
1. Astral Entrance
2. Master of Sensation
3. The Apocalypse
4. Pilot to Paradise
5. De Labore Solis
6. Mighty Echoes
Volvemos con Eloy, una de mis nuevas agrupaciones favoritas del rock progresivo clásico. Los Pink Floyd alemanes… la nave interestelar pilotada por el guitarrista y vocalista Frank Bornemann. Y en esta ocasión, trataremos con su séptimo álbum Silent Cries and Mighty Echoes (1979), el cual no queda exento de cierta polémica por un detallito que os comentaré más adelante.
En aquellos momentos, Eloy tenían a sus espaldas el Ocean (1977), el cual fue precisamente su álbum más famoso y aclamado (hasta la fecha de hoy incluso). Ocean era su piedra angular… vaya, y por tanto, eso vino acompañado de una exitosa gira. Después de todo, no todos los días se derrota en las listas de ventas nacionales a Genesis o a los putos Queen ¿no? El caso es que, Bornemann, Peter Matziol, Schmidtchen y Rosenthal se tuvieron su tiempo para continuar con su gesta musical y crear otro monstruo que continuase con la racha y asentase al fin a Eloy junto con los grandes maestros del prog rock (invariablemente británicos según parecía). Era el momento de no solo petarlo en la madre patria sino también de atravesar el Canal de la Mancha y plantarle cara a los auto-proclamados dioses del progresivo.
¿Pero qué pasó? Pasó que Silent Cries and Mighty Echoes a pesar de ser un trabajo digno de continuar con el legado de pepinos como Ocean u otros anteriores como Power And The Passion o Dawn, este llegó en un momento y con unas influencias un tanto obvias. Por supuesto Silent Cries and Mighty Echoes es un álbum que suena a Eloy (¡y mucho!), y por supuesto tiene mucha de la esencia que hacía grande al Ocean sin ir más lejos… PERO también había una clara influencia o, digamos… deuda hacia los Pink Floyd. Concretamente los de la etapa del Dark Side Of The Moon / Wish You Were Here / Animals. También es justo añadir que los sintetizadores ganaban un mayor protagonismo, detalle que sirve de indicador para observar que los años ochenta se estaban acercando peligrosamente y que las tendencias musicales globales estaban mutando. Pero sea como sea, cualquier fan del prog rock por muy seguidor que sea de Eloy, al escuchar Silent Cries and Mighty Echoes lo primero que se le viene a la cabeza es: “Menudo descaro tuvieron los cabronazos aquí”. Por momentos muy concretos (al comienzo del álbum, sobre todo), parece que nos enfrentamos a un álbum perdido de Pink Floyd entre el Animals y The Wall, aunque como digo e insisto: Silent Cries and Mighty Echoes no deja de ser un trabajo que suena sobre todas las cosas a Eloy, y estos “homenajes” los veo más como una curiosidad que como un punto en contra para con el artefacto.
No se puede obviar en esta reseña la opening Astral Entrance, con su más que claro tufo a Shine On You Crazy Diamond y seguidamente ese bajo tan putamente deudor de Roger Waters (etapa Animals) en Master of Sensation. Por suerte, Eloy tienen algo que los Floyd nunca tuvieron y que para mí marca fortuitamente una diferencia decisiva: la voz de Bornemann. OK. Vale. Recuerda a la de Ian Anderson de Jethro Tull, pero leñe ¿qué culpa tiene el pavo de tener ese timbre vocal? Ya en los primeros versos de Master of Sensation Bornemann sabe desmarcarse del entrañable escocés con pinta de folla-ovejas y nos ofrece una narración muy personal y rítmica que sirve como presentación. Buena dupla inicial, la verdad… muy dinámica y rica en todos los instrumentos y además con bastante pesadez y energía.
The Apocalypse mete quince minutos de genialidad compositiva fuera de serie, la cual va ofreciéndonos un montón de pasajes y momentos 100% Eloy que se van deviniendo con una clase y calidad incuestionables de veras, todo esto sin necesidad de meter acelerones o frenazos que cambien la tónica abruptamente. The Apocalypse transcurre de forma fluida en todo momento sin dejar instrumento alguno sin sus momentos de protagonismo. Pilot to Paradise alza el vuelo después, metiendo cierta reminiscencia a Master of Sensation. Destacan aquí sobre todo los teclados/sintetizadores de Schmidtchen, cargados de dramatismo y epicidad a eso del minuto 3:24. Brutales. De Labore Solis nos conduce plácidamente desde el punto donde Pilot to Paradise nos dejó (acompañado por la voz limpia de Frank Bornemann) hasta el desenlace final Mighty Echoes. Esta última, destaca por tener una clase y personalidad especiales, casi casi… sensuales, pero sin perder el halo espacial que tiene a su modo todo el Silent Cries and Mighty Echoes.
Claramente, no fue el mejor disco de Eloy, pero a pesar de sus momentos “copión de la clase” o de su exceso de solemnidad, es un trabajo contundente, de indudable presencia y andares orgullosos. Después de todo, Silent Cries and Mighty Echoes de 1979 no deja de ser el heredero legítimo de Ocean, y no deja de notarse a lo largo de su transcurso. Aquí se escucha a Eloy en pleno estado de madurez musical, repitiendo por tercera y última vez su alineación más exitosa. Tal vez en esta etapa querían darse un aire un poco de más que evidente a Pink Floyd… cierto, pero igualmente rebosantes de feeling, calidad e ingenio. Eso también es justo decirlo y repetirlo hasta el hartazgo.
En mi opinión, cuatro cuernos medio-altos. Un 8,5 que se lleva este álbum. En cuanto me lo permita la economía, me lo agencio para meterlo en el coche. Este y alguno más de la banda. Es un disco cojonudo al fin y al cabo.
Frank Bornemann: guitarras, voz principal, coros y producción.
Detlev Schmidtchen: órganos, sintetizadores, teclados, pianos y coros.
Klaus-Peter Matziol: bajo, coros, pedal y efectos de guitarra.
Jürgen Rosenthal: batería, percusión, flauta y letras.