Metallica - Kill'em all

El del martillito, el del martillito, ese era el objetivo de mis ahorros y los de mis colegas después de haber surcado y resurcado los vinilos de Master Of Puppets y Ride The Lightning. Su contundente y espartana portada no aspiraba a tener un atractivo distinto al de una película de Darío Argento, y distaba bastante de las más elaboradas de discos posteriores. La contraportada mostraba 4 tíos muy serios de apenas veinte años entre los que destacaban los ceñudos Hetfield y Burton, y cuyo aspecto prometía pocas concesiones en el ejercicio del Metal. Efectivamente, cuando por fin cayó en nuestras manos descubrimos que se trataba de un disco de metal muy duro y rápido, con ausencia de adornos superfluos y sobre todo hecho con auténticas ganas, personificadas en un Hetfield que berreaba como un cerdo al que acabaran de degollar. Dos guitarras bien separadas que sonaban como cuchillas de afeitar en esos riffs tacatacatacataca..., los pasajes en que se paraban todos menos Hetfield y luego iban entrando poco a poco a martillazos como el de la portada... fueron los ingredientes que captaron mi atención de tal manera que a partir de entonces comencé a buscarlos obsesivamente en discos de otras bandas. El bajo se oía como no se ha llegado a oír en ningún otro disco de Metallica, lo cual me empezó a dar la impresión de que estos chicos no miraban mucho atrás. Y ese bajo distorsionado de Anesthesia (Pulling Teeth) que asociaré para siempre a los purés de galletas que merendaba mientras me lo iba aprendiendo nota por nota. El capítulo de las letras es por donde cojea un poco, "milicias del metal", "buscamos bronca en la ciudad", “somos jebis y os vamos a canear”... en fin, pecados de juventud.

Hoy creo que quizá los dos minutos finales de The Four Horsemen deberían haber quedado en todo caso para el montaje del productor, pero en aquel entonces nunca me pareció que no vinieran muy a cuento.

Para aprendices de guitarrista fue un cuaderno de ejercicios divertidísimo donde muchos nos quedamos, incapaces de pasar a niveles superiores como 2º de thrash (Ride the lightning), 3º de thrash (Master of puppets), donde se exigía tocar todo para abajo.

En definitiva, otro imprescindible, de cuando Metallica eran enamorados del metal y no del papel moneda.