguridad un significado más profundo y místico que ya escapa por lejos a mi interés particular.
"Yodh" comprende de cinco temas que rebasan cómodamente los diez minutos y juntos confeccionan una suerte de soundtrack que tiene como finalidad la evasión total de los sentidos, utilizando como herramienta la gran opulencia para con las guitarras. Estas son gruesas y corpulentas, tentativas a hipnotizar mediante riffs puntiagudos o murallones de sonido inescrutables que se deslizan con una lentitud agónica y por momentos cínica (como dictan los cánones del Drone contemporáneo). La voz de ALN raspa y aflige cuando es necesario, ya sea con shrieks tradicionales o solventes guturales. El apartado lírico es simplemente monumental, huyendo de los tópicos de papel maché ya bien conocidos y abriéndose paso entre la propia imaginativa de su intérprete.
Los mínimos pero exquisitos detalles están al pedir del parroquiano: guitarras acústicas, pasajes instrumentales, punteos imperiales, furia blacker, frío, calor, odio o efímera esperanza. "Yodh" muestra tener de sobra las cualidades que necesita un álbum para que no se pueda describir canción por canción, y sonará cliché, pero tal vez ni siquiera se deba destacar un tema por encima de sus hermanos. En definitiva, cada uno de estos cinco monstruos están profundamente unidos entre sí, apegados en pro de un propósito muy bien definido y conformando una aniquiladora canción de sesenta minutos carente de festividades y conmemoraciones.
En cuanto a la portada, estas son palabras aparte. Magnífico arte conceptual. Una oda al delirio, la angustia y el desasosiego (obra prestada del colosal Zdzislaw Beksinski). Con un artwork de estas dimensiones ya sabemos que estamos ante algo grande y la música no nos permite equivocarnos.
En definitiva, "Yodh" es una solemne obra a la genialidad o a la mamarrachada, depende del prisma con el que se mire. Yo ya observé, y si bien reconozco que no es un trabajo precisamente agradable de escuchar a menudo, he de otorgarle su impoluta calificación en base a los méritos artísticos que posee, y ya con eso queda poco más que agregar. Cinco cuernos.
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