
1. A Gradual Decline In Morale
2. My Confession
3. The Pledge:
4. Luck Is A Fine Thing (Give It A Chance)
5. Drown
6. Superhero
7. Are You? (Ft. Kirin J Callinan)
8. Land Of The Sun
9. The Turn:
10. Divine Retribution
11. Undercover
12. Industry Secrets
13. Rosé
14. Seventy Thorns (Ft. Jonathan Davis)
15. The Prestige:
16. Reunion And Reintegration
17. Kitty Kitty
18. Make Me Famous
19. Iris
20. The End, For Now
Samuel Wellings es un espigado muchacho tasmano de Tasmania, a quien sus inquietudes artísticas llevaron desde bien pequeñito al terreno de la espantajería y la mamarrachez. Tasmania es una isla en Australia famosa por un dibujo animado, donde la especial sensibilidad del zagal por vestirse de mujer y maquillarse el careto fue jocosamente recibida a pedradas por sus compañeros de generación.
Ridiculizado y marginado por sus pares, con problemas de alcoholismo casi desde niño, de aspecto chepudo y desgarbado y con un trastorno obsesivo compulsivo en plena forma, el púber tuvo bastante sencillo encontrar los referentes que canalizaran toda la rabia que un adolescente inadaptado pueda contener en su interior. Ahí tenía el Metal de los 90, como sólido pedestal. Samuel fagocitaba Korn, Faith No More, Mr. Bungle o Immortal. Pero también Alice Cooper, Michael Jackson, David Bowie o Birthday Party. Todo en comunión con uno de los géneros de Satán, el Trap .
Wellings tenía algo más que unos variados gustos musicales y una cordial relación con su inestabilidad mental; un registro vocal de seis octavas. Esto significa que el chaval puede cantar, básicamente, lo que le dé la gana. Para que nos entendamos, se supone que sólo hay un cantante con ese rango vocal en estas tierras del Metal y similares, que es el señor Mike Patton. Samuel está como un cencerro, afirma que sus pronombres son "They/Them" y sus vìdeos haciendo skate con una camiseta de Immortal mantienen a Euronymous en la tumba, pero, vocalmente, es un superdotado.
Tras formar como batería y vocalista en varias bandas locales de Death Metal, Funk y Hardcore llegó el primer intento medio serio como cantante, formando JesterPose. Jesterpose no sobrevivió a la pandemia, y tan solo dejó un EP repleto de Metal alternativo llamado COVID-19 y publicado en 2020. Tras la disolución, Samuel Wellings comienza su transformación y en su remoto canal de SoundCloud publicaba extractos de versiones bastante particulares de temas mainstream, retorciendo las melodías con electrónica de mercadillo y con un estilo al micrófono muy apegado al agresivo vocal scatting que Jonathan Davis inauguró en los tiempos de Life is Peachy.
En 1989, cuando trabajaba de reportero para una revista musical, Brian Warner conoció en una entrevista a Trent Reznor. Ambos se encandilaron mutuamente, y fue esa relación filosófico-musical lo que quebró definitivamente el cascarón conceptual, la pared moral que alumbró la primera visión del personaje de Marilyn Manson. Wellings imitó a su manera esa metamorfosis mariposil, pero su transmutación en Kim Drácula sólo necesitó tomar prestado el nombre de una canción de los Deftones y abrirse una cuenta en TikTok.
El incipiente alter ego del australiano se adaptó como un guante a Tiktok, publicando breves clips donde adaptaba temas de radiofórmula asfixiándolos en una combinación de Trap y electrónica de forma progresivamente enfermiza. Su rendición de un melocotonazo bastante insulso de Lady Gaga llamado "Paparazzi", llevando la cosa a los terrenos del sintetizador sombrío, proporcionó a Wellings fama y millones de seguidores en su cuenta. Además de la atención de la prensa de su país. En unos pocos meses se convirtió en una celebridad y se multiplicaban sus colaboraciones, desde Tech9 hasta su salvaje cameo con Left to Suffer. Tras invertir parte de sus ganancias en un nuevo vestuario, se traslada a Los Angeles para agarrar un tren que sólo pasa una vez en la vida.
