
1. The Great Illumination 06:09
2. Livid 05:23
3. Thanksgiving 07:40
4. Meanwhile in Gehinnom... 02:00
5. Tremendum et Fascinatio 07:48
6. I Wither Without Your Grace 07:48
7. The Sigil 04:26
Este es el álbum debut de los polacos de nombre grotesco; sujetos tan oscuros como el ojete de un rottweiler que acaba de cagar. Primer alarido insano que proviene de las malévolas cloacas de una escena que día a día nos provee más tela que cortar. Escupo maloliente y viscoso que te llega en pleno caracho, compadre. En rigor, material “asatanao”, como de otra forma no podía ser.
El inefable M de los también polacos Mgla participó en la producción de este primer engendro ¿Podíamos, con semejante antecedente, esperar algo relativamente benévolo o un poquitín inocuo? ¡Las bolas, amigo! Medico Peste, como su nombre, feo pero eficaz, no iban a ofrecer a la parroquia un debut edulcorado con mariconerías de estío. Fríos y malvados, practicantes del black metal originario pero sazonado con engrudo vanguardista, tenían que asestar un puñetazo con guante de hielo… y en el hocico.
'א: Tremendum et Fascinatio' es el furibundo estallido de la ira que reside y se golpea contra las paredes mentales de un enajenado. El espacio para catalizar las fases de demencia y paroxismo que, de modo ambivalente, significan la catarsis, pero también la absorción de más delirio. No existe piedad en la reproducción de su minutaje, porque, quieras o no, aquellos pasajes que parecen de sosiego, no son otra cosa que el estado larvario que te prepara para la defenestración mental.
Arpegios malsanos, alaridos perturbadores, disonancia reiterada, riffs deudores de los sonidos provenientes de la construcción de un panteón, golpes de parches que equivalen al martilleo con que la locura se cierne poco a poco sobre tu cabezota... melodías funerarias, efluvios nauseabundos que de seguro respiras al oír esta metáfora de la disociación. Todo eso y más, constituyen la sumatoria aberrante de un disco que perturba y que inquieta.
Te aseguro que estos Medicazos psiquiátricos, estos inquilinos de algún manicomio, buscan que te contagies, que no salgas indemne de esta experiencia. En una de sus ediciones, Torcuato Luca de Tena plasmó en el epígrafe de su afamada novela “Los Renglones Torcidos de Dios”, que puede que los sanos sean ellos y nosotros los locos. Ellos verían las cosas como realmente son y nosotros… nada, sujetos proscritos de la verdadera realidad… ¿Espantoso, no es cierto?
Siete son las embestidas contra los muros acolchados y mugrientos, siete dardos de retorcida virulencia, siete canciones que aspiran a la emancipación del individuo de sus fantasías esquizoides. Tentativas, por cierto, destinadas al fracaso. No hay sanación, no hay regreso de aquellas regiones ominosas y delirantes. El viaje siempre fue de ida y sin retorno.
Pasarás de la blasfema “The Great Illumination” con aquellos desesperados gritos introductorios de Silencer y la parsimonia con que se desenvuelve, como una madeja de pútridos cabellos humanos arrancados a girones del cuero, a la artera “Livid” y el bajo inicial de The Fall que agiliza los tempos y decanta en diversos momentos de evasión introspectiva, de vuelcos ásperos, lentos, veloces, deletéreos.
“Thanksgiving” asoma después, pervertida y maligna, como si de la fase de “Infestación” diabólica se tratara: los arpegios de Nefar parecen campanadas siniestras y la batería conduce irremisiblemente a un abismo de tortura interna propiciado por un predecible pero efectivo blast beat. “Meanwhile in Gehinnom...” o “mientras tanto en el Gehena” toma el relevo y pronto tienes el golpeteo atronador de la batería que flagela tus tímpanos, como si de raps paranormales en el cielorraso se tratara. Si estás escuchando esto de noche y las luces titilan o se enciende y apaga una de ellas, te debo advertir que no estás solo… ¡Huye, huevón! Puede que sea algún esbirro de don Sata atraído por la malevolencia.
Y llega el turno de “Tremendum et Fascinatio” que comienza misteriosa y fúnebre, como las exequias de un sacerdote corrompido por las potencias malignas y a cuyo cortejo se suman los emisarios del averno, como en la portada de disco. Fórmula parecida a temas anteriores, lentitud y oquedades siniestras para luego pasar al veloz batir de las alas de Priest en la batería. Voces semilimpias tributan salmodias grotescas y una fauna de seres informes se da cabida en la imaginación del alienado.
Si no ha sido suficiente con el castigo mental infligido hasta ahora, “I Wither Without Your Grace” se pone a la fila para estirar el sufrimiento. Tanto sadismo conlleva, que su falso final te convierte en un masoquista sediento de más desequilibrio. “The Sigil” pone punto final a este debut, con la velocidad de un obús proyectado contra tu cama, despedazando tu ensueño, proyectándote a la vigilia con la desazón de un intenso contacto con aquello que no quisieras padecer. La locura no es un juego, cabros… y Medico Peste así lo ratifica.
Tres cuernos altos para la iniciación de los polacos en materia de larga duración. Si bien los sentí repetitivos (por eso la calificación), me gusta cómo abordan su propuesta. Entiendo que haya quien no congenie con ellos, pero en mi caso, consiguen atraer mi atención y hacer que me exponga – a riesgo de que mi juicio tambalee – al impacto funesto que supone su escucha reiterada.
Nefar: Guitarra
E.V.T.: Guitarra
The Fall: Bajo
Priest: Batería
Silencer: Voz