
Cada persona es un mundo, con sus satélites incluidos, pero si estas leyendo este amasijo de letras en forma de humilde reseña seguramente te gusta el sonido Death haciendo eco en tus entrañas, considerándote un buen degustador sibarita de Metal Muerto. Puede que incluso te pase como a mi, confesando que me considero persona que siempre he sentido una atracción especial hacia aquellas bandas que se han salido de los caminos marcados y de los clichés establecidos, demostrando tener lo que yo valoro con sumo respeto: personalidad, vanguardia, autenticidad, alma y creatividad. Ya que seguramente como tu, querido lector, con el paso del tiempo y de numerosas escuchas he aprendido a valorar la música de una banda no por sus éxitos, fama o número de discos vendidos (ni por la venta de camisetas, playeras, tacitas de café, calzoncillos o gorras), ni incluso por la alta longevidad o efímera vida de un grupo.
Y a que viene esa introducción? Pues nada más y nada menos para justificar que hoy nos meteremos de lleno en el fango y nos ensuciaremos hasta las cejas de restos humanos. Hoy toca limpiar el óxido y las telarañas a una banda que nació en el underground y mordió el polvo entre las tinieblas del mismo underground. Hoy toca presentar señoras y señores a los Human Remains. Dicho lo anterior, y para empezar a encauzar la reseña, debo plasmar que no fueron la banda más técnica, aplastante, rápida o brutal de la basta escena. Su misión era otra: crear música a su manera y antojo y sin importarles los prototipos ni la corriente que estaba en boga. Chiflados lunáticos que crearon un retorcido Death Metal con múltiples laceraciones Grindcore y brochazos gordos de disonancia musical muy bien mezclada y triturada entre el animalismo de sus composiciones. Banda de espíritu libre y sin ligaduras terrenales a supuestos clichés musicales del género, que supieron entregar un producto bizarro y diferente. Este hecho les costó la indiferencia de gran parte de la parroquia del Metal Muerto, quizás acostumbrada a unos patrones musicales ostensiblemente más rígidos, pero para aquellos que supieron degustar su “modus operandi” significaron un soplo de aire bizarro y bastante fresco.
Los Human Remains que aquí se reseñan sacaron sus cabecitas del útero en el 89 en New Jersey (Estados Unidos). Cabe remarcar lo de nacidos en New Jersey para no confundirlos con otras agrupaciones que también se bautizaron con el mismo nombre, incluso en Estados Unidos. Cuentan en su haber con varias demos, la primera es del 90, singles y EP, datando su ultimo trabajo con temas inéditos en el 96. Admirations Most Deep and Foul (1992) vería la luz en forma de siete pulgadas después de las primeras dos demos de la banda. Cabe decir como curiosidad que varios de los componentes de la banda han alimentado con sus servicios agrupaciones tales como Municipal Waste, Gridlink y Discordance Axis entre otras.
Creo que sería nada equivocado utilizar el adjetivo retorcido para intentar describir su música. Hay pasajes musicales encerrados en Admirations Most Deep and Foul que bien podrían tener cabida en la composición de unos vitaminados jovenzuelos Mr. Bungle, recién salidos del pabellón psiquiátrico, o incluso de unos The Dillinger Escape Plan (banda que aún no había nacido) en plan cafre y salvaje. Asimismo, en algunos de los momentazos que encierra el single hay ritmos en que desatan un huracanado groove con muy mala hostia y de cabezas volando, del que solo serían capaces los primeros Exhorder después de encerrarlos un par de meses en un convento, con voto de silencio y haciendo la dieta de la hostia consagrada.
La banda evolucionó siempre de acuerdo con su visión musical y alcanzó su cénit compositivo con su EP Using Sickness as a Hero (1996). Quizás muchos me podrán tachar de osado, pero no tengo ni un ápice de duda en equiparar dicho EP con obras cumbre rocambolescas, arriesgadas, especiales y bizarras tipo el Obscura (1998) de Gorguts. Si le prestas una escucha al Using Sickness podrás comprobar como esta apreciación no es para nada gratuita. Estamos hablando de los más verdes entre los perros verdes. Genios lunáticos que tomaron caminos pedregosos y aceptaron el riesgo de ser incomprendidos incluso para los más curtidos de la escena.
Para encauzar las coordenadas de la reseña y empezar a describir la música de Human Remains del siete pulgadas deberíamos imaginar a los titanes Pestilence del Consuming Impulse (1989) rellenos de supositorios Grindcore. Pero esta apreciación se debería dar solo en los trazos básicos de este boceto ya que a medida que las tres canciones del siete pulgadas se van despeñando uno se va dando cuenta que la comparación con los “pestilentes tulipanes” es solo una apreciación muy subjetiva y personal. El motivo básico de esta comparación entre bandas se basa en que veo mucha similitud entre su salvajismo primitivo perpetrando sus asaltos sonoros, y sobretodo en los alaridos de Paul Miller en el apartado de las vocales. Debo comentar que para un servidor es como si Martin van Drunen y John Tardy tuvieran el “copyright” de un tipo de vociferar no a base de guturales, sino a base de alaridos infernales ocasionados por la ingesta sin control de sosa cáustica. Y sentada esta base me atrevería a certificar que Paul Miller se aproximaría a lo que expelería la garganta de todo un van Drunen, totalmente preso del dolor y del terror, si accidentalmente se pillara un gemelo testicular con una subida fatal de la traidora bragueta de sus pantalones. Solamente si has experimentado en tus propias carnes el “placer” de esta situación sabrás a lo que me refiero, si por contra tienes a la Diosa Fortuna de tu lado y nunca lo has experimentado te aconsejo que vivas la vida como si no hubiera un jodido mañana (Carpe Diem my friend!).
