Death Breath - Let it Stink

Enviado por El Marqués el Sáb, 03/11/2012 - 23:02
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1. Giving Head to the Dead
2. His Protoplasmic Worship
3. Maimed and Slaughtered (Discharge)
4. Dead But Walking
5. Lycanthropy (G.B.H.)
6. Sacrifice (Bathory)
7. Twisted in Distaste

Hemos hablado muchas veces de la corriente rockera escandinava en la segunda mitad de los 90. Muerto y enterrado el Grunge, con diversos bodrios denominados Nu Metal y Post Grunge tratando de acaparar la escena, quienes creíamos saber diferenciar lo bueno de lo vomitivo, encontramos muchas horas de felicidad en los discos de Backyard Babies, Hellacopters, The Hives, Gluecifer, Diamonds Dogs o Turbonegro, oleada de bandas que si hubieran surgido en 1973 habrían capitaneado una revuelta aun más poderosa que la que tuvo lugar en el 77. Principalmente porque tenían las mismas ganas, y encima sabían tocar mucho mejor sus instrumentos.

En 1998 el panorama era muy diferente; todas estas bandas tenían calidad para parar un tren, pero, en los albores del siglo XXI, el público había visto y escuchado demasiadas cosas ya, y no era sencillo impresionarle. Ninguno de los combos citados consiguió un status como para mantenerse, uno tras otro fueron cayendo, pero en aquel frente había tanta esencia que, de sus cenizas, surgió una relación de bandas que por si solas constituyen un movimiento que el oyente aplicado debería conocer y saber valorar.

¿Necesitamos nombres? Pues ahí están Thunder Express, Imperial State Electric, Bloodlights, Bitter Twins...provechoso legado que han seguido y seguirán manteniendo tipos como Sulo, Captain Poon, Robert Dahlqvist o Nicke Borg; gente que se ganó el cielo tiempo atrás con todas aquellas maravillas que fueron los Cds punteros del abrasivo rock and roll norteño que nos invadió hace ya quince años, y que protagonizó un movimiento que parece haber quedado en la nada, si bien a día de hoy, ya nos gustaría poder disfrutar nuevamente de semejante avalancha de actitud y creatividad.

Nicke Andersson, el frontman de Hellacopters, el batería de Entombed, fue capaz de llegar mucho más lejos que todos sus compañeros de generación. Demostró que cuando llevas la música en el alma, puedes enfrentarte a lo que sea. A cualquier cosa que te echen, al más difícil de los retos. Y hacia 2005, según veía caer a sus colegas Gluecifer, aparcó su actividad con los ´Copters, y se internó de nuevo, como si tal cosa, por los senderos del Death Metal que había trabajado años atrás.

Death Breath habían editado un Ep homónimo en 2006, del que Beetleye, our brother from Granada, nos habló en su momento con total exactitud. Ese mismo año, "Stinking Up the Night", el primer larga duración, vió la luz. El principal mérito de estos trabajos fue recuperar el Death/Black incendiario y arrollador, descarnado, que en los 80 habían inventado Possessed, Death y demás leyendas. Nada de melodías, nada de juegos armónicos a las dobles guitarras. Únicamente azufre, devastadora tralla al dictado de las inquietudes del Diablo.

Un año después, 2007 según el calendario de Nuestro Señor, Death Breath pusieron un nuevo punto y aparte a su existencia, tras publicar este divertimento malévolo, en que se reencontraron con viejos conocidos como Scott Carlson -el bajista/vocalista de Repulsion, artícife de esa perversa y demoníaca obra del arte más obsceno que es "Horrified", señores-; en que rindieron homenaje a sus maestros (G.B.H., Bathory, Discharge), y en que dedicaron 24 minutos de los surcos de un frio Cd a impartir una lección de lo que es el Metal más brutal, extremo e inhumano. Grind, Hardcore, Black y Death corrosivos en esta verdadera pieza de museo. Guturales con feeling, vocalizaciones que brotan desde los confines del Infierno, riffs capaces de frenar el huracán que ha asolado la Costa Este de Estados Unidos, y un trabajo a la batería que haría palidecer al mismísimo Dave Lombardo.

Nicke, eres auténtico. Te queda que ni pintada la gorra de plato, pero, cuando quieras, vierte de nuevo sobre nuestra piel la cera caliente del más genuino de tus proyectos. El cruel hálito de la muerte que supiste crear en las canciones de Death Breath.

Ah, si, la portada y el título hacen una alusión burlona a no se qué grupo de Liverpool.

Robert Pehrsson: Guitarra, Voz en temas 2,3,4,6
Nicke Andersson: Batería, Guitarra, Bajo
Scott Carlson: Voz en 1,5
Erik Sahlstrom: Voz en 7

Sello
Black Lodge