Kansas - Point Of Know Return

Enviado por BurnRain el Sáb, 26/09/2020 - 18:30
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01. Point Of Know Return 3:11
02. Paradox 3:49
03. The Spider 2:08
04. Portrait (He Knew) 4:32
05. Closet Chronicles 6:30
06. "Lightning's Hand 4:21
07. Dust In The Wind 3:26
08. Sparks Of The Tempest 4:15
09. Nobody's Home 4:37
10. Hopelessly Human 7:10

Todas las bandas sueñan con tener una canción que les lleve a lo más alto. Tener un hit que dé la vuelta al mundo, que salte de generación en generación, que viva en todas partes. Todo eso es maravilloso. Kansas luchó por conseguirlo y con “Carry On Wayward Son” tuvo un gran éxito pero no era suficiente, había que llegar más lejos. En 1977 llegan a lo más alto, se convierten en eternos con “Dust In The Wind”. Balada atemporal que fagocitaría a los propios Kansas.

Hoy llegamos a una de esas canciones que marcan el destino de una banda. Un éxito que no pudieron superar. Kansas pasaron a ser conocidos por “Dust In The Wind” o ni eso, muchos conocen la canción pero no quienes la gestaron. El resto de sus virtudes como banda quedaron opacadas por el baladón. Muchos son los que llegan hasta “The Point of Know Return” de 1977 de la mano del séptimo corte.

Antes de “Dust In The Wind”, Kansas comienza discográficamente en 1974 por el camino del rock progresivo, siendo una especie de Jethro Tull pero con violín o unos Genesis con raíces americanas (con origen en Topeka, Kansas). Habían sacado 4 discos de calidad, llegando a su cénit en “Leftoverture” en 1976 donde ese empeño “comercial” estaba muy presente. Pero en “The Point Of Know Return” el camino progresivo se mezclaba con otra corriente que en EEUU iba a ocupar todas las radios y listas de éxitos: el AOR. Llegan las tendencias para hacer más apetecible su sonido de bandas como Boston, Eagles, Styx, Chicago…llevando su camino a las melodías cuidadas y los éxitos para radio.

Con o sin “Dust In The Wind”, este es un disco de altas cotas con grandes momentos e influencia sustancial para otras bandas de metal progresivo americano como Dream Theater. La combinación de rock progresivo, folk y AOR lo hacen pionero y singular. Único en su especie. Kansas no volvió a ser el mismo y perdió la magia.

La verdad que el trabajo costó lo suyo. Hubo tormenta entre sus miembros, más bien Steve Walsh discutió con todos y abandonó varias veces la grabación poniendo en serio peligro que “The Point Of Know Return” viera la luz.

El arte de la portada, obra de Rod Dyer, es una delicia. El barco a punto de precipitarse en los confines del océano enmarcado en esa esfera y el eclipse lejano, le da un punto entre conceptual, reflexivo y mágico.

Aunque no sea un disco conceptual al uso, sí gira entorno a la idea del conocimiento y de llegar a la verdad. El primer corte habla de esa travesía hasta el “Point Of Know Return”, en un juego de palabras en el que confluyen la idea de llegar al saber y que una vez que llegues no hay vuelta atrás. El tema es corto, donde condensan su mensaje y musicalmente transitan entre un rock vivaz con hammond y un violín dulcificador que lo acompaña. Una flecha certera de rock con mucho feeling sin grandes vericuetos que cumple con creces y es fiel al sentido musical del disco más cercano al AOR que al progresivo o a las asperezas del hard.

“Paradox”, es un tema rápido donde siguen rigiendo los teclados de Steve Walsh y el violín de Rob Steinhart, dejando un pequeño espacio a la guitarra de Rick Williams en la parte solista. La voz de Walsh es el tercer pilar donde se asienta el principal sustento de los cortes.

El tema es ligero y volátil sobre los deseos de conocer lo desconocido. El tema se acerca más al hard rock pero si adentrarse en él primando las melodías presentándolas sobre el violín y las voces.
Con los dos primeros cortes se aprecia que Kansas ha quitado peso a las guitarras respecto a sus trabajos anteriores y ha llenado su espacio de teclados y violín. Walsh acapara mucho del sonido con las teclas y su voz.

Con “The Spider”, damos un giro radical al progresivo. Corte instrumental donde se entrelazan todos los elementos de los que dispone Kansas, la guitarra, el moog, los sinterizadores, el violín, el hammond y la batería. Todos se van trenzando entorno a una melodía que va creciendo sin llegar al frenesí dando muestras de la gran base progresiva que tenía la banda. Progresivo en pequeño formato porque no se extiende en muchos minutos.

