
1. I Saw It (1:09)
2. Sisters (0:38)
3. In My Room (1:08)
4. Don't Need (0:58)
5. Lou's Anxiety Song (0:57)
6. Video Prick (1:33)
7. Sick of Fun (0:48)
8. Deep Wound (1:10)
9. Dead Babies (1:13)
En cuanto a sonar extremo el punk siempre estuvo un paso por delante del metal. El material temprano de bandas como Siege, Anti-Cimex (especialmente su “Raped-Ass”), Void, Lärm, Septic Death, D.R.I (cuando eran una banda de Hardcore y sacaron ese bestial “Dirty Rotten EP” o los incontenibles Deep Wound ya en los primeros 4 años de los ochenta habían hecho estragos con música pasada de tuercas, extremadamente rápida, violenta, caótica y desenfrenada, mientras que el metal extremo entre los años 1983 y 1984 apenas estaba saliendo del vientre. Y la comparación no viene para comparar qué género es mejor o quién la tiene más grande porque es completamente estúpido, viene a cuento porque mucha gente le hace ascos al punk ignorando que sin la existencia de este el metal extremo hubiese sido incapaz de desarrollarse y el ejemplo más obvio de ello es el debut de Discharge, que es una piedra angular de la música extrema de los ochenta tanto como para el lado del metal como para el lado del punk.
De entre todos aquellos adolescentes que montaron la ruidada padre me gustaría destacar a uno de los capítulos más interesantes y salvajes de aquellos años que, al sol de hoy, siguen sonando absurdamente pesados: los “eyaculadores precoces esquizofrénicos con rabia” Deep Wound.
A principios de los ochenta un grupo de muchachos se juntaron con la meta de hacer la música más ruidosa, rápida y violenta de la época. Se formaron en 1982 cuando ninguno de los miembros siquiera pasaba la mayoría de la edad. Los miembros fundadores, Lou Barlow y Scott Helland, se conocieron en una tienda local de discos y al poco tiempo colgaron un cartel que buscaba a músicos influencias por Discharge y Anti-Pasti para formar una banda de Hardcore Punk. J Mascis, que por aquel entonces estudiaba con Charlie Nakajima en la misma escuela, respondió al póster y fue llevado por su padre al apartamento de Barlow para audicionar ahí. Ya la banda contaba con un cantante, pero Mascis los convenció de que su amigo Nakajima era mucho mejor vocalista y al final se unió a la banda.
Rápidamente grabaron su mítica demo homónima de siete pulgadas y tocaron por un tiempo en Boston con otras bandas locales de renombre en la escena Jerry’s Kids y The F.U.’s para al poco tiempo separarse en 1984, yendo cada miembro por su lado: Scott Helland montó una banda llamada Oupatients mientras que Mascis y Barlow armaron a los famosos Dinosaur Jr. Dejando atrás el hardcore extremo para ir por caminos más alternativos con mucho éxito, pero esas son historias de otro jueves.
“Deep Wound” fue el único material que sacaron, y al poco tiempo se volvió un ítem codiciado para los degenerados que buscaban música cada vez más burra por aquellos años. Apenas son 9 minutos y medio de música, pero son unos pocos minutos que no tienen ningún desperdicio, escucharlos es como recibir un disparo en toda la cien: breve y mortal.
Hacer pajas mentales descriptivas y pseudo-poéticas en inventos como estos es una cuestión tan ridícula como hacer guturales sin razón alguna en medio de un salón de clases. Tan sencillo como que aquí hay pura violencia sonora: guitarras disonantes y extremadamente rápidas, un vocalista que se desgañita como si no hubiese un mañana saliéndose los gallos y casi que escupiendo sangre en el proceso, una batería que aporrea incesantemente como si estuviese aplastando cabezas.
Momentos estelares los hay en cantidad a pesar de la duración del material, ponerse a nombrarlos todos tampoco es algo que haga mucha falta, pero evitar destacar la burrísima “Sisters” con unas aporreadas barbáricas que tocan peligrosamente el territorio del blast-beat (ojo, en pleno 1983), el grito destroza-gargantas de Charlie en el track homónima a la par de un beat de batería que desata toda la adrenalina del cuerpo disponible de un solo golpe o de los estragos que le hace a su voz gritando sin discreción en “Sick of Fun” (la cual se acerca mucho a lo que sería el Grindcore) lanzando unos gallos infernales que tienen pinta de dejarle hemorragias en las cuerdas vocales. El único momento de “descanso” es la canción final, “Dead Babies”, donde bajan las revoluciones y hasta algo de melodía meten, pero lejos de desentonar o matar la gracia del asunto resulta un temazo con galones de actitud.
En síntesis, música para romper la casa y brincar como un poseso, hasta invita al vandalismo y todo. Punk tan pasado de revoluciones que hasta tuvo su papel en el desarrollo del Grindcore.
Infaltable pieza para el que nunca se conforme con que lo que escuche suene pesado y ya está, si nunca paras de buscar diversas formas de adrenalina cruda y zafia entonces Deep Wound tienen que reventar tus tímpanos alguna vez sí o sí. Una obra maestra para armar bulla y molestar vecinos.
Cuatro cuernazos enoooormes del tamaño de los huevos de estos muchachos que estaban muy mal de la cabeza...porque no le faltaban tornillos, directamente dudo si en algún momento tuvieron atornillado el coco.
J Mascis: Batería
Lou Barlow: Guitarras
Scott Helland: Bajo
Charlie Nakajima: Voz