Gloryhammer - Tales from the Kingdom of Fife

Enviado por Marcapasos el Dom, 12/04/2015 - 22:53
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No cabe duda de que Christopher Bowes es un tipo realmente interesante. Todos le conocemos principalmente por ser el carismático cabecilla de la famosa banda de Power/Folk Metal Alestorm.
Sin embargo, en esta reseña nos centraremos en otro proyecto muy distinto, al que Bowes dio comienzo alrededor del año 2010. El nombre del susodicho es Gloryhammer. Con tal título, notaremos muy rápidamente que se trata de una planificación musical bastante alejada de la temática pirata de Alestorm. Christopher Bowes abandona los tortuosos mares del Caribe para trasladarse a las épicas llanuras de la hermosa, épica y fantasiosa Escocia medieval.

Básicamente, será algo bastante parecido a lo que muy sutilmente podríamos ver en un disco de Rhapsody of Fire: una banda practicante de Power Metal épico con toques neo-clásicos y sinfónicos, cuya música se encuentra basada en un concepto, una historia, que quedará narrada a partir de su hacer musical.
La historia que narran nuestros amigos escoceses (de verdad, no podéis perdéroslo) se sitúa en las mágicas tierras del Reino de Fife, Escocia, donde el malvado mago Zargothrax (atentos ahora) hechiza a un conjunto de unicornios para formar un mega-ejército de unicornios zombis endemoniados, con el fin de acabar con la paz en las tierras de Fife. A punto de acontecer la catástrofe, será el príncipe Angus McFife, de noble y valiente corazón, quien, junto a sus fieles caballeros, habrá de detener los planes del malvado hechicero.

Todo un peliculón, ¿eh?

Todo este argumento quedará citado en el disco que aquí trataremos: “Tales from the Kingdom of Fife”. Directo y al grano, vamos.
Para todo ello, el capitán… quiero decir, el caballero Bowes contará con Paul Templing a las guitarras, James Cartwright al bajo, Ben Turk a la batería, y el joven Thomas Winkler como el vocalista principal. Bowes, al igual que en Alestorm, se encargará de los teclados.

Nuestra historia comienza con "Anstruther's Dark Prophecy", pieza sinfónica que hace resonar las nubes de guerra y la peor de las profecías, introduciéndonos sin tiempo que perder a "The Unicorn Invasion of Dundee", Power Metal energético a más no poder y rabiosamente épico. Vamos, nada que no podamos ver en discos de Rhapsody o del maestro Turilli. Pero es innegable lo bien ejecutado que está el producto. Sobre todo, las guitarras y teclados funcionan muy, pero que muy bien, y Thomas Winkler arrasa en su papel vocal. Es lo que tiene ser un príncipe escocés.
Pasamos al que fue single del álbum, "Angus McFife", tema que no excede en duración ni en complejidad ni estructuración compositiva. Nos contentan con lanzarnos un pequeño puñado de buenos puentes y épicos y coreables coros. Desde dicho punto, poco más que ver por aquí. De todas formas, ese estribillaco engancha lo suyo…
"Quest for the Hammer of Glory", por otro lado, nos muestra el lado duro de la banda, riffs potentes y heavies, melodías de teclado que rebosan altanería y poder y coros que no cesarán de guerrear.

Desde la primera escucha, la canción que se avecina, me enamoró a primera instancia. Y no pude evitarlo. "Magic Dragon". ¿Cómo evadirse de la belleza que desprenden los versos cantados por Winkler? ¿Y los teclados? Un trabajo increíble de Bowes, no virtuoso, pero sí repleto de mucha limpieza, pureza y belleza clásica. Ya el estribillo será la guinda del pastel.
De la misma manera en que acabamos de ver el mejor tema del álbum (en mi opinión, no me saquéis las antorchas todavía), ahora mismo presenciaremos su personificación antitética. Y no es, ni más ni menos, que la balada "Silent Tears of Frozen Princess", de muy entristecido y dramático tono. Y he de reconocerlo. Me costó mucho (muchísimo) el poder verle el lado bueno a la canción. La sosería y la escasez de sorpresa o dinamismo, del que es su principal característica, no ayudará en demasía. Sin embargo, merece la pena insistir, no es descabellado ver aquí un tema mínimamente bueno o bello, contando, además, con la bonita voz de la invitada Marie Lorey. Pero bueno, si uno desiste tampoco se perderá demasiado…

¿Te habías quedado medio dormido? No pasa nada, tío, aquí llega "Amulet of Justice", que, con dos tortazos, te despertará y eliminará todo signo de sopor. Un gratísimo ejemplo de Power Speed metal de muy alta exquisitez, uno de esos en los que Paul Templing se luce de verdad a nivel guitarrístico.
Lo mismo pasará con "Hail to Crail", en el que los teclados nos llamarán a la batalla cuan cuernos de guerra. Otro síntoma más del Power Metal imbuído de la épica digna de Manowar.
El álbum también posee su pieza instrumental, "Beneath Cowdenbeath", en el que los teclados y guitarras cabalgarán a la velocidad de los vientos del Norte, en un track lleno de movimiento, velocidad y bestiales melodías.

Como es norma cuasi general en un disco de estas ramificaciones metaleras, nos encontraremos en el desenlace del álbum con una canción de muy larga duración, en este caso unos diez minutos. "The Epic Rage of Furious Thunder" supone el clímax de todo lo que hemos visto hasta el momento, y la mismísima culminación de todo ello, desde momentos puramente orquestales, pasajes de la más majestuosa epicidad, instrumentales, de verdad, brutales, y un buen etcétera. En resumidas cuentas, nada que ese barroquizado título no nos diga de antemano.

La verdad es que éste se trata de un disco muy fácil de describir a nivel musical, pero nada fácil a la hora de calificar.
Está más que claro que Gloryhammer no innovan en absolutamente nada. Y nada es eso: NADA. Y, es que, creo que no hace mucha falta escuchar ni las letras del disco ni la mitad de las melodías de éste, para suponer la intención de Christopher Bowes de (siempre con muy buen rollo) “satirizar” a su manera esta rama del Metal, o, por lo menos, tomárselo con una faceta cien por cien cómica. Viniendo de Bowes no me sorprende.

Y, aun teniendo en cuenta el tono desenfadado, burlesco y cómico del cual se erige el trabajo, tampoco hemos de minusvalorar lo bien compuesto y elaborado que está. La producción es excelente, las melodías se presentan más que notables y, las composiciones, pese a ser un refrito de proporciones dantescas (para que luego se metan con Rhapsody) tienen lo justo para poder pertenecer sin problema alguno a un buen disco de Power Metal. Porque eso es lo que es.

“Tales from the Kingdom of Fife”, disco con el que te lo pasarás de cine si eres de degustar estos géneros melódicos y épicos, así que, coge las palomitas y disfruta de un disco al que el Marcapasos otorga tres cuernos medios y nobles.

PD: Eso sí, cuidado con los unicornios zombis. Muerden.

James Spicemaster Cartwright / Bajo
Thomas Winkler / Voz
Christopher Bowes / Teclado
Paul Templing / Guitarra
Ben Turk / Batería

*Artista invitado*

Marie Lorey / Voz en "Silent Tears of Frozen Princess"

Sello
Napalm Records