“Portrait (He Knew)” sigue llevándonos de viaje por los abstractos mundos del saber, el hammond y el violín siguen llenando un espacio ensoñador. Hay más mimbre de banda de rock setentera, con una mayor presencia de la eléctrica de Rich Williams vagando por el blues rock. Los teclados no nos dejan que nos olvidemos de ellos, haciendo algún barrido y el violín se lanza en una recta final en competencia con el hammond.

“Closet Chronicles” nos narra una historia con dejes nostálgicos. Los teclados siguen muy vivos, el piano y la acústica se asoman para un tema que tiene muchas facetas, las más reposadas, reflexivas e incluso embaucadoras gracias a la voz de Walsh que juega muy bien sus bazas.
Después hay una explosión solista de teclados, guitarra, violín que pone a las claras que son muy buenos haciendo lo suyo. Dan unas cuantas vueltas para llegar al fin de la historia, el misterio queda sin resolver. Un corte más progresivo, más mirándose al ombligo sin dejar de mirar a la audiencia. Un tema superclase.

“Lightning’s Hand” arrima el ascua al hard rock más pedregoso. Tiene una estructura de riff y estrofa y sin menos envolturas de teclados. Las guitarras de Williams y Livgren se hacen con los mandos, hasta hay guitarras dobladas a las que se suma el violín recordando a los sureños Lynyrd Skynyrd pero con aires británicos.

Kerry Livgren valía tanto para hacer las rítmicas como para dar apoyos de teclados, escribir y componer canciones. Una muestra de su arte llega con el séptimo corte, el esperado “Dust In The Wind”. Baladón sin referentes amorosos, más bien religioso filosóficos. Fruto de un Livgren que acabaría convirtiéndose al cristianismo y adentrándose por caminos espirituales que salpicaron los Kansas a partir de 1979 ya con las fuentes de la inspiración agotadas.

Pero “Dust In The Wind” es un diamante pulido, brillante, perfecto. La acústica hace gotear el tiempo, la voz suave y límpida de Walsh sobrecoge y unida al violín de Steinhart que aletea como una mariposa conforman el hechizo. Es absolutamente inmortal. Certera e implacable para tocar la fibra. Todo se detiene y queda enmarcado para la posteridad.

Un tema que habla de nuestra frugalidad, “nada dura para siempre salvo la Tierra y el Cielo”… “Y todo tu dinero no pagará ni un minutos más”, de nuestro breve paso por el Mundo, “somos polvo en el viento”. Resultó que llenó de dinero los bolsillos de Kansas y los hizo eternos.

“Sparks of the Tempest” rompe la magia. Sale en el peor momento y te da una bofetada. Es un estampado a lo hippie con Hammond, ritmos y percusiones fanky. Guitarra juguetona con sintetizadores. Está un poco desfasado. La letra habla de un presente o futuro funesto y no cuadra mucho con la música. Es un corte en el que las piezas no me acaban de encajar.

“Nobody’s Home” tiene una intro un poco cinematográfica que parece anunciarnos el final del cuento pero no es así. Es un tema reposado con violín y piano dulces como almíbar.

El tema de cierre hace un ejercicio orgánico, cambiante. Nunca para de moverse. “Hopelessly Human” tiene un inicio tirando a sinfónico dejando muestras de ser el tema más grandilocuente. Borracho de progresivo y con extensas secciones instrumentales de violín, hammond y guitarra. Tiene tintes barrocos a lo Bach, remansos para coger aire ante el rock más eléctrico y despedida con campanas de alborozo. Es un temazo de principio a fin.

Había mucho talento y vida más allá de “Dust in the Wind” pero Kansas se fragmentó cuando llegaron a lo más alto. Agotaron la inspiración y quisieron encajar en los nuevos tiempos. En los 80 todo quedó patas arriba. Por lo menos dejaron este disco en la cima. Point Of Know Return bebe de mil fuentes y se mete en mil charcos. En ese punto de indefinición sin saber si quieren ser Boston, Deep Purple o Yes. Eso extrañamente hace inmenso este trabajo de finas líneas, insinuante y con las garras escondidas.

Steve Walsh: voz y teclados.
Kerry Livgren: teclado y guitarra.
Robby Steinhardt: Violín, Viola, Violenccello, voces
Rich Williams: guitarra acústica y eléctrica
Dave Hope: Bajo
Phil Ehardt: Batería

Sello
Kirshner