JIRM - The Tunnel, The Well, Holy Bedlam

Enviado por Wertherr el Sáb, 26/03/2022 - 09:51
JIRM

1 Liquid Covenant
2 Deeper Dwell
3 You Fly
4 Repent In Blood
5 Carried Away
6 Pestilence

Los suecos JIRM dispusieron ponerse el mundo por montera para derribar reglas absurdas establecidas por cuatro mentecatos cuya finalidad no es otra que la de destruir el genio y el arte. A lo largo de su carrera han dejado en claro que lo suyo no es quedarse enfangados en un solo estilo hasta desgastarlo para ofrecer olvidables echadizos, sino el experimentar a su completo capricho—como ha de ser— siendo íntegros consigo mismos sin temer a las críticas de los aristarcos con estrechez de miras.

Dicha banda versátil, comenzó practicando rock and roll irreverente, más tarde fue medrando hacia el stoner fusionado con denso ácido hechizante, y en este mirífico y vibrante “The tunnel, te well, holy Bedlam“, cuya portada que es obra del propio batería Henke Persson bien refleja el viaje sideral, decidieron llevar a efecto sonido que si bien mantiene como base el stoner que caracterizó su anterior album “Surge Ex Monumentis”, las composiciones se tornan más progresivas y densas, más oscuras, en tanto que las líneas vocales interpretadas por el gran Karl Apelmo, cuya voz remite irremediablemente a la del difunto Jeff Buckley, se alejan de lo establecido en aras del libre recitar intenso que lleva en sí oscuridad opresiva y provocan diversas y profundas emociones, expresando de forma maravillosa con su agradabilísima voz, fundiéndose en casi todo momento, siendo este, incentivo más que suficiente para caer en sus garras, y cuyas composiciones potencian y enriquecen con numerosos y exquisitos arreglos de piano y saxofón con la mano ejecutora de los efectivos Patrik Kolar y Stefan Wistrand respectivamente que bien envuelven y abducen—¡en ellos me pierdo!—. Cabe resaltar la buenísima producción orgánica perpetrada por los propios JIRM en colaboración con Kalle Lilja y la mezcla de Per Stalberg en los estudios Welfare Sounds que agranda aún más el valor de la música.

Digo, pues, que ya me dejaron por completo estupefacto y emborricado al experimentar la apocalíptica composición que sirvió de presentación "YOU FLY", que entraña inicio que anuncia amenaza mediante gruesos riffs y Karl arranca predicando de forma grave y opresiva, creando atmósfera temible al son de fuertes y dinámicos azotes del gran Henke Persson, que ejecuta y obra de cabo a rabo con gran determinación, y hacen acto de presencia excelentes arreglos “terroríficos” de saxofón con los cuales me quedé extasiado, expectante del siguiente movimiento inesperado, desembocando en un sencillo y excelso contrapunto acústico purgante, en el que revolotean en su entorno finos y celestiales tintineos de piano, por lo que a la escucha de tan maravillosa composición siento como si me exorcizara.

El listón había quedado muy alto, empero, estaba enteramente seguro de que el resto estaría a la misma altura y que nuevas emociones me despertarían, y así fue, porque de talentos que miman lo que hacen, esto se espera sin recelos. Pues el segundo single, "PESTILENCE", también me sorprendió, ¡y de qué forma! Que ya su inicio atmosférico e inquietante creado a base de finas notas boreales de sintetizador que describían de forma sencilla y elegante la antesala del caos, me derritió al tiempo que el gaznate del enorme vocalista dejaba escapar especie de pequeños jipíos que me anudaron el estómago y consiguieron mi elevación, si bien lo hizo aún más el repentino cambio de ritmo potentorro efectuado por el forzudo Persson que servía de contrapunto imponiendo el ritmo dinámico y enérgico con disciplinazos duros y potentes—¡me la atiesa más que brebaje de satirión!— y Apelmo se mostraba suelto y ligero, para cerrarlo con más caos esquizoide—¡pura majestuosidad!—.

