Leño - Leño

Enviado por El Marqués el Mié, 01/08/2012 - 18:20
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1. Castigo
2. El Oportunista
3. El Tren
4. Este Madrid
5. La Nana
6. Sodoma y Chabola
7. Se Acabó!!!

Muchos son los motivos que pueden llevar a un músico a bautizar a una banda. Están quienes se inspiran en el lado oscuro de la historia de su país y aluden a instrumentos de tortura medieval. Quienes recurren al cine y a viejas pelis sobre misas negras o zombies blancos. Quienes escogen la denominación en argot de un psicotrópico o estupefaciente para no olvidarse nunca de tenerlo a mano, o quienes rinden homenaje a sus ídolos o canciones favoritas y hacen historia llamándose Angel, Cherry o similares.

También están esas bandas a las que sale el primer bolo, el contratista de turno les pregunta como se llaman para anunciarles, y sueltan el primer nombre que les viene en ese momento a la mente, y que queda para la posteridad. Como anécdota, mencionaré el caso de un grupo, mejicano si mal no recuerdo, cuyos integrantes pensaban llamarse Reto a Satán. Imprimieron miles de octavillas para darse a conocer, y salieron con un error de imprenta, anunciando al grupo como “Retrosatán”. Por no gastarse mas pasta el grupo se quedó con ese nombre sin pensarlo dos veces.

Pero bautizar a Leño como tales, porque José Carlos Molina llamara siempre así a Rosendo Mercado cuando estaban juntos en Ñu, es un hecho sin precedentes en la historia del Rock and Roll. El chascarrillo lo ha contado el rockero de Carabanchel en alguna ocasión, y es una perfecta muestra de que en España, a la hora de fundar grupos, también se hacían las cosas de manera diferente.

Leño representaron como nadie esa idiosincrasia local, y la integraron en su universo creativo dando forma a una serie de himnos que forman parte indisoluble de nuestro Rock. Una vez fuera de Ñu, Rosendo forma Leño junto a Ramiro Penas, un batería de pegada salvaje procedente de Tarragona, y el bajista Chiqui Mariscal, que participará en la gestación de las primeras canciones del trio, para ser sustituido una vez iniciado el proceso de grabación por otro músico tarraconense, Tony Urbano.

Rosendo, Ramiro y Tony serán a partir de ese momento nuestros Lemmy/Clarke/Taylor, o Bruce/Baker/Clapton particulares, y participarán en la grabación de los tres discos en estudio y el directo que la banda va a entregar mientras dure su andadura.

La compañía discográfica Chapa, al igual que en el caso de Ñu, les ofrece un contrato de grabación, y en 1979 se publica el homónimo “Leño”.

Ramiro, que había tocado en Coz junto a los hermanos De Castro, explicaba una vez que la principal motivación de Leño era divertirse y tocar lo que les apeteciera, siempre dentro de la dignidad, y al margen de las modas. Este hecho, y el bagaje callejero de los tres artistas, lleva a Leño a especializarse en un Rock macarra muy personal, alejado del incipiente Heavy Metal que comienza a llegar de las Islas Británicas, con influencias blues curiosamente contrastadas con pinceladas progresivas y hasta psicodélicas, muy, muy sutiles y ocultas, pero perceptibles.

Una fórmula original, autodidacta y llena de desparpajo, que les hará llenar pabellones, siendo uno de los primeros grupos de rock fuerte en España que abarrotan recintos, a cuyas puertas se suelen quedar cientos de chavales que no consiguen entrada, muchos de los cuales seguro que se fueron a casa, para formar bandas de rock and roll directo y de barrio, inspiradas en el trio.

Sea como fuere, puede que en lo musical Leño hayan sido superados por discípulos directos como Suaves o Barricada, pero es de esas bandas a las que cuadra un término junto a su definición en el diccionario, y es el de “Autenticidad”.