Es en este punto, ya en 2022, cuando el transformado Samuel da un salto en composición, producción e imagen, y publica una serie de temas originales con videoclips trabajados y mensajes polémicos que sólo podían desembocar en un disco debut. Un trabajo para el cual el muchacho firma directamente con Sony, quien le da una más o menos afortunada libertad creativa. Aprovechando la coyuntura, Kim Dracula se ha embarcado en una gira invitado como telonero de Avenged Sevenfold. La verdad es que por lo que he visto, su desempeño en concierto revela la falta de experiencia del fenómeno tiktokero.
El debut, titulado A Gradual Decline in Morale, es un disco alumbrado en un contexto atípico. No viene del sudor, los viajes en furgoneta, machacar las tablas y abrirse paso a base de bolos en directo. Nada de eso. Esto es un trabajo entregado bajo el auspicio de una multinacional y grabado por una celebridad de TikTok, tócamela Roque, cuyo camino hacia el hype se cimentó a base de jingles de un minuto.
Aunque dicho así en frío la cosa provoca pavor, es innegable que el muchacho es músico. Está presente en la composición de todos los cortes e interpreta gran parte de los instrumentos. Quizá el conjunto es algo esquizoide, pero en principio no lo podemos calificar tampoco como una broma de mal gusto o una tomadura de pelo.
En general, los veinte temas que componen este A Gradual Decline in Morale están dispuestos en una estructura similar a cualquier cosa donde participe Mike Patton, a quien junto a Marilyn Manson mencionaremos más de una vez en esta reseña. Pese a que los tres adelantos publicados previamente parecían dar pistas de una densidad a lo Korn cuando se ponen intensitos lo cierto es que no sé si hay algún corte que llegue los tres minutos. Se incluyen también varios jingles y mensajes al oyente, algo que también era muy del gusto del cantante repeinado y que anuncian por ejemplo el inicio, mitad y final del disco. En su contraportada, los temas están divididos pomposamente en cuatro actos recordando las maneras cabalísticas del señor Manson, pero digamos que tampoco es que se note.
A lo largo de todo el disco el pastiche de estilos es tal que provoca reacciones encontradas. He visto gente que no ha escuchado nunca nada similar, y al meterse en harina sus rostros revelan que les cabría una sandía por el culo. Otros perros más viejos sabrán nombrar cada una de las influencias y bandas clásicas que Wellings dispara sin piedad ni descanso al oyente de una forma estudiadamente psicótica. Yo soy de estos últimos, porque ya estoy para sopitas y asilo de ancianos.
La producción es mugrosa, y aunque a estas alturas hay que trabajarla a propósito no deja de darme una sensación de hecho en casa. El caos sonoro es evidente si hay mucho instrumento funcionando, pero cuando el conjunto se alinea a lo Groove Metal hay que reconocer que los riffs suenan como un cañón y los toques electrónicos le dan un aire industrial que muestra el cierto talento que Dracula despliega a los aparatos. Lo que no tiene perdón de Satán son las ocasionales melodías y efectos de sonido de MIDI que castigan nuestras almas. Algunos ya nos creíamos a salvo de esa tortura muchos discos de Black sinfónico atrás.
La brillante, histriónica y sobrada capacidad vocal de Kim Dracula es lo que ofrece una extraña cohesión a la cosa, pero en ocasiones parece que se quiere pasar de excéntrico y eso provoca al oyente momentos de perplejidad. No es directamente un disco loco de atar rollo Mr. Bungle o algo que te quiera vaciar el alma como NIN, pero a veces intenta combinar depresión y psicosis a base hacer ruido de más, y hay momentos en los que la combinación se le va de las manos.
La inicial "A Gradual Decline in Morale" la podría haber escrito Dani Filth en su castillo crepuscular después de una larga tarde 2x1 de cerveza templada. Son todos los tópicos de una intro de Black romanticón juntos, con unos efectos de MIDI de smashed buildings que dan ascopena. Pero ascopena de la de verdad. Dracula modula su voz a lo Filth hasta que ésta se convierte en un hilillo estridente que supera incluso al mismo inglés. Aunque claro, Kim es treinta años más joven.