Resaltar que el grupo no se toma nada en serio la configuración clásica de estructurar un tema a base de (por ejemplo) intro + verso + estribillo + puente + verso + estribillo + solo + bombástico estribillo + floritura final. Human Remains se come esta fórmula, para digerirla con acido y luego mediante un buen apretón echarla por el desagüe del retrete. Y encima son la mar de ecologistas ya que no necesitan ni usar papel higiénico para tal empresa. Estos cafres se montan el puzle de sus canciones como les da la gana pero con la maestría de componer formando un collage sónico con sentido y que te mantiene enganchado hasta el final de cada tema. Cosa adictiva, al igual que una mosca siente amor a primera vista por el aroma fresquito de puro detritus.
Cabe comentar también la ausencia de solos de guitarra. Pero ahí tengo que hacer una destacada mención a las seis cuerdas por parte de Baglino y Procopio, haciendo gala de variados recursos para enriquecer las canciones con sus desquiciadas melodías, uso de armónicos e incluso descolgarse con pasajes de pura disonancia o avasallador caos sonoro a toda leche.
Tres exabruptos en forma de canción nos encontramos en este siete pulgadas. Después de una casi obligada intro nos da la bienvenida Mechanical. Los primeros guitarrazos ya nos van avisando que mejor pongamos cuerpo a tierra ya que la artillería va empezar a zumbar y nos están apuntando directo a nuestras queridas seseras. El primer alarido de Miller nos avisa que las cosas se están poniendo serias, o ponemos pies en polvorosa (quien corre hoy puede luchar mañana) o nos quedamos delante de los altavoces como locos suicidas (firmes y aguantando el choque sonoro) con el consecuente riesgo de explosión de las trompas de Eustaquio, Eufrasio y Anastasio. El tema va avanzando hasta llegar a la sección que se abre en el 1:50, donde como latigazos unos armónicos de guitarra se van alternando el protagonismo con un ritmo reptante y arrastrado (casi hipnótico) con el grupo al completo amenazando de saltar a la yugular. Me gustaría hacer especial mención a la melodía que se marcan los armónicos que acabo de citar, ya que se sale por la tangente de las “típicas” que podría ostentar el género. Se tiene que escuchar para juzgar y aquí te reto estimado lector a darle al botoncito del play en los enlaces de las canciones. Hay varios momentos más para destacar pero me quedo con el 3:50 donde se nos viene encima un muro de disonancia tremendamente avasallador con el que cierran el tema.
Fragrance of Souls es bajo mi punto de vista el mejor tema del siete pulgadas, mostrándonos un Miller a las voces rabiosamente entregado y desquiciado, a un maniaco Dave Witte totalmente desatado maltratando su kit de batería y con detalles de guitarra que acompañan al dedillo las diferentes cornadas que va dando la canción. Muy buenos cambios de ritmo que conforman un tema que da descargas eléctricas, con mucho gancho y resultando tremendamente casca cervicales, digno de K.O directo en el primer asalto para besar la lona sin contemplaciones. Múltiples subidones de adrenalina que me hacen erizar como un puercoespín en busca de batalla. Cuidado con el latigazo que sueltan en el 0:24 con toda la banda lanzando sin previo aviso un bloque de granito contra la jeta del oyente.
Symptoms of the New Society es el tema más corto del single, mezclando pesadez y rapidez, llegando a encontrar pasajes donde el Death se funde con el Grindcore más trepanador. Destaca el pasaje de tonelaje elevado 0:36 donde aparecen los coros sentenciando “Symptoms are showing” mientras se van alternando con los exabruptos de Miller. El tema termina con todo el grupo habiendo prendido la mecha y embistiendo todo lo que encuentran a su paso con determinada pasión y sin ninguna compasión.
Como nota aclaratoria queda decir que el nombre de la banda Human Remains (Restos Humanos) bien puede llevar a cierta confusión ya que la lírica de la banda no se encuentra dedicada en el gore y el pus al 100%. Estrechando el cerco se podría resumir que sus letras giran entorno a carne y vísceras (of course), locura, terror, critica social y también sobre la estupidez humana (opinión subjetiva del reseñista). Ahí tenemos Mechanical que nos habla de las peripecias de un ente mecánico que para subsistir necesita la ingesta de carne y almas. O tenemos a Symptoms of the New Society que versa sobre la explosión de una bomba y sus consecuencias en una imaginaria tercera guerra mundial, resucitando de entre los muertos una nueva sociedad que busca literalmente la carne de los inocentes para meterse un buen atracón.
Siempre he tenido predilección por las portadas dibujadas en blanco y negro. Y más si en esta se puede observar a unos “bichos” la mar de curiosos y entrañables como los que nos presentan Human Remains en este single. A destacar en primer plano la figura de un humanoide-demonio sin piernas que esta dando a luz a una criatura alada sonriente (enseñando dentadura como si de un anuncio de dentrífico se tratara), y en segundo plano el trompetista del fin de los tiempos que seguro estará tocando las melodías del Apocalipsis para desatar todas las plagas habidas y por haber sobre nuestras pobres almas.
Por mi parte 4 cuernos bien merecidos para el Admirations Most Deep and Foul. Un retorcido 8 sobre 10.
PD: Esto sería el cuento de la demente y perturbada abuela y su receta de fabada asturiana con restos humanos, con regustillo a requemado y cuanto mas densa y grasienta mejor. Sonido old-school de bajo presupuesto y lleno de óxido, pero que resulta ser una embestida con cuernos afilados sin contemplaciones. Sonora bofetada al canto para todo insensato que atreva a acercarse a los dominios de los Human Remains.
Dave Witte: batería
Teddy Patterson: bajo
Jim Baglino: guitarra
Steve Procopio: guitarra
Paul Miller: vocales