Lo mismo sucédiome con el tercer y último anticipo "LIQUID COVENANT", cuyo inicio de batería y arreglos de guitarra retrotraiéronme cierto aire de Marilyn Manson("mOBSCENE"), y enamoráronme perdidamente demostrando más versatilidad. Acá Apelmo era quien llevaba la batuta durante todo el trayecto, cantando con cierto relajo sin descuidar la ondulación melódica alicaída e intensa que me hechizaba como buena pócima mágica ¡y es que esta está tan bien gestionada! ¡Y la forma de ensancharla y contraerla intensificándola y dotándola de ritmo para partirla de pronto y volverla dramática e insistente es tan hermosa!

Después me quedaban por experimentar las tres restantes que también me dejaron turulato. Con la más experimental, la extensa y dúctil "DEEPER DEWEL" caí en el más profundo abismo merced al sutil riff country principal que pegóseme en el cerebro de inmediato y en el cambio en forma de ritual solemne en el que Apelmo, una vez más, predicaba sermones mesiánicos para pasar presto al jazz proyectando su encantadora voz de forma sigilosa y sensual, al tiempo que Persson, agitaba el cascabel a son del saxofón que lo acompañaba de forma leal, derivando luego, a la repetición lisérgica psicótica, completando así, creación sublime.

Con la magistral y desgarradora "CARRIED AWAY" que entraña aire blues me conmovieron del todo, pues se despliega arrepintiéndose, arrastrándose con una delicadeza deliciosa hasta que desemboca en una melodía central dramática a la par que purificadora, en la cual Karl Apelmo descubre “a solas” su alma rota llegando a tal punto que se funde con su dolor a partir del (min 04:12), se intensifica por el (min 04:34) y se redime en el (min 04:54), esto me produce descomunal catarsis, al igual que el colosal y sensual outro a saxofón de Stefan Wistrand que finiquita con una belleza inmejorable—¡de cagarse encima y dejar el fondillo perdido!—.

Y como en esta obra no hay espacio para la mugre, esta culmina con otra pieza de máxima calidad. El enorme mediotiempo mesiánico "REPENT IN BLOOD" que es tan majestuoso como cautivador, al cual sucumbí al instante, cayéndoseme la botarga al suelo al sentir tal elevación en escuchando atentamente el brillante sonido de aquel cadencioso y sobrio intro de aire westerm que pronto se me adhirió a la cocorota. Su despliegue es especialmente fino y elegante, creado con muchísimo gusto, ¡cómo todas!, va en derechura balanceándose con holgura, sugiriendo, acariciando, emborrachando con su cautivadora delicadeza e intrínseca intensidad vocal y punteos celestiales, hasta que se presentan los azotes gruesos y precisos de Henrik Persson, pues es de ver como potencia y engalana los versos en los (min 02:09 - 02:24) ¡qué trabajazo impecable, diantre! ¡Y cómo conmueve aquel breve legato que “jipía” Apelmo allá por el (min 02:53) “in the morning iii feeel freee”! ¡Y cómo la composición se torna por poco ecleciástica con la disposición del organillo y los finos arreglos subyacentes revolando en tanto que el cantante comienza a susurrar el verso que repite intensificándolo hasta cerrarlo, potenciándolo de diferentes formas de modo que bendice! ¡Cómo entran los ritmos tribales! ¡De que intensidad dotan el verso los golpes de piano! ¡Majestuoso!

Y es que a todas luces la considero obra maestra y estará dentro de mi saco de lo más destacado de esta añada, pues entraña 6 composiciones de enormes y elegantes hechuras que bien valen un imperio y me tienen abducido encontrando innumerables matices desde su salida. La clase y la majestuosidad danse la mano una vez más en JIRM.

¡Muchas gracias JIRM! ¡Sois gigantescos!

Nota:10/10.

Karl Apelmo - Voz, guitarra.
Viktor Källgren - Bajo.
Henke Persson - Batería, maracas, artwork.
Micke Pettersson - Guitarra.
Patrik Kolar - Órgano
Stefan Wistrand - Saxofón

Sello
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