Los primeros asaltos serios del trabajo son sorprendentes, es cierto. "My Confession" es un viaje que empieza plagiando a Red Hot Chili Peppers, hace trap festivo, un agresivo vocal scat y lo mezcla todo con un comercial estribillo Nu Metal, incluyendo unos segundos de synth que ponen la piel de pollo de pura y legítima ascopena. La excentricidad sube un nivel en Luck Is a Fine Thing (Give It a Chance), que parece cómoda mezclando Trap y Metal Industrial y se acaba convirtiendo en un potaje de Nu Metal, Brutal Death, dramatización Shock Rock y Pop moderado que en mi opinión se pasa de rosca. Bastante además.
Por suerte pronto se abre una brecha más interesante y se descuelgan varios temas que despliegan lo que se esperaba de Samuel. "Drown" es una desdichada balada Mansoniana, con una letra bastante sórdida y una construcción que usa muy acertadamente los efectos electrónicos para agriar su desarrollo. Inmediatamente después "Superhero" combina con acierto el Funk saltarín hiphopero estilo Incubus (los numetaleros, no los del Thrash) con desparrames de distorsión, partes lúgubres y un estribillo pop muy comercialote. También es interesante la colaboración con otro australiano desequilibrado, Kirin J Callinan, en "Are you?". Una composición que de nuevo bebe de la fuente Mansoniana con descaro e incorpora ritmos horror techno, y que pese a la locura de sus dos intérpretes se mantiene en una curiosa moderación.
"Land of the Sun" es otro de los cortes que destacan, y se calza sin problemas el ajustado traje de unos Faith No More pasados de angustia adolescente. La combinación de fiesta californiana y riffs cercanos al Doom, incluyendo arreglos de viento y unos guturales del averno, funciona bastante bien pese al contraste gracias a unos puentes de electrónica muy bien hilados. "Divine Retribution", "Undercover" o "Industry Secrets" son quizá donde Dracula muestra de forma más evidente lo caótico de su propuesta. Se perciben las ganas del australiano de estirar las cosas hasta que la sucesión de Bossanova, Dance, Pop electrónico, Rock americano, Jazz o Disco que se insertan entre descargas salvajes de Hardcore y Nu Metal se diluye cual azucarillo. Tanto intenta en su vuelo errático acercarse Kim al sol Patton que se acaba quemando cual pollo.
"Rosé" es para mí una de las sorpresas del disco. Un baladón que devuelve la brújula al intérpte y al oyente y que en su homenaje melódico a Mr. Bungle (vamos a llamarlo así) permite a Samuel una intepretación histriónica y aullar todo lo que quiera, cargando de dramatismo y locura una cancioncilla en apariencia inofensiva. El viaje desemboca en una tortura sonora y vocal, para reflejar los problemas de alcoholismo del propio cantante. Bien está, hombre.
"Seventy Thorns" es otro de los temas clave del trabajo. A destacar el inicial duelo vocal entre Heavy clasicón y Black Metal, en el que Samuel se saca la chorra con prestancia antes de lanzarse a los brazos de del vocal scat y que aparezca por allí Jonathan Davis de los Korn de toda la vida a marcarse el estribillo. Sony mediante, supongo. La canción está estupendamente construída, y sus variadas secciones se suceden con naturalidad abrumadora.
Tras un breve jingle que suena a Emperor que tira para atrás, se atreve el australiano con algo cercano al Black para el inicio de "Reunion and Reintegration" y formar una cola de estilos que serpentea a los Korn màs modernos y transita de la brutalidad al pop milenial.
Hay que agradecer el relativo oasis de calma que representa "Kitty Kitty", que sin dejar de ser un tema raro que integra Pop y Rock es mucho más "normal", sin tanto sobresalto y deja respirar un poco. Pese a su aparente simpleza está estupendamente interpretado y en sus momentos finales se lanza al guitarrismo desbocado presentando su último riff de la forma más Nu Metal que se puede.
Llega el que para mí es el mejor corte del trabajo y posiblemente lo mejor que escribirá Dracula en su carrera. "Make me famous" es un mastodonte que aplica con efectividad el ensamblaje de estilos ya habitual a estas alturas de la feria y presenta una interpretación vocal insultantemente variada, una letra abiertamente polémica y a partir de 2:25 más o menos el riff nu metalero más simple y con más mala leche que he oído en muchos años. El tema, que no se puede despegar de los sucesos de Port Arthur o los cíclicos tiroteos que suceden en los Estados Unidos, refleja la extraña relación del australiano con la violencia, las armas de fuego y la fama de los asesinos.
