
1. N.W.O.
2. Just One Fix
3. TV II
4. Hero
5. Jesus Built My Hotrod
6. Scare Crow
7. Psalm 69
8. Corrosion
9. Grace
Si de grandes evoluciones se trata, no conozco una más interesante y loable que la experimentada por Ministry, la banda de Al Jourgensen, la cual comenzó dando sus primeros pasos dentro del pop y terminó erigiéndose como uno de los mayores y más influyentes exponentes de una nueva (en su momento) corriente metalera, la industrial.
La metamorfosis fue continua pero gradual, por lo que disco a disco fuimos testigos de como a la dócil criatura creada por Jourgensen se le afilaban las garras, agudizaban los colmillos, oscurecía el alma y atrofiaba el cerebro, desde el synth pop de With Sympathy (1983) y la electrónica de Twitch (1986) hasta llegar al fundacional The Land of the Rape and Honey (1988), punto de inflexión absoluto no solo en la carrera de Ministry, sino también en aquello que hoy conocemos como rock/metal industrial, moldeando para la ocasión - y de la mano del recientemente reclutado Paul Barker - una nueva textura sonora que sería ratificada y pulida en el oscuro The Mind is a Terrible Thing to Taste (1989), donde las guitarras asomaban cada vez con mayor frecuencia y contundencia, a la par que la voces distorsionadas ya eran un sello inconfundible de la banda.
Así es como a llegamos a Psalm 69, año 1992, el disco que corona el cambio iniciado 4 años atrás, descollando una primera mitad lisa y llanamente de antología, donde luego de escuchar el erosivo machaque de la inicial N.W.O., los ritmos seudo thrashers de Just One Fix y Hero, la desquiciante TV II (¿acaso un burro experimento de death industrial?) y el magnetismo vocal de la frenética Jesus Built My Hotrod ya no quedaba duda alguna: Ministry se había convertido definitivamente en una banda de metal, con una propuesta marcadamente ‘jevi’, una música pesada, contundente y estremecedora (tanto en sus pasajes más veloces como en los más atmosféricos), que invitaba en generosas ocasiones a un desnucante headbanging, y todo esto gracias a que instrumentos tan básicos como batería, bajo y guitarras (sobre todo éstas últimas) adquirieron un papel casi tan protagónico como los teclados, sintetizadores, samplers, cajas de ritmo y demás arsenal industrial intrínseco a Ministry.
La segunda mitad puede que baje un poquitín el listón, sobre todo para quienes no tengan el oído muy adiestrado en la jodida musica que es capaz de plasmar esta enfermiza banda, creando atmósferas que en el mejor de los casos resultas frías, agrestes, tetricas u oscuras, cuando no directamente hirientes, perturbantes y/o sofocantes, y en este disco el Mr. Hyde de la dupla Jourgensen/Barker emerge en canciones como Scare Crow, Grace o Corrosion, siendo lo más cuerdo de este segundo lote la homónima Psalm 69…, eso si, para mi esta clase de rolas son tan necesarias y esenciales como las primeras, ya que sin esta trastornante cuota de dudosa armonía e irritante cacofonía Ministry sería una banda industrial más del montón, y mi romance con ésta seguramente menos tortuoso, pero también más efímero.
Vaya que tomó tiempo y esmero, casi una década de experimentación, mutación, vanguardia e incuestionable calidad (cualquiera fuere el género explorado) para que Ministry finalmente saboreara las mieles del éxito comercial, aunque tal reconocimiento no implica que inexorablemente estemos en presencia de su ‘mejor trabajo’, rótulo que a mi modo de ver también se disputan otras joyas de su valiosa colección. Pero de lo que sí tengo plena certeza es que Psalm 69 fue, es y será su clásico más preciado, ese mismo que con el correr de los años (único juez inequívoco que conozco) adquirió estatus de pieza clave y obligada de los noventa, y no me refiero solo al metal industrial…
8.9 Astburys
Al Jourgensen – Vocals, guitars, keyboards
Paul Barker – Bass, programming, vocals
Músicos adicionales:
Mike Scaccia – Guitar
Louis Svitek – Guitar
William Rieflin – Drums
Michael Balch – keyboards, programming
Howie Beno – programming
Gibby Haynes – Vocals on Jesus Built My Hotrod