Death - Live in L.A. (Death & Raw)

Enviado por Hawkmoon el Jue, 31/03/2011 - 17:20
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1. Intro/the Philosopher
2. Spirit Crusher
3. Trapped in a Corner
4. Scavenger of Human Sorrow
5. Crystal Mountain
6. Flesh and the Power It Holds
7. Zero Tolerance
8. Zombie Ritual
9. Suicide Machine
10. Together as One
11. Empty Words
12. Symbolic
13. Pull The Plug

"The Sound of Perseverance", el último trabajo de Death, legó, a la comunidad Deather, una obra magna de dimensiones abismales, tan intensa y dolorosa, como técnica y dotada para estar a la altura (más, si cabe) de un pasado glorioso.

Discos como "Scream Bloody Gore" (el inicio del reino Death) "Leprosy", "Spiritual Healing", "Human", "Individual Thought Patterns", "Symbolic" (mi perdición, adoro el trabajo hasta la muerte) y como no, el citado "The Sound of Perseverance", marcaron a fuego una especie de dogma a seguir en el terreno pantanoso del Death Metal. Chuck Schuldiner supo hacer crecer musicalmente su criatura hasta niveles que nunca habríamos creído, escuchando solamente su primera etapa como músico.

Innovación, sensibilidad, caña parda, atmósfera oscura, riffs maestros y temas eternos para el recuerdo. Ése es el legado de Chuck Schuldiner: siete discos maravillosos, nacidos para liderar una escena.

En pleno 2001, y habiendo hecho pública la noticia de que padecía un cáncer de lo más jodidote, Chuck Schuldiner luchaba por sobrevivir, y no solo él. Toda la escena metalera (a nivel mundial, y desde todos los géneros) se volcó con el problema de Chuck y se trató de ayudar en todo lo posible, a través, sobretodo, de recaudaciones a través de shows benéficos. Nadie quería perder, y tan pronto, al mesías del Death Metal. No estábamos preparados. Ni de puta coña. Aún nos faltaban, como poco, siete discos más de Death. Menos, era impensable.

Nuclear Blast, el sello de la banda, y aún algo lejos de convertirse en la escudería más grande del planeta Metal, apostó por editar dos directos del tour del 98 (el del "Perseverance", vaya). Así podría ganarse algo de dinerillo extra para la operación que se necesitaba. Todo el mundo aportaba su granito de arena al problemón. Pues era un problema para todo metalero, la verdad.

"Live At Eindhoven" (show en el genial Dynamo) y "Death: Live in L.A. (Death & Raw)" se editaron para ayudar a un músico en apuros, pero de rebote, a todos los amantes de la música de los excelsos Death, nos alegraron la mañana. Desde luego que sí. Death tenían, después de tantos años y tanto disco, un material acojonante, y ya era hora de catarlo en directo. Toda banda enorme merece su directo de marras. Es la ley. Almenos en el Metal. No hay más.

Vamos a vivir "Death: Live in L.A. (Death & Raw)". El show de Eindhoven es otra pasada total, pero el disco de negra portada y logo más molón que la vida misma, me atrapó más y quiero enseñártelo ya mismo. Estamos a puntito de vivir el jodido "Live After Death" de nuestros Death...¡Yeeeeaaaaah!. Minuto de silencio y al tajo. Por fín, la mejor banda de Death Metal de todos los tiempos (con el permisote de entes como Morbid Angel, Bolt Thrower o Vader) ante su público y regalando, en plena batalla sudorosa, su impagable material. Los dioses existen, y de vez en cuando bajan a la tierra para hablarnos. Pues Death hacían lo mismo. De vez en cuando, descendian de su esfera superior y nos mostraban un poquito de su poder bárbaro. ¿Te vienes a L.A? No me digas que no. Ambiente molón, clima majo, mucha fiesta, gente guapa, y de paso, concierto de Death. No te puedes negar. Ya tengo tu billete. Salimos en un segundo.

Una portada muy icónica, con el logo del grupo en plan protagonista total, y con un fondo negro (que con el tiempo, parece que actúe como luto a una era, cosa que ocurrió, para lamento de toda una generación) nos invita a pasar al local de L.A. Hace calor, la gente se tensa, la peña clama por ver a Death de una santa vez. Viajamos a 1998 y nos encontramos ante una estampa de alucine: vamos a vivir un show de Death. No importa que Chuck lleve enterrado varios años. Chuck sigue vivo. Vive en su obra. Vive, y más que nunca, en el directo que nos vamos a comer. El cierre, por desgracia, de una era que no volverá. Disfrutaré hasta el último segundo de show. Y tú. Ya verás. Si no te gustan Death es que eres un mierda. Almenos para mí. Dejaré de hablarte si al acabar el show no tiemblas de puto placer. Te lo juro. Death son la ley. Te vas a enterar...