El trabajo muere con una interesante versión de "Iris", de Goo Goo Dolls, a la que se despoja de todo lo blandito y delicado de la original para encorsetarlo en una progresión de electrónica deprimente y algo agónica. Samuel sube mucho la intensidad emocional con su interpretación vocal, y acerca en su final la cosa a terrenos de desesperación que nunca creo que imaginaran Nicholas Cage o Meg Ryan. Tras un breve jingle en el que se nos felicita por haber aguantado la chapa de todo el disco y se anuncia la muerte de Kim Dracula, ponemos punto final al viaje.
A Gradual Decline in Morale no es un disco sencillo de oír y si Sony pretendía capturar al público medio que sigue a Kim Dracula por redes sociales más de un directivo debe estar acordándose de la madre del australiano ahora mismo. Por mucho que se hayan puesto de moda los Deftones no me parece a mí que ningún oyente ocasional, los "casuals" en inglés, vaya a aguantar una escucha completa de estos veinte temas en procesión solemne. El público más ecléctico, el que mezcla lo más extremo de Iggy Azalea con lo más accesible de System of a Down en sus listas de Spotify, tampoco lo tiene sencillo. Es una obra excéntrica que combina lo comercial y lo abiertamente agresivo de una forma tan compulsiva como la psique de su autor.
El descaro y facilidad de Kim Dracula para plagiar todo tipo de bandas y estilos es sorprendente. Primero porque lo hace con cierto gusto. Por ejemplo, los primeros veinte segundos de "My Confession" no es que se parezcan a Red Hot Chili Peppers, es que podrían insertarse tal cual en su discografía. Segundo, porque aunque Kim Dracula tiene una querencia sospechosa por el Trap, modera mucho las moderneces y cuando plagia no reinventa la rueda para mal mezclando churras con merinas. Hay muchos estilos que vienen y van en cada tema, cierto, pero cada uno en su corralito.
Hay tres pilares fundamentales que sustentan el menú de A Gradual Decline in Morale. El primero es Korn, cuya sombra conceptual, aquello de la rabia contra el mundo que no te acepta porque eres un flautas que viste con faldas escocesas en el instituto, cubre todo el metraje. Musicalmente, aunque hay momentos, las secciones màs apegadas al Nu Metal y especialmente los estribillos, punto fuerte, se acercan a terrenos melódicos como pueden ser unos Linkin Park rabiosos. Otro de esos pilares sería Marilyn Manson, en un punto medio entre Antichrist Superstar y Mechanical Animals, cuyos recursos, cadencia vocal, efectos de teclado y giros musicales están muy presentes. El trabajo intenta beber también filosóficamente de Manson, del reconocimiento a lo desagradable y lo grotesco del ser humano y todo eso. Manson tampoco es que sea Epicuro de Samos, pero Kim Dracula parece quedarse en la superficie comparado con el desarrollo "intelectual" de unos Tool o el mismo anticristo oficial de América.
El tercer pilar sería Mike Patton en cualquier momento de su lisérgica carrera, a quien Dracula imita y plagia largamente en casi todas las canciones. Me jugaría las pestañas a que el australiano lo venera, porque en ocasiones calca vocalmente al californiano de forma escandalosa. Multitud de melodías y detalles (como las diversas trompetillas) recuerdan especialmente a Mr. Bungle, y gran parte de los esfuerzos de Samuel para conseguir un mínimo de cohesión musical entre tanto estilo parecen mamados de esa banda.
Se podría decir que la combinación de tantos estilos es exagerada y gratuita, e innecesaria. Pero sin ser original, y perderse en más de una ocasión en su propio caos, A Gradual Decline in Morale es un trabajo que toma riesgos. Quizá ser considerado una simple curiosidad, algo que se ve y se olvida cual vídeo de Tiktok. Eso sería un error, porque hay chicha que morder y jugo que sacar de este disco. Quizá ser algo demasiado personal y caótico para que la mayoría de su público potencial sepa qué carajo está pasando. Samuel dispara ritmillos bailables y los masacra con guitarrazos brutales y líneas vocales que a veces no hay por dónde coger. Sus letras ahondan en el abandono, la violencia contenida y el desprecio hacia la sociedad. Tdo eso funcionaba muy bien en los años 90, pero ya no estamos en los años 90.
