
Adivinad camaradas, hoy toca homenajear a uno de los músicos suecos más infames que dio la historia. Y ese no es otro que Jon Nödtveidt, y sus invencibles Dissection. Banda de culto, y frontman todavía más. Un icono de la música infernal que no volveremos a ver sacando nuevo material ni sobre los escenarios.
Todos los que conocemos a Dissection nos sabemos de memoria temas como The Somberlain, Where Dead Angels Lie, Unhallowed, Thorns Of Crimson Death... pero antes del Somberlain y el Storm of the Light's Bane, Dissecion estaban metidos hasta el tuétano en la Swedish Death Metal Old School, destacando como unos músicos extremadamente oscuros y tenebrosos. Entre tanta putrefacción y brutalidad, Dissection lograron refinar con los años su música hasta límites hasta entonces jamás alcanzados por nadie, pero como venía diciendo, hoy trataremos su punto de inflexión entre su etapa más primitiva y la más gloriosa. En efecto, hoy toca chutarse el EP Into Infinite Obscurity (Septiembre de 1991), la cual en mi opinión suena más limpia aunque menos acertada que The Grief Prophecy del mismo año. De todos modos y por contrapartida, esta demo se va acercando algo al sonido que Nödtveidt lograría en sus obras cumbre.
Ya estáis advertidos, esto es puro y duro Death Metal, y del sueco. No son más que tres canciones que juntas apenas llegan a los siete minutos pero ¡ojo! no deja de ser un testimonio ineludible del comienzo de una de las agrupaciones más grandes e influyentes del metal sueco.
Shadows Over a Lost Kingdom, insinúa lo que ya venía diciendo, va dando a relucir desde un comienzo ese tinte melódico-mortecino característico de Dissection. La guitarra líder se alza trenzando sus notas bellamente hasta que ataca la rítmica sacando un riff burrísimo, de los cortantes y a su vez pedregosos, Jon canta con un registro bastante grave y se ve bastante bien acompañado por Ole Öhman, el batera, el cual maneja los tempos sin fallo ni mayores dificultades. Aunque... si de veras queremos escuchar unas líneas de batería interesantes, lo que debemos de hacer es prestar especial atención en Son of the Mourning. En este segundo ataque sónico creo que el poso death-clásico es más denso, y con el paso de los minutos este factor se va volviendo más y más evidente. Para los fans de grupos como Grotesque, Carnage o Grave esto va a resultar como un caramelo, una delicia vamos. Como colofón final de esta pequeña advertencia tenemos el breve track que da nombre al EP: Into Infinite Obscurity, outro que sería re-grabado para el debut The Somberlain con alguna mejoría. Sobre el tema en sí... bueno, apuesto a que todos lo conocen; si eso resta únicamente el destacar su enfoque medieval y preciosista, muy adecuado para cerrar una placa de Dissection.
Como venía diciendo, es un buen adelanto de lo que llovería en The Somberlain dos años más tarde, riñendo (y vendiendo) con lo que sacarían también Marduk y Necrophobic en ese mismo ‘93. De un modo u otro, se intuye el enfoque que deseaba tomar Nödtveidt, o que al menos comenzaba a elucubrar... esas ansias de distanciarse un poco en su sonido del resto de bandas de la escena sueca; ganando así en personalidad y maestría para, posteriormente, alcanzar la gloria.
Como Siete-Pulgadas, Into Infinite Obscurity está muy guapo, a decir verdad no cuesta nada merendárselo, quizá demasiado poco ¿Qué esperar de un lanzamiento de siete míseros minutos, no? Para terminar, solo deseo añadir que es una tríada de temas bastante superior musicalmente a la propinada en The Grief Prophecy; variada y dotada de tremenda clase, y eso... quieras que no, se agradece entre tantos grupos que... aunque sonaran brutales, ya comenzaban a insinuar un sutil encasillamiento que podría resultar de lo más peligroso para los mismos.
Por todo esto, voy a ponerle cuatro cuernos a este material, que aunque breve y no 100% acertado en sonido muestra en nada menos que en 1991 una buena demostración de cómo hacer Death Metal con elegancia y personalidad. Un 8,5 para Dissection pues.
PD: Me encanta esa portada, parece mentira que sea de un EP. Y es que... ¡estamos ante una de las obras larvarias de Necrolord nada menos!
Jon Nödtveidt: voz y guitarra.
John Zwetsloot: guitarra.
Ole Öhman: batería.
Peter Palmdahl: bajo.
Músico de Estudio:
Alexander Losbäck: coros e ingeniería de producción.