Leño, en efecto, no podían ser más auténticos, en estudio y en directo, y son una de las leyendas más añoradas de la escena nacional, que lo dejaron en el momento que creyeron oportuno, para no volver jamás. Ni jugadas comerciales, ni anuncios de faraónicos tours de despedida ni leches, solo una llamada por teléfono del Pirata a Rosendo, el único del que tenía su número, para pedirle que participara en una sección de la Heavy Rock llamada “Mis Discos Totales”, en que un músico comentaba sus obras favoritas para la revista, y el anuncio de que la banda pasaba a mejor vida. En la cima a nivel local, y más o menos en la misma época que Thin Lizzy. Como cantaban sus colegas los Barones, “no es un mal final”.

“Leño”, el disco, es un trabajo que, dentro de su estilo, roza la perfección, y que es pintoresco y único por una serie de detalles: El inicio con ”Castigo”, un tema de mas de diez minutos con una primera parte instrumental en que Rosendo se marca el mejor homenaje a Michael Schenker, en concreto a su intervención en el “Rock Bottom” de UFO, que he escuchado en mi vida; “El Oportunista”, que se abre con ese sonido de clarines taurinos, donde atacan con gracejo urbano a los empresarios que de pronto se arrimaron a las bandas cañeras; las tremendas e insuperables “El Tren”, áspera metáfora del submundo de la droga, y “Este Madrid”, con el celebérrimo estribillo “…es una mierda/este Madrid/que ni las ratas/pueden vivir…” (Qué pensarán de la ciudad ahora, que en muchos aspectos está bastante peor)

Son temas chispeantes, llenos de ritmo y de garbo, descarnados, con un Rosendo tocando lo que le venía en gana con una destreza envidiable, secundando aquellas declaraciones de su colega Ramiro, consiguiendo un sonido tan rudo como envolvente, basado en estructuras de guitarreo hard blues muy clásico, llevado a su estilo.

Guitarreo potente como el que se escucha de nuevo en “Sodoma y Chabola”, con una letra caustica en la tradición del mejor Lou Reed, y que contrasta con los oníricos pasajes musicales de ese prodigio, esa espectacular y sorprendente “La Nana”, y los arabescos finales acústicos de “Se Acabó!!!”, una deliciosa y suave instrumental de Rosendo, que demuestran ambas que ahí había un musicazo, y tapa la boca a los que pudieran pensar que salió de Ñu por no estar hecho para interpretar el Metal más sinfónico, elaborado, de la banda de JC Molina.

Teddy Bautista, el de la SGAE, fue el productor, e intervino en el álbum con los teclados, y un gran solo de armónica en “El Tren”, y en la portada vemos a Rosendo y a Ramiro sentados a una mesa, en el centro de una escena de la que sale el bajista Chiqui Mariscal, a la derecha de la imagen, para dar entrada a Tony, que grabaría las cuatro cuerdas de la misma “El Tren”, y llegaría para quedarse, como hemos indicado. De hecho, en la contraportada, los tres nuevos Leño, ya sentados, siguen con la mirada una silueta blanca –el saliente Mariscal- que se sale del cuadro.

No menos curiosa es la simbología del libreto interior, con una rata muerta sobre una foto de la Cibeles, imagen turística por excelencia de la capital de España.

Leño grabaron otros dos discos de estudio, “Más Madera” y “¡Corre Corre!”, y “En Directo”, y en 2006 se editó oficialmente una de sus últimas grabaciones sobre las tablas, “Vivo ´83”. Añadieron unos cuantos temas más de referencia para la colección, como el conocidísimo “Maneras de Vivir”, “Si Señor”, “Cucarachas”, “La Noche de que te Hablé”… Pero sobre todo nos dejaron este debut, uno de los más brillantes editados en la Piel de Toro. Esa que tanto gusta a los oportunistas, en 1979, 2012 y cuando lleguen el año 2112 que tanto gustaba a Rush, o el 5150 que gusta a Van Halen.

Valoración: 8´75.

Rosendo Mercado: Guitarras, Voz
Ramiro Penas: Batería, Percusión y Coros
Chiqui Mariscal: Bajo y Coros
Tony Urbano: Bajo en "El tren" y Coros
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Teddy Bautista: Armónica, Teclados

Sello
Chapa/Zafiro