A Kim Dracula le han dejado un poco hacer el disco que ha querido, ya que parece ser que si tienes tres millones y medio de seguidores en Tiktok no te hace falta trabajar. El resultado desde luego está lejos de ser comercial o amable, pero lo contrario no es tampoco ningún mérito en sí mismo si un trabajo no tiene calidad. A Gradual Decline in Morale la tiene, aunque de forma algo inconsistente. Hay temas estupendos y otros no tanto, y hay momentos en los que Kim Dracula retuerce demasiado el concepto que quiere transmitir y éste pierde un poco la seriedad con la que el australiano pretende revestir todo esto. Tres cuernos altos se lleva el invento, y veremos cuánto fuelle le queda al muchacho para templar un poco su propuesta si es que hay un siguiente disco.
Kim Dracula: Casi todo
Morgoth Beatz: Guitarras
Mark Williams: Bajo y guitarras
Soulker: Caja de ritmos
No parece haber mucha información sobre la formación real.
Qué fumas, MeFumo?
Lo último que esperaba al entrar al Portal después de tanto tiempo sería encontrar una reseña rareza recién cocinada firmada por el mismísimo MeFumo.
Rareza por lo "ecléctico" y estrafalario de lo que traes. Si fuera otro quien presentara estos Kim Dracula seguramente pasaría del tema pero el texto que te marcas es sello de identidad y calidad. Pues sabes despertar curiosidad como nadie.
Luego es verdad que pincho en los enlaces y soy capaz de entrever el engendro que hay detrás del invento que tan jodidamente bien moldeas en tu descripción crítica y no soy capaz de tomarlo en serio. Quiero decir, por descontado que el tipo es un desequilibrado y lo atractivo de su propuesta es precisamente eso, que por encima de todo, lo que entra por tus oídos es verdad. Lejano al postureo que se podría esperar de los músicos que pueblan este peñazo de género hecho de recortes.
El problema (o más bien, mi problema) es que de ese engendro que adviertes nada más darle al play parece más un intento pueril y desesperado por llamar la atención a través de una forma lo más disparatada posible. Y aunque su fórmula contenga éxito en el mundo moderno dudo mucho que podamos acogerla en el conjunto de la expresión del "buen gusto".
Ah!, tampoco nos vamos a rasgar las vestiduras por lo que le pueda gustar o dejar de gustar a cada cual. Pero tampoco veo en el potaje de influencias que se marca el Kim la esencia de la evolución, imaginación y creatividad.
Funk, Metal, Trap, Pop-core de maíz.. te admiro cuando mides y describes con tanta precisión lo que escuchas. Desmenuzas el contenido musical del disco con una categoría que resulta insultante, porque creo que esta mierda no merece ese trato.
No creo que pare más por esta banda si no es para utilizarla de meme en el whatsApp. Igorrr me parecen rarunos modernertes convincentes y algo más interesantes, para Kim Dracula hace falta otra clase de aliño en la fumada..
Espero que vaya bien, sea como sea, siempre es constructivo leerte.
buena reseña
Respecto al disco poco o nada que decir. No me entran Korn, ni Linkin Park, ni ninguna de las bandas que citas como referentes de este Kim Dracula.
Sin embargo sí tengo que decir que a pesar de eso, me ha gustado mucho la crítica del mismo, el repaso biográfico y la información aportada. Te lo has currado y por eso quería felicitarte.
saludos!
¡MeFuMo!
Un placer, señor MeFuMo, volver a leer su prosa certera y su verbo ágil, aunque lamento que sea al servicio de un engendro de esta magnitud. El texto posee bastante más categoría que la propuesta que describe. Resulta refrescante al menos volver a leer palabras viniendo de otra pluma por estos páramos. Un saludo afectuoso.
Me uno a los compañeros
Me ha parecido una reseña excelente mefumo, felicitaciones...tanto es así que me ha invitado a buscar información sobre el susodicho Drácula y buscar videos....en principio no es que me llame demasiado está bizarrada....lo puedo asociar un poquito a Manson (que si que me gusta) pero este Kim al lado de MM es un puto colegial...los vídeos en directo que he ojeado me hacen percibir que anda muy falto de tablas todavía.... conseguirá este tiktoker una carrera exitosa?...veremos, de momento un disco bien producido tiene...
