
1. Ten Ton Hammer
2. Take My Scars
3. Struck a Nerve
4. Down to None
5. The Frontlines
6. Spine
7. Bay of Pigs
8. Violate
9. Blistering
10. Blood of The Zodiac
Machine Head, la banda del ex-Forbidden, y ex-Violence, Rob Flynn (icono de iconos de la movida extremilla americana, y ya desde finales de los ochenta) se enfrentaba, en pleno 1997, a una misión, ya de antemano, jodida, peligrosa e insuperable: batir a "Burn My Eyes", o lo que es lo mismo, el mejor compendio sonoro, posible, parido a medias entre los mundos de Pantera, Slayer, Anthrax, Sacred Reich, Sepultura y la vieja escuela de la Bay Area.
Entregar una continuación a un discazo tan seminal como lo fue la primera obra de Machine Head, parece poco menos que un suicidio. Pero, claro, no contamos con la figura de Rob Flynn, un batallador nato, que se ha pasado más de media vida buscándose las lentejas gracias a su portentosa composición, y mejor riffeo, quien no se quería quedar en el camino de las buenas intenciones. Muchas bandas, sobretodo de la incipiente escuela Groove de los 90, debutaban con piezas de gran calidad, y poco tiempo después, una mediocridad de disco actuaba como segunda parte. Y así, muchos. Rob no estaba por la labor de ser olvidado, y tres años después de mostrar su poder metalero, mortal, colérico, devastador y más potente que el infierno, se anunciaba lo inevitable: "Burn my Eyes" iba a tener un hermano. "The More Things Change..." era su nombre.
Existe un dicho que suelta eso de "segundas partes nunca fueron buenas" (un dicho que, sostengo, soltó alguien que no habia visto "Terminator 2", "Mad Max 2", "Evil Dead 2" o "Superman 2"). A Rob le tocaba hacer que el mendas que soltó tal lindeza se metiese la lengua por donde amargan los pepinos.
Un tour bestial, que llevó a la banda por todo el planeta (con formaciones del calibre de Slayer, Napalm Death, Neurosis, Kill To This o Biohazard), que dejó el listón altísimo, que descargó en los mejores festivales (las crónicas del Dynamo y Donington hablan maravillas de esos momentos) tuvo su contrapunto con la salida del tremendo Chris Kontos, que dejaba libre el puesto de batería. Con ojo clínico, y de lo más acertado, Mr. Flynn le ofreció el puesto a Dave McClain. Y, el resto, es historia viva en el reino de Machine Head.
Los "Four Horsemen" de tercera generación, que resultan ser Machine Head, están dispuestos a todo. ¿Lo estás tú? ¿Crees que segundas partes nunca fueron buenas? ¿Crees que Machine Head harán el ridiculo? Averígualo. Échale un par, colega. "La mayoría de las cosas cambian", algunas mutan hasta convertirse en pura mierda de troll, otras, en cambio, le demuestran a los incrédulos que se pueden reinventar, sin perder la esencia primigenia. Espero que vivamos un caso similar al último ejemplo. Comienza la reconquista. Tres años de silencio es mucho tiempo. Hay que recuperar la onda, y a toda castaña.
"Ten Ton Hammer", la primera nave en ser enviada para reconocer al fandom, alucina, y desde el primer momento, gracias a la intensidad de las guitarras, su forma de "chírriar" (tan Machine Head), su poso "groovie-alternativete" (sobretodo en la voz de Rob, que ahora, se nos ha vuelto un cantante, con todas las de la ley) y su latido, mega-vivo, mega-veloz y ultra-arrasador. Thrash Metal del año 3000, servido en pleno 1997. Genial. Los amantes de "Hell Awaits" absténgase de ponerse, cara a cara, frente a "Ten Ton Hammer", pues abobinarán del tema. Los demás, los que persigan la escucha de un temazo, toque el palo que toque, bienvenidos, pues vais a mover el cuello un buen ratejo.
"Take My Scars" (Groove Metal salvaje, "raperístico", Nu-metalero y dinámico como el que más), "Struck a Nerve" (carne de directo, y arma, en el "pit", demoledora) y "Down to None" (temazo que va de menos a más, y acaba siendo una pieza de coleccionista) dejan claro que Machine Head no se amedrentan frente a su disco pasado, siguen indagando, siguen mostrándose potentorros, sobrados de carisma, feeling y empaque, y aunque el poso "groovie" late fuerte, y el "alternativete" lo suyo, lo cierto es que el material suena poderoso, sin fisuras, con una producción muy orgánica y humeante. Machine Head han dado un segundo paso muy acertado.
"The Frontlines", una de mis predilectas de todo el disco, que nace vacilona gracias a una unión tremebunda entre cuerdas y baterías, tan cojonuda que las pistas se entremezclan y todo parecen venas del mismo ser, pronto se vuelve descarriada, riffera y apuesta, al igual que las pasadas hermanas sónicas, por el aplastamiento del oyente. Dave McClain es un lujo de batería, técnico a más no poder, con mucha pegada y con un conciso "danzar". Que jodan a Kontos. Despreciar el pertenecer a Machine Head solamente tiene una respuesta, y la banda se la da con "The More Things Change...". Ya nadie necesita a Chris.
"Spine" (puro avasallamiento, recubierto de Metal para todas las edades, colores y sabores), "Violate" (momentazo para encender mecheros y dejarse llevar por la emoción intensa) y "Blistering" (con dosis extras de energía feroz, Thrash y adrenalítica) nos sirven de alfombra roja para el cierre del trabajo y, de rebote, para un señor temazo de cierre. "Blood of The Zodiac" nos adentra en una marea de guitarras distorsionadas, vacile de tambores y, en nada, ya nos hayamos sumergidos, y a merced de un tiburón blanco, y la mar de cabrón. Tempos de impresión, ondas lisérgicas, mucho espíritu de Seattle, una buena onda "groovie" y, en definitiva, un escupitajo metálico muy certero.
Machine Head no superaron su obra magna del 94 con "The More Things Change...", pero sí que lograron posicionarse, y por siempre, como una banda con agallas, y en la que se podía confiar, por el momento. En plena era Korn, nuestros Machine Head, superaron la prueba y se establecieron como portadores de buen Metal en un momento en el que sus defensores brillaban por su ausencia.
4 cuernos (altísimos) para Adam, Rob, Dave y Logan.
Rob Flynn: Voz y guitarra
Logan Mader: Guitarra
Adam Duce: Bajo
Dave McClain: Batería