"Intro" empieza a sonar, y nuestros huevos se nos ponen por corbata antes de empezar la historia. La banda sonora del film "Halloween", creada por el gran John Carpenter, nos calienta el ambiente mientras todo Cristo grita como un poseso. Joyita de introducción, si señor. "The Philosopher", que salta la primera, enseguida se dispone a sonar con muchas agallas, y con un poso ultra-oscurote. Se nota que vivimos en un directo y Chuck pasa de elegancia. El Death Metal se toca a todo trapo y eso hace él. Técnica, fiereza, un vozarrón tremebundo e inmitable, estilo candente, una banda que le sigue de puta madre y un himno que, demostrado queda, luce de impresión al pasar al mundo del directo. Death suenan más carnívoros que en disco. Pierden precisión, pero ganan en feeling. Impagable Richard Christy. No me extraña que Jon Schaffer le echase el ojo y se lo llevase con sus Iced Earth. Menudo tio. Un portento total.

"Spirit Crusher", "Trapped in a Corner", "Scavenger of Human Sorrow", "Crystal Mountain", "Flesh and the Power It Holds" y "Zero Tolerance" alternan las nuevas entregas con las que lo son menos, e igualmente, nos devastan todas ellas. Chuck sabe ser, además de un guitarra y vocalista excepcional, un frontman muy válido y desde el minuto uno se gana hasta al último tio de la última fila. Don natural. Don de las tinieblas. Huele a sudor, la percusión nos revienta la caja torácica, el bajo se mueve de forma libinosa y las guitarras nos han dejado el puto cerebro más seco que la mojama. Madre de Dios, Death no están por gilipolleces, y cuando les toca subirse a un escenario (bueno, cuando lo hacían) la cosa da vértigo.

Llega el momento "Scream Bloody Gore" y Chuck nos anuncia, a través de su muñeca portentosa y su púa mágica, que nos toca enfrentarnos a "Zombie Ritual". Himno total, servido con una mala leche que acojona hasta al más duro de los metalheads, y con una densidad que hace imposible que la puedas digerir. Guitarras hirvientes, baterías a punto de romperse y un Chuck sangrando a través de su bocota blasfema y nihilista. Sam Raimi y Death Metal en un solo viaje. Trepidante. Dignísima interpretación de uno de los mejores temas de Death Metal de toda la historia.

"Suicide Machine", "Together as One", "Empty Words" y "Symbolic" siguen apostando por los temas más rifferos, más dotados de técnica y tempos molones. Desde luego, es alucinante ver lo bien que lo curra Chuck, haciéndose cargo de una voz infernal y un toque de guitarra que no parece de humano. Menudo icono estaba hecho el tipo. Mención especial al otro guitarra, Shannon Hamm, un seis cuerdas muy a la altura del amo del cotarro. Una formación, sin duda, que de haber podido perseverar más en su sonido, habría llegado a ser tan icónica como las pasadas. Fijo.

La cosa se acaba (joder, tan pronto) y "Pull The Plug" se encarga de cerrar el negocio. Antes, una movida breve, y la mar de vacilona: homenaje a "Los Ángeles de Charlie". Genial "intro" para el desparrame que nos espera. Ahora, en el último tema de show, Death queman toda la carne, los instrumentos, y se lanzan a una carrera loca por lograr que nadie que haya vivido el show lo vaya a olvidar facilmente. Pastillas de guitarra quemadas, unos solazos de impresión y más energia, tremendamente, bien enfocada. Punto final cojonudo. Un clásico no merece menos que a una banda dándolo todo por estar a la altura. El último alarido me pone la piel de gallina. El último berrido del amo. Abismal.

La verdad, "Death: Live in L.A.", como trabajo en vivo es devastador, como legado de una era, para mí, es algo ultra-especial (pues reverencio la obra entera del tito Schuldiner) y pese a no tener un sonido tan pulido (sobretodo comparando con sus obras de estudio) y a un público, a veces, algo ignorado, se erige como una caña de trabajito en vivo.

Echo de menos algunos temillas sacros ("1000 Eyes", "Living Monstrosity", "Flattening of Emotions", "Lack of Comprehension", "Overactive Imagination" o "Misanthrope", por citar algunas) y el sonido se puede mejorar. Por otro lado, es un pedazo de directo al que poco le importa lo que se diga de él. Es fiero, crudo y pasa de todo. Como buen disco de Death Metal.

Punto y final a una carrera que aún, a día de hoy, crea escuela. Y la que creará. Larga vida a Death. Larga vida a Chuck Schuldiner.

4 cuernos (medios) para el viaje a L.A. de Chuck y sus Death. Nunca hizo más calor en la ciudad.

Chuck Schuldiner - Voz y guitarra
Shannon Hamm - Guitarra
Scott Clendenin - Bajo
Richard Christy - Batería

Sello
Nuclear Blast