Darkthrone - Hate Them

Tres años más allá del discreto pero malévolo y digno Ravishing Grimness, las huestes de Darkthrone eran convocadas de nuevo. Fenriz y Nocturno Culto hacían sonar su tétrico reclamo. Parecía quedar atrás la crisis compositiva de Darkthrone tras su anterior descarga, y lo que es más: aunque hubiesen terminado su famosa racha de “a disco por año”, parecían seguir con intención de continuar a pié de guerra contra el judeocristianismo y todo lo que oliese lo más mínimo a luz, gloria o a redención. Una vez diría Ihsahn que el black metal era la respuesta cultural; los monstruos que la propia sociedad había creado. No obstante, pocas bandas pueden atestiguar con semejante rebeldía y altanería esto como lo podría hacer Darkthrone.

Una vez más, como ya lo había sido otras numerosas veces (y otras tantas que quedan por delante), los noruegos venían a recordarnos todo lo anteriormente expuesto con otro álbum de estudio, aquel que sería conocido por el lacónico nombre de Hate Them. La portada, que se decidió que recuperase la oscuridad de las anteriores (recordemos que el Ravishing no tuvo un artwork demasiado dark), no parecía terminar de cumplir con los cánones de la banda, pero como de costumbre… se demostraría que lo importante: que es que la música de Darkthrone se seguiría sosteniendo por sí misma cuan sortilegio diabólico. Porque sí… en posteriores lanzamientos, habrá cierta legitimidad para los más trves para criticar la obra de Fenriz y Nocturno, pero no en Hate Them. Posteriormete, en función de los gustos y convicciones, se podría criticar o directamente despreciar discos como Sardonic Wrath, The Cult Is Alive o el F.O.A.D., por ejemplo… aunque no crea que sea lo más justo ni de broma. Pero aquí estamos, tratando una vez más una entrega de black metal al uso de los iconos más famosos de la escena (junto con Burzum, Mayhem, Immortal o Emperor).

Hate Them presenta varias cualidades para el seguidor de la banda. La primera, sería la mejora de Nocturno en las voces respecto a Total Death y Ravishing Grimness, y la segunda, una crudeza que va más allá de cualquier convencionalismo musical. Hablar de crudeza en un álbum de Darkthrone en particular es como hablar de melodía en un trabajo concreto de Europe, no se si se me entiende… es algo redundante y obvio cuanto menos. El tema es que aquí, incluso esas melodías tan cíclicas y ancestrales que se podían escuchar en el Ravishing (eco quizás del Panzerfaust y el Transilvanian Hunger), parecen irse lejos para dar paso a riffs y compases más viscerales y rudimentarios. Darkthrone se ponen feos… guarros… más si cabe. No digo que sea un nivel de salvajismo nunca visto, porque sencillamente no lo es. No es algo que no se hubiera hecho con anterioridad en entregas como A Blaze In The Northern Sky o en Under A Funeral Moon, pero sí que hay que reconocer que no fue una mala jugada por parte de esta pareja de herejes.

Tracks como Rust, demuestran un tremendo dominio de malevolencia y salvajismo. Puede que para la carrera de los noruegos esto no sea más que “otra buena pieza”, pero uno no debe permitirse olvidar que lo que aquí se gastan Darkthrone, es algo prácticamente inalcanzable para la rotunda mayoría de agrupaciones del black metal. Pocos o casi nadie, incluso entre los más adelantados aprendices de la movida de Darkthrone, pueden transmitir lo que ellos. Pero vaya, que volviendo al Hate Them, también está por ahí la ya algo “crustie” Det svartner nå… aunque me gustaría más hablar de Det svartner nå, ya que tiene muchos más aires de querer sonar más a clásica (esto se debe a su mítico deje oxidado y polvoriento). Aunque quizá aún sube más la apuesta llegados a Striving for a Piece of Lucifer, la verdad… cuesta decidirse entre ambas. Aunque lo bueno es eso: que no hay que decidir.

Puede que a estas alturas, y habiendo derramado tanta tinta en honor de estos señores de la Noruega más cruda, sobren las palabras. Todos sabemos lo que esperar de Fenriz y Nocturno, y los que conocemos DE VERDAD a Darkthrone, ya directamente conocemos todo su material sin falta, con mayores o menores atenciones en estos o aquellos discos. Pero… siempre viene bien tenerlo todo miradito, porque hay ciertos discos, que aunque no sean sacrosantos o “clásicos”… aunque no sean piedras angulares u obras referentes de su discografía… se gozan. Porque si te va el black metal noruego; el rollo gélido, crudo e inclemente… sencillamente debería entrarte cualquier vástago de la banda. Total: todos sus trabajos tienen la misma identidad… ¡Incluso los que se alejan más del black y entran en terrenos punk, heavy y speed metal! Eso es talento y saber hacer.

Por tanto… voy a optar por no alargarme. Ponemos tres cuernos y un 6,25. Que creo que aquí todos sabemos de qué va el asunto. A partir de aquí, los tipos se irían distanciando de su estilo más ortodoxo, pero por otro lado, no dejarían de ser los referentes que todavía a día de hoy son. Sencillamente… saldrían de su nicho por tomar el aire. Después de todo… después de tantos discos de “trve norwegian black metal”… el hueco ya debería oler a primavera, si ustedes me entienden.