Cómo ha cambiado la industria musical en los últimos 30 años...un puto asco
Contestando un poco
Bueno, gracias por los comentarios y siento la clásica tardanza en contestar.
En general mi visión del disco coincide con lo que apuntáis todos en el sentido de pastiche de estilazos ensamblado por quien oye campanas aunque no sabe muy bien dónde, pero sí creo que hay cosas interesantes y temas que son, objetivamente, buenas canciones.
Está muy bien que cosas como "Rose" o "Kitty Kitty" mantengan el tipo junto a "Make me famous" y aunque como digo en la reseña ser excéntrico o complicado de oír no es ningún mérito en sí mismo, aquí el muchacho intenta hacer algo personal que no es ni de lejos lo que un seguidor medio de sus covers de Lady Gaga esperaría,
Evidentemente también me hace gracia que las referencias/plagios más evidentes sean tan concretos y hay que reconocer que respetuosos con estilos en su época eran muy dispares. Todos arrancados de una década de los 90 que viví en directo en el estadio. Es la parte más subjetiva, claro.
La comparación con cosas como Igorrr es tentadora, es cierto. No soy un experto en Igorrr, y aunque puedo encontrar semejanzas musicales y el pastiche de estilos no es tampoco nuevo, creo que no es tan similar como podría parecer. Kim Dracula parece enfocar la cosa hacia terrenos más cercanos a la angustia adolescente del Metalcore o el Nu Metal, y tú dale al pedal que yo grito. Igorrr se ven obligados a ser franceses y pronto amaestrarán nutrias para que interpreten solos de xilófono o canten con falsete.
Me ha gustado lo de Marilyn Manson colegial porque es muy acertado. Hoy por hoy, todo es colegial, social, validable por la masa y a veces aplaudido o condenado en términos extremos de aceptación, rechazo, estigma y visibilidad. Kim Dracula rebusca en los 90 para transmitir su neurodivergencia moldeada a golpe de Ritalin y visibilizada en videos de un minuto.
Ya en plan paja mental, todo el metraje me da la idea de la sobreexposición impulsiva y voluntaria a los estímulos de redes sociales y el marco mental de una generación de bandas que está llegando y alimenta sus calderas traumáticas con Nirvana o Korn. Bandas cuyo propio potaje de influencias se amalgamó en un sonido propio.
Sería el lado menos amable, tolerante y humano de ser un tipo un poco raro, travesti, no binario, bipolar, depresivo y de paso alcohólico. Con una percha de dos metros que hace que a su lado Joey Ramone parezca moverse en un escenario como Rudolf Nureyev. La eterna víctima de robo de almuerzo con violencia que jamás conseguirá cambiar el statu quo. Es la frustración del que cree de buena fe que si pinta un círculo en el suelo y lo llama safe space las collejas no traspasarán sus límites.
Las raíces del rock y del metal se hunden también en la neurodivergencia, porque gente con problemas ha habido siempre.
Lo que pasa es que antes pues tú tocabas tu rock y las neurodivergencias se resolvían reventando tu habitación de hotel con dinamita por tu veintiún cumpleaños para acto seguido arrojar tú mismo un Cadillac a la piscina. O enchufándote unas cuantas botellas de brandy Soberano, con dos hielitos y un generoso toque de anestesia veterinaria por perfumado, para templar los típicos nervios antes de un concierto. Eso en el mejor de los casos.
En el peor de los casos, puedes acabar comprobando impotente y aterrorizado cómo el cuatro pistas que llevas colgando del cuello desde que tienes uso de razón registra musicalmente, tema a tema, tu lento y progresivo avance hacia la desaparición entre los lodos de la locura. Y la única forma de pedir ayuda que se te ocurre es cantar sobre lo amigo que eres de la vaca de tu vecino.
Ya se dice, que los tiempos avanzan una barbaridad.
Muy interesante tu…
Muy interesante tu comentario...es que da la sensación que es el típico friki, don nadie e inadaptado del colegio/instituto que da un golpe sobre la mesa para reinventarse, "ser alguien" y dejar todo aquello atrás... aunque muy en su fuero interno seguramente siempre será el chico al que le quitaban el bocata en el recreo